Un grupo de chavales vecinos de la localidad corverana Cancienes se cuela semana sí, semana también, en el reality de Telecinco «Acorralados», que se graba en Ludeña (Infiesto) para llevar comida a los concursantes. «No queremos que los famosos se vayan de Asturias muertos de fame», cuentan. Hasta en tres ocasiones han conseguido burlar las medidas de seguridad de la cadena de televisión para llevar «productos asturianos» a los concursantes, que no les está permitido mantener contacto con el exterior. Queso cabrales, callos, jamón, tabaco, y hasta una cabeza de cerdo consiguieron introducir en la casa de Ludeña. Los hechos han sido puestos en conocimiento de la Guardia Civil y esta mañana uno de los jóvenes que consiguió colarse en el concurso tendrá que prestar declaración en calidad de testigo en el cuartel de Infiesto.

«Todo empezó porque el padre de un amigo estuvo en Ludeña, y nos dijo que se veía todo el concurso. No teníamos nada mejor que hacer y fuimos para allá, a ver qué se cocía», cuenta Jesús A. N., de 31 años, que hoy declarará en el cuartel de la Benemérita. «Vimos a Antonio David y "El Dioni", los saludamos y les dijimos que les íbamos a llevar comida», cuenta el joven. Dicho y hecho. Volvieron por la noche cargados de jamón, latas, chocolatinas y hasta tabaco. Entraron cinco chavales y lo hicieron «sin problema, porque no lo tienen muy bien montado», explica el grupo de jóvenes.

Ese primer día estuvieron en la letrina que está en el exterior de la casa. Allí dejaron la comida. Y aprovecharon para dejar una nota manuscrita a los concursantes: «somos unos vecinos de Cancienes, aquí os dejamos un poco de comida, que gane el mejor». También aprovecharon para grabar en la madera de la letrina el nombre de su pueblo: Cancienes.

La experiencia les pareció muy divertida y consideraron que no hacían «mal a nadie, porque no rompimos nada, ni estropeamos nada», así que repitieron. En la siguiente ocasión llevaron una cabeza de cerdo y hasta un bote de callos. «Nos dejamos una pasta», comenta uno de los jóvenes. También dejaron en la casa de «Acorralados» en Ludeña unas camisetas y un gorro de la marca de bebida Cacique. Al día siguiente vieron en la televisión que «El Dioni» llevaba su gorro «y ahí ya nos crecimos», cuentan los chavales.

Más adelante la cosa se complicó. Uno de los concursantes, Antonio David Flores, fue sorprendido comiéndose a escondidas los manjares de Cancienes. En concreto, un sobre de jamón «y del bueno» que la pandilla había dejado en la casa del concurso. «Me levanté una mañana, fui a la letrina y ahí me encontré colocado justo enfrente el jamón. Pensé que me había tocado la lotería, a mí y a todos, para el momento en el que pasáramos hambre», mintió el ex marido de Rocío Carrasco, que ya llevaba una temporada dando buena cuenta de los manjares de Cancienes. A la audiencia del programa no le sentó bien que Antonio David jugase con ventaja sobre el resto y fue expulsado del concurso por votación popular.

Los de Cancienes aún entraron en la casa una vez más. Ese día había gala en directo. «Escuchábamos la voz de Jorge Javier Vázquez, podíamos haber saltado al programa en directo, pero nos comportamos», cuentan. «Deberían mirar eso de la seguridad, porque cualquier día entra un alloriao, no nosotros, y la arma», dicen. Mientras, Cancienes vive pegado al televisor, a ver si enfocan de una vez el nombre del pueblo grabado a navaja en la letrina.