Padres, madres, abuelos y, sobre todo, cientos de niños de todas las edades, incluidos los bebés en carritos, celebraron ayer en las calles el arranque de la Semana Santa 2013. Fue un Domingo de Ramos pasado por agua, al menos en los momentos de las celebraciones religiosas más importantes, la tradicional bendición general de palmas y ramos desde el atrio de San Francisco y la procesión de "La Borriquita".

Con todo, los aguaceros no desanimaron a las numerosas familias que llevaron a los más pequeños de la casa hasta A Ferrería para cumplir con el rito de tocar y golpear con las palmas y ramos la imagen de Jesús triunfante entrando en Jerusalén.

Los paraguas se hicieron imprescindibles y durante la bendición general la plaza de A Ferrería (a excepción de la zona vallada parcialmente por las obras de mejora) apareció cubierta de sombrillas. También el paseo de Antonio Odriozola o las escalinatas de San Francisco, otros de los puntos donde se situaron las familias para seguir el oficio religioso.

Con todo, el mal tiempo no desanimó a los fieles ni tampoco a la Junta Coordinadora de Semana Santa, que optó por mantener el programa de la procesión a pesar de que la lluvia irrumpió poco después del arranque. Precisamente en el momento en el que el desfile religioso llegó a A Ferrería se desencadenó un fuerte aguacero (al igual que había sucedido momentos antes en la bendición de palmas) y gran parte de los asistentes se refugió en los Soportales.

También el párroco de San Bartolomé, José Lage Radío, que este año celebrará su 53 aniversario como sacerdote, optó por esperar unos minutos a cubierto hasta que pasase el fuerte chaparrón.

Éste obligó a acelerar el desfile religioso, que siguió bajo la lluvia y se recogió finalmente en la basílica de Santa María.

Fue por lo demás un nuevo Domingo de Ramos jubiloso en el que buena parte de los más pequeños estrenaron vestidos, abrigos, zapatos etc y la mayoría compartió almuerzo familiar. "En mi casa siempre había alguna prenda de ropa que estrenar hoy y ahora que he tenido un hijo me gusta mantener eso", explica Lara Aboal, que espera con el carrito de su bebé en los Soportales a que escampe.

A unos metros, la pequeña Miriam, de 3 años, muestra orgullosa a su abuela y a la concurrencia su nuevo vestido, "regalo de la tía Araceli", explica, para el Domingo de Ramos.

Y si la lluvia arreció en distintos momentos de la mañana, durante la tarde dio una tregua para que los niños pudiesen disfrutar de los juegos en el centro histórico y sus padres reposar tras haberlos cargado en brazos a fin de facilitarles que tocasen con las palmas la imagen de "La Borriquita".