La compañía teatral Volta e Dálle representa mañana en el Salón Teatro de Lalín (21.30 horas) la obra Menciñeiros, basada en el libro Escola de Menciñeiros y que podrá verse también en Lugo, Ourense o Cee. Sus tres protagonistas son de sobra conocidos por los dezanos: el dúo de A Quenlla, Mini e Mero, y el televisivo Pepe Penabade, conocido también por sus papeles en las series Matalobos o Padre Casares, entre otras.

–Desde que fundó esta compañía, en el año 2000, sus obras giran en torno a los oficios y la cultura tradicionales.

–Sí, porque nuestro punto de partida es que queremos hacer un teatro gallego, del país, a partir de la cultura popular y dejando claro que no por ello tiene que ser enxebre. Somos conscientes de que existe una pérdida de la cultura tradicional debido a la globalización. En Pontevedra hicimos dos funciones de Menciñeiros, una de ellas para escolares, y constatamos que los chicos de 12 a 14 años nunca acudieron a estos curanderos y, casi, ni siquiera saben lo que son. Los que mejor entendieron la trama fueron los de Forcarei, porque la aldea sí mantiene la cultura popular. Pero ojo, tenemos que pensar que Santiago también es una gran aldea: Yo mismo, el día que actuó Bruce Springsteen, acudí a una matanza en la aldea de Aríns, cercana al Obradoiro.

–¿Cree que es suficiente la labor de los museos etnográficos para mantener viva la cultura de los menciñeiros y de todos los saberes populares?

–Estos museos están muy bien, pero podrían utilizar el teatro y la música como gancho para difundir sus fondos. Ahora mismo, recuerdo que este tipo de salas nos sirvió de trama para una pieza sobre un afiador de un cuadro que quería experimentar el sentirse vivo.

–Por cierto, los afiadores es otro de sus temas favoritos. Rodesindo da Barrosa es un espectáculo de calle sobre este oficio, y Furga Garabela también versa sobre el mismo tema. ¿Cuál corre más peligro de extinción, el profesional del barallete o los antecesores del Sergas?

–Tengo un amigo que dice que siempre habrá un afiador mientras exista un cuchillo. Pero claro, el cuchillo tiene que ser bueno, no de plástico ni de los que cuestan 60 céntimos. En cuanto a los menciñeiros, compostores y demás, existe muy poca gente que a lo largo de su vida no haya acudido a uno. Hicimos un espectáculo de calle en el que una señora volvió a mi ´consulta´ solo porque le dije que seguramente tenía molestias en la espalda. Cunqueiro ya lo decía en su obra: muchos males tienen un nombre humano, no solo científico. O, lo que es lo mismo, todos necesitamos que nos escuchen más de los 10 minutos de consulta que establece el Sergas (risas).

–¿Cuál de los dos oficios está más masculinizado?

–Sin duda, el de los afiadores. Sus esposas son como las viudas de los marineros, que tienen que llevar todo el peso de la casa. En el mundo de los menciñeiros hay muchas más mujeres. Yo mismo vi en Muros cómo dos mujeres curaban el ?Mal do Aire?.