Desde que el viernes se reunieron de emergencia los científicos de Sudáfrica con los expertos de la OMS, el mundo parece vivir en un ay.

Ómicron, que es la nueva letra del alfabeto griego (la decimoquinta) con la que han decidido bautizar a esta nueva variante, ha encendido todas las alarmas.

Tanto que la Organización Mundial de la Salud decidió en cuestión de horas etiquetarla como «variante de preocupación», al nivel de Delta. Y en todo este tiempo solo otras cuatro mutaciones habían llegado a esta categoría.

De momento ya se ha comprobado su presencia en Sudáfrica, Botswana, Hong Kong, Bélgica, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Israel, la República Checa, Australia, Países Bajos, Canadá, Dinamarca… Y por más se estén cerrando las fronteras, se incrementa a tanta velocidad que no para de crecer la lista de países.

La situación es tal que la OMS no ha dudado en afirmar hoy mismo que “la probabilidad de que se propague a nivel mundial es alta, y muy pronto se volverá complicado contener a la nueva variante”

Y eso que «hasta la fecha no se ha reportado ninguna muerte asociada a la variante Ómicron», tal y como ha dicho la OMS en un documento técnico publicado hoy, lunes.

Pero los expertos no esconden su profunda preocupación.

¿Dónde y cuándo se detectó por primera vez la variante Ómicron?

La primera infección confirmada vinculada a la variante B.1.1.529 proviene de una muestra tomada el día 9 de noviembre. Se informó por primera vez a la OMS en Sudáfrica el día 24 de noviembre. Y fueron científicos sudafricanos los que comunicaron que había encontrado una variante con una secuencia distinta.

Por fechas, se encontró en Botsuana en muestras recolectadas el 11 de noviembre y también aparece el 14 de noviembre en Sudáfrica. Se informó en la base de datos de GISAID el 23 de noviembre y fue designado B.1.1.519 el 24 de noviembre. Ese mismo día 24 fue comunicada a la OMS la existencia de esta variante B.1.1.529.

Considerada el 24 de noviembre como una «variante bajo supervisión» (VUM, Variants Under Monitoring ), fue etiquetada como «variante preocupante» (VOC, Variant of Concern ) el 26 de noviembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo de Enfermedades. Control y Prevención (ECDC). Se sumaba así a la variante Delta (India, octubre 2020), la variante Ganma (Brasil, noviembre 2020), Beta (Sudáfrica, mayo 2020), Alpha (Reino Unido, septiembre 2020).

En esos día fue el virólogo del Imperial College de Londres, Tom Peacock, quien hizo saltar las alarmas sobre el «realmente terrible perfil de esta mutación».

Desde ese momento las noticias se sucedieron imparables y hay decenas de ejemplos de medidas en los distintos países del mundo.

Podemos destacar lo decisión y declaración hechas por la gobernadora del estado de Nueva York que el mismo viernes declaró el estado de emergencia en respuesta a un aumento repentino de infecciones en el clima frío diciendo: «Ya viene».

Y también es destacable el caso de Países Bajos, donde las autoridades sanitarias holandesas dijeron el sábado que en las pruebas realizadas a unos 600 pasajeros que llegaban en un avión de Sudáfrica encontraron que 61 tenían la Covid-19, y un día más arde confirmaron que 13 de esas infecciones eran atribuibles a la variante omicron.

¿Qué dicen los que saben sobre la nueva variante?

El perfil genético de Ómicron es único y diferente de otras variantes circulantes, lo que significa que representa un nuevo linaje del virus.

Además, según dicen los expertos, se diferencia de otras variantes de manera crítica, ya que hay un número de mutaciones mucho mayor.

Concretamente los científicos han observado más de 30 mutaciones en la proteína espiga, que es la parte del virus que se une a las células humanas, lo que le permite ingresar.

Y aunque lo único que sebe oficialmente hasta el momento es lo dicho por la OMS:

Los científicos creen que omicron podría ser más transmisible y más peligrosa por tener mayor capacidad de evadir las defensas inmunológicas del cuerpo, lo que haría que las vacunas fuesen menos efectivas.

La buena notica

Es otra de las frases de los científicos que resulta muy esperanzadora, aunque nosotros seguramente no nos la habíamos ni plateado:

«La única buena noticia, si hay alguna buena noticia, es que esta variante, B.1.1.529, puede detectarse mediante un ensayo de PCR».

Algo que por lo menos en el mundo de la detección nos mantiene en el mismo terreno de juego y nos permite seguir con los mismos laboratorios de diagnóstico para identificar rápidamente la nueva variante.

Y varios científicos han dicho que si bien todo parece indicar que estamos ante una variable más contagiosa, “creo que es prematuro entrar en pánico porque todavía hay muchas cosas que no sabemos en este momento».

