En poco más de un año, la serie 'Girls' ha conseguido situarse entre los programas de mayor éxito de la televisión americana y traspasar las fronteras de Estados Unidos. Aunque se emite en el prestigioso canal HBO, su verdadero mérito no solo se debe a tener un padrino de lujo, sino a narrar una historia cercana y real con uno de los paisajes urbanos más atractivos del planeta como escenario: Nueva York.

Su joven directora, Lena Dunham (Nueva York, 1986), ha tratado de llenar el vacío generacional que existe entre 'Gossip girl' y 'Sexo en Nueva York' y el resultado ha sido un acierto: una mirada cómica, irónica y agridulce a la vida de un grupo de veinteañeras que intentan encontrar un trabajo digno y seguir pagando el alquiler en Greenpoint (Brooklyn), uno de los barrios más 'hipsters' de la Gran Manzana.

Cuentan que esta serie, cuyos capítulos apenas duran 30 minutos, no es apta para todos los estómagos y de hecho el número de defensores y detractores se mide casi a partes iguales. Lo cierto es que Dunham ha cambiado el discurso habitual, algo que no siempre es bien recibido, y se ha atrevido a narrar las experiencias de la postadolescencia desde una perspectiva más cruda, ácida, incómoda y al borde de la censura.

La directora de 'Girls' ha volcado algunas de sus vivencias personales en Hannah, el personaje protagonista al que da vida, cuya obsesión por convertirse en escritora choca con su situación profesional como becaria y con la decisión de sus padres de no continuar financiando su carrera. Junto a ella, completan el reparto Jemima Kirke, Allison Williams, Zosia Mamet, Christopher Abbott, Adam Driver y Alex Karpovsky, seis amigos cercanos también a un simulacro de fracaso que amenaza sus vidas.

La serie arrancó en abril de 2012 y hace apenas unas semanas que terminó la segunda temporada. En este tiempo, 'Girls' ha sido galardonada con dos Globos de Oro a la mejor actriz y la mejor serie de televisión y ha sido nominada a varios Emmy y a los galardones que cada año otorga la Asociación de Críticos de Televisión.

El secreto de su éxito no reside en contar grandes hazañas, sino en poner bajo un microscopio escenas aparentemente normales que no tienen ningún interés especial y que Dunham transforma en conversaciones brillantes.

De comienzo no existe algún tipo de enganche de la serie en los primeros capítulos, pero es compensado por el carácter de las mejores amigas de Hannah: la perfeccionista Marnie, unida desde hace cuatro años a un novio del que ya no está enamorada; la joven, insegura y peculiar Shoshanna; y su prima británica, Jessa, una neohippie con una fuerte atracción por las relaciones complicadas. A pesar de sus diferencias, las tres completan un puzzle con el que Dunham retrata a una generación vulnerable, inestable y frágil, pero también creativa y con un futuro esperanzador.

A pesar de haber sido tachada como la nueva 'Sexo en Nueva York' para 'hipsters', 'Girls' se aleja de la imagen de Carrie Bradshaw y se acerca al espectador con la vida de unos jóvenes que no han logrado el éxito profesional, no comen en restaurantes de lujo ni se gastan cientos de dólares en zapatos y se ven obligados a aceptar casi cualquier trabajo para poder pagar el alquiler del piso compartido en el que viven.

Pero en el fondo hay algo que 'Girls' comparte con el resto de series ambientadas en la ciudad de los rascacielos: destacar y diferenciar aquello que hace especiales y distinguidos a todos sus habitantes, sea cual sea su situación laboral y personal. Tal y como dice Hannah frente al espejo al comienzo de la primera temporada: "Eres de Nueva York. Por lo tanto, eres interesante por naturaleza".