Uñas de acero y piel de mantequilla, decía Iñaki Gabilondo hace unos meses sobre la relación con la prensa que tiene Podemos, el partido de Pablo Iglesias, ese político que a veces, según la cuestión, parece sacarse de su coleta un caramelito de regalo para el periodista que le hace "una buena pregunta" o un dardo de reproche por su atrevido interés en llegar al fondo. Al hilo de esa relación, el martes, huyendo como un jabato en celo de 'El hormiguero', a donde llevaron a las Nancis rubias, el grupo de pachanga de Mario Vaquerizo, me fui a 'El intermedio', que ni falla ni decae. Como informativo juguetón, después de hacer una especie de sorteo a ciegas entre partidos y sus posibles marrones, siempre cae algo en la cesta del interés que escapa a la lupa del resto de noticiarios. Al partido de Pablo Iglesias le tocó el marrón de su relación con los medios de comunicación, relación que sería otra si don Pablo pudiera manejar, más, el cotarro.

Le pirra, le pirra un periódico, una radio, una tele. Pero si él decide lo que ha de hacer y decir, publicar y emitir. El último, increíble, nauseabundo y antidemocrático gesto, al estilo de un Donald Trump tarumba, es el veto a varios medios nacionales -El País, la Ser, El Periódico de Catalunya, pero ni con el delirante digital de Eduardo Inda puede estar justificado-. Los de Podemos organizaron un desayuno informativo para presentar a los portavoces estatales del partido, pero bajo el concepto de off, o sea, off de record, en la jerga periodística, o un encuentro privado, como lo definió Noelia Vera, portavoz de Podemos para defender esa invitación selectiva. Ay, ay, don Pablo. Cada vez asoma más una pata que me aterra. Algo sabemos. Para ustedes hay medios on y medios off.