La mala noticia:

Nos la ha dado Jesse Bloom, virólogo que ha realizado experimentos de escaneo mutacional para la variante, al señalar que tres mutaciones podrían hacer que el virus sea un objetivo más elusivo para los anticuerpos producidos a través de vacunas o infecciones previas.

Y aunque intentó suavizar su afirmación apoyado en la realidad, al afirmar:

“…pero todavía hay mucho aprender”.

Después la realidad se enfrentó a la esperanza:

«Es verdad que es demasiado pronto para saber lo que esta variante va a significar para la probabilidad de que las personas se infecten, incluso si han sido vacunadas. Pero tener una disminución en la neutralización de anticuerpos nunca es algo bueno».

¿Cómo es de grave la enfermedad causada por Ómicron?

Con la constante salvedad de que todavía es muy pronto para sacar conclusiones exactas, vistos los primeros casos de Sudáfrica algunos expertos consideraron que los primeros signos apuntaban a que puede causar solo una enfermedad leve, sin algunos de los síntomas característicos de Covid.

Pero Dr. Richard Lessells, quien coordina los datos clínicos y epidemiológicos del Consorcio de Investigación de Variantes Covid de Sudáfrica, advirtió:

La mayoría de las infecciones tempranas se detectaron entre personas más jóvenes y, por tanto, con más probabilidades de experimentar una enfermedad leve. Pero el panorama puede cambiar a medida que el virus se propaga a través de la población en general.

La doctora Angelique Coetzee, que preside la Asociación Médica de Sudáfrica, señaló el sábado que los hospitales no fueron invadidos por pacientes infectados con la nueva variante y que la mayoría de los que llegaron al hospital no estaban completamente inmunizados.

Además, “apenas hay tiempo suficiente para que las infecciones hayan podido progresar y desencadenar una enfermedad grave y hospitalización».

Para saber eso necesitamos esperar todavía una o dos semanas.

¿Por qué se llama Ómicron?

El primer nombre científico de esta variante era (y es) B.1.1.529.

Pero el viernes, siguiendo lo que ya parece haberse convertido en tradición, la OMS se apresuró a buscar su denominación valiéndose de una letra griega.

La última identificada responde al nombre de “mu”(en España la estudiamos como “mi”) con lo que ahora tocaría llamarla “nu” (es España sería “ni”).

Pero los funcionarios de la OMS decidieron omitir esa letra porque se confunde demasiado con la palabra “nuevo”.

Y a continuación descartaron también la letra “Xi” porque es un apellido muy común, según explico la propia OMS haciendo hincapié en que:

Así que fueron a por la siguiente. La decimoquinta letra del alfabeto griego, Ómicron.

¿Qué sabemos sobre si las vacunas seguirán siendo útiles frente a Ómicron?

La verdad es que no sabemos casi nada.

De momento existe la idea mayoritaria de que incluso si la variante limitase la efectividad de las vacunas, no las convertiría en inútiles ni nos quedaríamos desprotegidos por completo.

Pero aunque esa expectativa no sea la más negativa, tampoco es positiva. Y por eso expertos mundiales no duran en volver con fuerza a las medidas de siempre:

“Independientemente de si esta nueva variante termina propagándose o no, es fundamental que las personas hagan lo que puedan para minimizar sus posibilidades de infectarse con el SARS-CoV-2 en cualquiera de sus variantes…

Por lo que respecta a la experiencia de Sudáfrica, y aunque el tamaño de la muestra es muy pequeño, los médicos consideran que está habiendo una mayor tasa de contagios entre los que ya estaban vacunados.

Pero es misma experiencia nos dice que las vacunas sí que están siendo efectivas, ya que la mayoría de las hospitalizaciones se encuentran entre quienes no se habían vacunado.

¿Cuánto tardaríamos en poder defendernos si fuese una variante de escape?

Desde el primer minuto, todas las personas involucradas en la creación y mejora de las vacunas se han puesto a trabajar para ver cómo se puede contrarrestar el peligro de Omicron.

Y en estos momentos, según dijo un portavoz de Pfizer en un comunicado

“Pfizer y BioNTech consideran que podrían desarrollar y producir una vacuna a medida contra esa variante en aproximadamente 100 días, siempre dependiendo de la aprobación regulatoria».

La urgencia de vacunar a todos los habitantes del planeta

Los científicos lo han dicho desde el primer día y no paran de insistir, No hay entrevista con uno de ellos en la que no lance el mensaje urgente de que necesitamos que el mundo entero esté vacunado para evitar mutaciones y peligros impredecibles.

Y hablan de una necesidad crítica de vacunar a los países desatendidos porque sólo así estaremos realmente protegiendo al mundo contra variantes futuras más evasivas.

La inmunóloga viral, Corbett, de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, tuiteó que

Lo que está claro es que es el momento de que cada uno haga todo lo está de su parte y se cuide a sí mismo y a quienes le rodean.

Y eso es volver a las vacunas y a las precauciones. Empezando por la mascarilla. Y cuanto más protectora, mejor. Tenemos mucho que ganar.