El buen tiempo se alió ayer con la Festa da Brincadeira, que un año más llenó el casco histórico de Bouzas de gente y puestos de artesanía y comida. La cita celebra el papel que jugaron los vecinos de la villa en la expulsión de las tropas francesas en 1809 y atrae cada año a miles de personas. Entre ellas acudieron ayer el alcalde y la delegada de la Xunta.