Una semana después de conocerse la existencia de otro sistema solar con siete planetas similares a la Tierra y alta probabilidad de albergar vida, cobra todavía más fuerza el papel de Baiona en la Historia. Si el descubrimiento astronómico es, por el momento, la noticia del siglo XXI, cabe imaginar la trascendencia que pudo alcanzar hace 524 años el hallazgo de otra civilización más allá del océano. Y fue la villa pontevedresa la primera en conocer aquella nueva, a través de la tripulación de La Pinta La Pintaque recaló en su puerto tras un proceloso tornaviaje. Su capitán, Martín Alonso Pinzón, volvió a relatar ayer la gesta colombina y las penurias del regreso de ultramar ante un numeroso público, que se congregó a la carrera en torno a la céntrica playa baionesa de A Ribeira, aprovechando un paréntesis entre los chubascos, que no lograron aguar la XXII Festa da Arribada, un evento de interés turístico internacional desde el año pasado.

La Arribada, desde el cielo. // Concello de Baiona

Y es que pese a las intermitentes lluvias, la cita anual de Baiona con el medievo se despidió con una afluencia de 160.000 personas a lo largo de tres jornadas de festejos, según los datos del Concello. Muchos de los asistentes disfrutaron ayer de la representación de la "Arribada del Descubrimiento", la pieza teatral que centra las celebraciones y relata el desembarco de la carabela, interpretada por el grupo local Non si? Teatro -que dirige Mónica Sueiro-, con la colaboración de actores como Fran Paredes en el papel de Pinzón, Sergio Zerraeta como el corregidor Paio Veloso y Tito Asorey, que encarnó a Cristóbal García Sarmiento, el piloto miñorano de la embarcación.

Así es la noche en la edad Media. // Concello de Baiona

Tras la sobrecogedora narración de los exhaustos navegantes y la presentación de tres indios como prueba de la existencia de otras culturas en ultramar, dos mensajeros a caballo partieron hacia la corte para trasladar la buena nueva a los Reyes Católicos, mientras los baioneses acataban las órdenes de su mandatario de cuidar a los marineros y aborígenes enfermos.

Una historia que se repite, pero jamás aburre y que arrancó calurosos aplausos entre la multitud, que enseguida se disolvió y dio por finalizados los tres días de cita con el medievo que desplegaron en la localidad más de doscientos puestos de artesanía y productos gastronómicos típicos como el chorizo, churrasco, empanadas y dulces de toda clase. Todo aderezado con diversas actividades lúdicas como las justas de caballeros, las demostraciones de cetrería, exposiciones varias, atracciones infantiles de aventura y talleres, oficios gremiales en directo, animación de calle y música.

Cetrería, espectáculo, gastronomía...: así es la Arribada. // Marta G. Brea