En Estados unidos llevan vacunadas hasta ahora 7,2 millones de personas. De ellas, seis mujeres de entre 18 y 48 años han manifestado coágulos de sangre. Una de ellas ha muerto y otra está ingresada en un hospital en estado crítico.

Los datos han vuelto a encender las alarmas y se ha hecho una «pausa» (no una suspensión) en la administración de la vacuna de Janssen mientras se investigan los informes de las seis pacientes.

En el resto de las más de siete millones de personas vacunadas no existe comunicación de reacciones adversas graves.

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Las cifras de coágulos al margen de las vacunas

Para poner los datos en su contexto, tal y como ocurre en Europa con AstraZeneca, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), han explicado que entre 300.000 y 600.000 personas desarrollan cada año coágulos de sangre en los pulmones, en las venas o en las piernas.

Esa cifra supone que una de cada 500 o de cada 1.000 personas desarrollará un coágulo de sangre durante este año, al margen de la vacuna.

Y si queremos seguir dando vueltas a los datos, podríamos afirmar, según las mismas cifras, que cada día se producen entre 1.000 y 2.000 coágulos en EE UU.

Esto quiere decir que, por pura estadística, lo normal sería encontrar personas con coágulos entre los vacunados con cualquiera de las vacunas, y al margen de la mismas. Porque ya ocurría antes de que estas vacunas apareciesen y seguirá ocurriendo cuando todo esto pase.

Por eso razón y vistos los datos, muy inferiores a lo que es habitual (en Reino Unido también hablan de cifras parecidas de coágulos antes de la pandemia) ¿podríamos hablar de una simple coincidencia?

No olvidemos que la Covid-19 mata a una de cada ocho personas infectadas mayores de 75 años, y uno de cada 1.000 infectados sintomáticos con alrededor de 40 años.

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Pero existe una diferencia real.

Porque el trastorno de la coagulación que preocupa no es exactamente igual a los coágulos sanguíneos típicos, ni más concretamente a la trombosis del seno venoso cerebral. Lo peculiar de estos casos es que los pacientes muestran a la vez un nivel notablemente bajo de plaquetas, lo que los hace propensos a hemorragias anormales.

¿Son los mismos problemas Janssen y AstraZeneca?

Es demasiado pronto para saber si la vacuna de Johnson & Johnson es responsable del mismo tipo de coágulo sanguíneo «muy poco común» que se atribuye a la vacuna de AstraZeneca.

Lo cierto es que las dos son el mismo tipo de vacuna: usan adenovirus para transportar ADN a las células para comenzar el proceso de generación de inmunidad al coronavirus.

¿Podría ser esa tecnología la causa el problema?

Pero también dicen que la afección es tan rara que entraría dentro de lo probable que exista algún rasgo biológico individual en los pacientes, aún desconocido, que sea el responsable de esa reacción inmune exagerada.

En cualquier caso no han dejado de advertir de los síntomas, para que quien los sienta en las dos semanas siguientes a la vacunación, acuda con urgencia al médico.

Lo malo es que el dolor abdominal persistente, dolores de cabeza muy fuertes y que no mejoran, hinchazón en la pierna, visión borrosa, pequeñas manchas rojas debajo de la piel y cerca del área de la inyección… es algo demasiado frecuente.

Y en Reino Unido casi se colapsan las urgencias hospitalarias ante el aumento de pacientes que decían sentir síntomas parecidos.

También desaconsejan los expertos el uso de un anticoagulante común como es la heparina, ya que el trastorno se parece mucho a un síndrome poco común causado por ella, por lo que sería posible que solo empeorase las cosas.

¿Este riesgo afecta principalmente a las mujeres?

Realmente no lo sabemos. Es cierto que los seis casos que se están investigando entre quienes recibieron la vacuna de Janssen en EE UU involucran a mujeres. Pero es un número es tan pequeño que es imposible sacar conclusiones.

En Europa también se piensa lo mismo, y parece que los números avalan esta afirmación, pero casos de hombres también existen, y no se puede obviar que hay más mujeres vacunadas, dada su elevada representación entre el personal sanitario y el docente.