Abetos de Douglas, troncos profetas, gigantes, enanos, litros de café y tarta de cereza conformaban el paisaje imaginario de "Twin Peaks", una serie donde lo extraño y lo cotidiano se fundían de un modo nunca visto en televisión y cuyo regreso, el 22 de mayo, es uno de los más esperados en muchos años. El final abrupto de una accidentada segunda temporada, con problemas de audiencia, un 10 de junio de 1991, dejó al espectador congelado y con la incógnita de si se cumpliría lo anunciado por Laura Palmer en un sueño del agente Cooper: su reencuentro 25 años después.

A punto de desvelarse el misterio -o no-, varios autores, entre ellos el propio Lynch, el creador de "Los Soprano" David Chase o el cineasta Nacho Vigalondo analizan el impacto de la serie y cómo se convirtió en fenómeno de culto en el ensayo "Regreso a Twin Peaks", de Errata Naturae.

Enric Ros, coordinador del libro, ve en ese paisaje alucinado "cierto fracaso del proyecto edénico norteamericano" y en la serie un relato fundacional sobre la eterna cuestión de la lucha entre el bien y el mal, con la peculiaridad de que la intuición, las corazonadas y los sueños reemplazan a la razón en la búsqueda de la verdad.

Todo comenzó con Marilyn Monroe. El director de "Carretera perdida" conoció a Mark Frost, coguionista de la serie, a raíz de un proyecto para adaptar un libro sobre la ambición rubia que nunca salió adelante; la química entre ambos alumbró otro guion, la comedia "One Saliva Bubble", que tampoco se llegó a rodar. Finalmente fue el representante de Lynch, Tony Krantz, quien les propuso que escribieran juntos algo para televisión. Frost y Lynch se reunieron y lo primero que surgió fue la imagen de un cadáver flotando en la orilla de un lago.

En principio la serie se iba a llamar "Northwest Passage" y transcurría en Dakota del Norte. Después de ver "Peyton Place" para estudiar el comportamiento de una serie tradicional, los dos autores plantearon el proyecto como una mezcla entre una investigación policial y la vida de los habitantes de un pueblo cuyo mapa existencial estaba perfectamente trazado.

La cadena ABC invirtió nada menos que cinco millones de dólares en el piloto, y les dio total libertad creativa, apostando por la experimentación para tratar de plantar cara a la creciente competencia del vídeo y la televisión por cable.

Sobre su proceso creativo, Lynch confiesa que había un arco argumental para satisfacer a los ejecutivos, pero la improvisación era constante, incluso en los principales nudos de la trama. Del mismo modo que el agente Cooper confiaba en la casualidad y los sueños para resolver el caso de Laura Palmer, Lynch y Frost se dejaban guiar por sus propios pálpitos.

Tanto es así que los dos personajes claves en el desenlace de la serie, Mike y Bob, nacieron de una decisión improvisada durante el rodaje de un final alternativo del episodio piloto, al que estaban obligados por contrato para que la producción tuviera vida como largometraje en el mercado europeo del vídeo. La película se llamó "Asesinato en Twin Peaks" y llegó a los videoclubs europeos antes que la propia serie.

El primer episodio de "Twin Peaks" se emitió en Estados Unidos el 8 de abril de 1990 a través de la cadena ABC en horario de máxima audiencia y fue un éxito inmediato, al igual que el resto de los ocho episodios de la primera temporada. La segunda, en cambio, fue más irregular. Frost y Lynch no pudieron trabajar juntos y el segundo participó menos en la escritura porque estaba haciendo "Corazón salvaje".

Los cambios en la parrilla decididos por la cadena no ayudaron y la serie tuvo un final algo precipitado, aunque Lynch se declara satisfecho con el último episodio, que dirigió él y que escribió Frost junto con otros dos guionistas.

El próximo 22 de mayo, todo ese mundo extraño volverá a irrumpir en las pantallas de televisión en medio de grandes expectativas. La cacareada nueva edad de oro que han vivido las series de televisión en los últimos años ha obligado a echar la vista atrás y reconocer a "Twin Peaks" como la precursora.