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Enfrentamiento entre turistas y el gallego en las cartas: "¿La ensaladilla es una ensalada pequeña?"
El divulgador cultural "El Barroquista" denunció las situaciones vividas en locales de Santiago, donde otro grupo de españoles llegó a criticar a otras comensales por hablar en gallego entre ellas
Que el turismo nacional ha apostado por Galicia este verano está claro. Famosos como Cristina Pedroche, familias o deportistas han elegido la comunidad en estos meses estivales, apostando por su clima y gastronomía. Pero no todos ellos se han integrado con la misma facilidad.
Es lo que vivió en primera persona "El Barroquista", el nombre tras el que se esconde Miguel Ángel Cajigal. Este famoso divulgador cultural narraba la situación vivida en un restaurante de Santiago de Compostela, en la que varios "turistas con bandera de España en la mascarilla y en la pulsera" le recriminaron al camarero que no tuviera la carta del local en español.
Pese a que el camarero se ofrecía a traducirle los platos, los visitantes preguntaban con gesto torcido qué significaba ensaladilla en ese idioma que les era lejano. Tras la correspondiente aclaración, no dudaban en pedir el plato que contaba también con "queixo y patacas fritidas", aunque estos ingredientes les resultaran más familiares.
No se trata del primer incidente entre foráneos y hosteleros gallegos. Hace mes y medio, el empresario Marcial Cuquerella se convertía en el blanco de las críticas -y los memes- por denunciar la "madrileñofobia" de un local en el que solamente le atendieron cuando puso acento gallego.
En esta ocasión, el historiador gallego confirmaba la veracidad de los hechos ya que él mismo los había presenciado. Y pese a ironizar con que "no pedimos la carta en español al pedir sushi o lasagna", señalaba que la culpa era de "quienes interesadamente se inventan problemas que no existen y bombardean con ellos" a los ciudadanos.
El Barroquista proseguía su hilo recordando como hace un par de días, otro grupo de turistas procedentes de otra comunidad autónoma se pasaron toda la comida criticando a un grupo de chicas que estaba hablando en gallego entre ellas en su propio barrio. Ante esto, solamente añadía un "vergüencita".
El divulgador, colaborador habitual de RTVE y la Radio Galega, finalizaba su relato exculpándolos al sospechar que se habían dado cuenta de su "pasada de frenada" y hacía un llamamiento a la población para evitar situaciones similares en un futuro: "dejad de salir de casa enfadados y con el culo apretado"
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