JORGE ÁLVAREZ | VIGO

Nueva entrega de MasterChef y nueva semana en la que la gallega Lidia sobrevive a otro edición del programa de TVE española que presenta Eva González en compañía de Pepe Rodriguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera. La de Caldas vivió la gloria de ganar la primera prueba a rozar la salida del reality en la prueba de eliminación.

El periplo de la concursante gallega en el programa de TVE es lo más parecido a un viaje en montaña rusa. Comenzó en lo más alto discutiendo con Pepe para ir rebajando el tono a medida que las críticas del jurado se sucedían. Hasta su discusión con Eva González en su viaje a Cuenca la colocaron en un lugar en el que no parecía a gusto. "Tienes que cree más en ti" remató Jordi Cruz en su último veredicto en el pasado programa. Y parece que el recado no ha caído completamente en saco roto.

Lidia, la dietista con carácter que quiere dejar claro que la alimentación sana no está reñida con la buena gastronomía, se convirtió ayer en la ganadora de la primera prueba de MasterChef. Un reto que como el de su versión infantil en el que se les proponía preparar una quiche y una sopa. Previa clase de la también gallega Beatriz Sotelo (estrella Michelín en Galicia con el restaurante La Estación y miembro del Grupo Nove), Lidia completó una propuesta aceptable en su quiche y algo arriesgada en su sopa. Esa audacia, desconocida hasta ahora en su cocina, le valió el reconocimiento del jurado y la medalla de oro de la prueba.

La victoria en la primera fase supone un beneficio en la segunda. Como triunfadora, Lidia se convirtió en la capitana de uno de los equipos que cocinarían para los clientes de un hotel cinco estrellas en Andorra. En un resort del "principado conocido por sus compras libres de impuesto", según Eva González, los cocineros tuvieron que enfrentarse a las comandas envenenadas de dos invitados especiales como eran Xavier Deltell y Jorge Larrodera. Memorable fue el momento en el que Kevin tomaba nota de un pedido en francés o en el que el andaluz Antonio hacía gala del tópico tomándose a chiste una llamada.

El paso de Lidia por la dirección de las cocinas en el gran hotel de lujo, en cambio, no se tradujo en éxito. Superada por las circunstancias, perdió el control de sus ayudantes e incluso se ganó una bronca de Jordi Cruz. Su equipo no ganó.

Lo hizo el de la uruguaya Sally que tampoco las tuvo todas consigo para alzarse con la victoria. La presencia de Pablo -uno de los participante más controvertidos de esta edición de MasterChef- en su grupo se tradujo en momentos de caos. Sólo cuando éste abandonó la cocina para entregar un pedido lograron cocinar con orden y tranquilidad. Premio para ellos que, al contrario que el resto, vivieron la prueba de eliminación desde la barrera.

Cuestión de huevos... de chocolate

La prueba de eliminación de la última edición de MasterChef ha sido la más dulce de las vividas en esta temporada. La dificultad residía en rellenar dos pequeños huevos de chocolate con diferentes texturas de chocolate y convertir un huevo de Pascua en una versión rápida de los estilísticos Fabergé.

Aquí la suerte fue dispar pero Lidia sobrevivió a la prueba con una presentación simple y austera. "Me sorprende que puedan juzgarlo como algo serio", confesaba en un aparte.

No corrió la misma suerte Encina, la veterana participante de MasterChef. Su anárquica cocina y su decidida postura de no dejarse seducir por la cocina contemporánea le abrieron las puertas para salir de un programa que parece caminar hacia esa versión blanca a la que nos tiene acostumbrados después de la sacudida del 'León Come Gamba'.