Redondela quemó ayer la crisis como colofón a los actos del Entroido, en una jornada que abarrotó durante toda la tarde el centro urbano. Miles de personas dieron color y alegría a calles durante el tradicional desfile de disfraces individuales, parejas y grupos, una de las citas más participativas del Carnaval.

Los redondelanos volvieron a demostrar su sentido del humor y originalidad en el concurso de disfraces. Trajes y máscaras para todos los gustos, donde no faltaron pitufos, piratas, payasos, mariachis, trogloditas, indios y vaqueros, que protagonizaron una animada fiesta cuyo epicentro juvenil estuvo en la plaza de Figueroa, con música y barras para "refrescar" el cuerpo de los asistentes.

Los mayores también tuvieron su espacio en la Plaza de Ribadavia, donde una orquesta amenizaba la verbena.

El momento estelar se vivió con la quema del Meco, que igual que hace dos años, representaba a la crisis económica. Los saltimbanquis y malabaristas del grupo River se encargaron de reducirlo a cenizas, en un espectáculo pirotécnico más discreto que años anteriores, precisamente por la situación actual de crisis.