Conocer nuestra geografía. He ahí uno de los grandes alicientes para que muchos espectadores sigamos cada tarde 'La Vuelta Ciclista a España'. ¿Pero quién paga la fiesta? Por supuesto que hay patrocinadores e instituciones que apoyan la causa. Pero mucho me temo que en muchos casos son las Diputaciones las que corren con la mayor parte. Como la nuestra.

Y no seré yo quien arremeta contra estas retransmisiones que plácidamente vemos en nuestras sobremesas íntimas. Pero sí quisiera decir algo al respecto. La última serie viajera que produjo la televisión pública fue 'España entre el cielo y la tierra'. Sucedió en 2005. Han pasado 12 años. La serie ha quedado obsoleta. Comenzando por su soporte. En los tiempos del HD la fotografía de la susodicha serie "canta" por soleares, de tan pixelada. Cada vez que se ha emitido, lo que ya ha ocurrido en una docena de ocasiones, congrega a varios cientos de miles de espectadores.

La Vuelta, tan respetable, es material fungible de usar y tirar. Una transmisión que nace y muere en el día, y que a nadie se le ocurre recuperar en el tiempo. Todo lo contrario de lo que sucede con los documentales. Imaginemos por un momento que todas las Diputaciones dedicasen un capítulo de sus presupuestos equivalente a lo que les puede suponer el paso de la Vuelta a llevar a cabo un documental riguroso sobre su geografía. No conozco con detalle lo que cuesta la ronda ciclista. Pero no creo que sea barata. Me temo que con lo destinado a unas cuantas ediciones cada provincia podría tener un documental de lujo del que en la actualidad, por lo general, carecen. Bastaría con que TVE coordinase a las administraciones. Pero qué ingenuo soy. Sé que eso es muchísimo pedir.