Vigo se prepara para la Reconquista. La fiesta que conmemora la expulsión de los soldados franceses de la ciudad está a la vuelta de la esquina. Las calles del Casco Vello ya se están preparando para que el histórico barrio retroceda 200 años en el tiempo y se traslade a la época en la que actividades como la pesca, la agricultura y el comercio centraban el motor económico de la urbe. Pero no eran las únicas. El vino era otro de los elementos preponderantes del Vigo de comienzos del siglo XIX. La Casa Galega da Cultura acoge desde ayer una exposición con más de 40 vestimentas de la época que se centran en los ropajes que utilizaban los vigueses para tener tan preciada bebida sobre sus mesas.

El alzamiento popular del 28 de marzo de 1809, que convirtió a la ciudad en la primera localidad de Europa que lograba expulsar al ejército de Napoleón de una plaza conquistada, tuvo gran importancia entre las familias viguesas, buena parte de las cuales se dedicaba al mar y a la huerta. Esa estampa quería reflejar Patricia González, comisaria de la exposición sobre la Reconquista. "Cada año intentamos darle un nuevo aire a la colección de trajes que presentamos", comenta la diseñadora, quien añade que "en esta ocasión elegimos todo lo relacionado con el mundo del vino por la importancia que tenía en la época".

El proceso de elaboración del vino abarcaba buena parte del año, por eso los ropajes expuestos atienden a varias estaciones del año. El cuidado de la uva (poda, sulfatado y vendimia) era un proceso complejo que requería un trabajo minucioso y unas prendas holgadas que ofreciesen comodidad a los trabajadores. "Los visitantes no deben esperar trajes de gala ni para una cena. Los vigueses eran trabajadores y así se muestran en esta exposición", asegura González.

A diferencia de lo que ocurre hoy en día, por aquel entonces la ropa estaba confeccionada con telas rústicas fabricadas artesanalmente, algo que la comisaria ha querido mantener en la muestra. "Dentro de nuestras posibilidades continuamos la línea que se seguía en el siglo XIX", señala. "Está claro que ahora no podemos hacerlo todo de manera manual porque carecemos de tiempo para ello, pero una parte de la exposición sí que sigue este patrón", añade.

Sin embargo, los maniquíes no estarán solos. Dos decenas de pequeñas muñecas, completamente ataviadas como trabajadoras de la viña, completan la muestra. "A los visitantes les van a encantar porque a muchos les transportará a su infancia. Es como un viaje en el túnel del tiempo", comenta la diseñadora de la muestra.

González es diseñadora por vocación. Sus inicios en el baile y música tradicional desembocaron en un taller de costura, hace ya 18 años. Siempre ha enfocado sus creaciones hacia lo añejo y ya son varias ediciones las que ha colaborado con la Asociación Vecinal y Cultural del Casco Vello, organizadora de la exposición. Es parte esencial en la elección del vestuario de la representación de la Reconquista.

Sin embargo, la comisaria destaca, además de los numerosos trajes expuestos, la decoración de la sala en la que se encuentran. "Hay multitud de elementos decorativos que le dan vida a los ropajes", asegura la diseñadora, quien destaca por encima de todos una gran prensa antigua. "En el momento en el que los espectadores la vean se van a quedar prendados. Es preciosa y es un honor que nos la hayan cedido", comenta.

Otra de las novedades es la aportación de innumerables mantones que adornarán a las figuras expuestas. "Los hay de 1.000 colores y de lana y son muy antiguos, por lo que su valor es muy importante", reconoce González.

La muestra ofrece la posibilidad a todos los visitantes de adentrarse en un viñedo y una bodega de hace más de 200 años. Un viaje en el tiempo que explica como era el día a día de muchos vigueses antes de alzarse contra el ejército de Napoleón.