El Celta se sacó, con un esforzado triunfo en el Ciutat de Valencia, un enorme peso de encima. Después de cinco jornadas prácticamente en blanco, el grupo de Coudet estrena su casillero de victorias tras superar al Levante en un duelo insulso en el primer tiempo y agitado tras la reanudación, que el árbitro estuvo a punto de arruinar con un penalti inventado a los pocos minutos de que Iago Aspas aprovechase el primer error de bulto de los granotas para adelantar a los celestes y desnivelar un partido parco en juego y ocasiones, en el que el miedo a perder pesó más que el afán de ganar en ambos equipos.

Apareció entonces Matías Dituro, imponente sobre la raya, para desviar el lanzamiento de Roger y echar por tierra las expectativas de los granotas, que se hundieron definitivamente tras otro grosero error en la salida de pelota de Rubén Vezo que Brais Méndez, convirtió, con una pequeña obra de arte, en el el segundo gol celeste a tres minutos del final.

De partida, Coudet volvió a agitar su once en busca de la combinación que mostrase al Celta el camino de su primer triunfo. Tres cambios introdujo el preparador celeste con respecto al equipo que cayó frente al Cádiz: Araújo recuperó mando en plaza en el eje de la defensa junto a Murillo; Brais relevó a Solari en banda derecha y Beltrán, la gran sorpresa de la noche, entró por Denis en el vértice superior del rombo. El Chacho premiaba así el buen trabajo del vallecano con su primera titularidad y penalizaba el bajo momento del salcedense, que inició su primer partido del curso en el banquillo y no defraudó como revulsivo.

Caras nuevas para intentar hincar el colmillo a un adversario que Paco López, tras las buenas prestaciones ofrecidas el último domingo frente al Elche, blindó con defensa de tres centrales y en el que el comandante Morales, pese a las golpe sufrido hace unos días, volvió a formar pareja de ataque con Roger.

Cuando la confianza escasea, las piernas pesan. La precaución pudo más que el riesgo y durante muchos minutos ambos equipos se mostraron contenidos, sin exponer, por miedo a que los condenase un error fatal. Los celestes mandaron, pero sin profundidad ni velocidad en el último tercio del campo como para sorprender a un rival bien acorazado, que cerró las líneas de pase por el centro y evitó cualquier tentativa de peligro antes siquiera de que el Celta pudiese armar el disparo. Una y otra vez obligaba el Levante al grupo de Coudet a reiniciar la jugada, siempre atento a cualquier pérdida con la que enviar un balón profundo para que Morales o Roger saliesen disparados a la espalda de la zaga céltica. Un plan sencillo, pero efectivo, que el Celta neutralizó con buenas ayudas defensivas.

Las llegadas a la portería escasearon y el deficiente estado del césped tampoco favoreció el espectáculo. Ninguno de los equipos llegó ya no a inquietar, sino siquiera incomodar al contrario. Trece minutos tardó el Celta en llegar con cierta sensación de peligro a los dominios de Cárdenas, un centro-chut de Aspas que el portero granota atrapó sin inmutarse.

El Levante replicó sin mucha convicción en una buena combinación entre Pepelu y Morales, cuyo envenenado centro sacó Murillo providencialmente antes de que Pablo Martínez pudiese engatillar la pelota en la frontal del área chica. No hubo más por parte de los granota en todo el primer tiempo.

La mejor acción del Celta en el primer tiempo la protagonizaron Fran Beltrán y Iago Aspas. El medio campista robó con astucia al borde en la frontal granota y le sirvió la pelota al moañés al corazón del área, pero Radoja se interpuso y le rebañó la pelota al astro céltico antes de que pudiese armar la pierna.

Viendo el escaso trastorno de que era capaz de generar el Celta a la zaga local, el Chacho movió ficha en busca de filo. Denis entró por Tapia y Nolito relevó a un apagado Cervi. Con los cambios, el Celta ganó en vuelo, aunque fue el Levante el que rondó el gol en una vertiginosa combinación entre Morales y Roger que el valenciano envió sobre el travesaño con Dituro vencido.

Un golpe de fortuna que el Celta no desaprovechó. Los celestes fueron ganando metros y aprovecharon el primer error de bulto del Levante para abrir la lata. Ocurrió tras una lastimosa pérdida de Rober Pier en la salida de pelota que robó Denis. El salcedense habilitó a Mina, que salió disparado hacia la portería y le sirvió la pelota a Aspas mano a mano frente Cárdenas. Y esta vez el moañés no perdonó: se plantó frente al portero, alzó la vista y cruzó con tranquilidad el balón, que se coló pegado al palo.

El gol de Aspas desatascaba un partido que se le había puesto al Celta muy complicado y que pudo comprometerse mucho más por una cacicada de Vázquez Figueroa. El andaluz castigó con un penalti infamante a Iago Aspas y se reafirmó en el error tras consultar la jugada a instancias del VAR. Una decisión inconcebible, pues Roger toca antes que Aspas el balón con la mano y el rebote le pega al delantero celeste en el hombro. Pasmoso.

Felizmente, el Celta cuenta con un cancerbero imperturbable. Sin inmutarse, el argentino adivinó la intención de Roger y conjuró al peligro con otra imponente parada. Tres de cuatro penaltis ha detenido ya en lo que va de curso Dituro, cuyo rendimiento supera toda las expectativas.

La proeza del portero céltico obligó a Paco López a quemar las naves. El preparador granota modificó el sistema e introdujo cuatro cambios, pero la estrategia se le desmoronó con otra pérdida irreparable, esta vez de Rubén Vezo, que rebañó Santi Mina. El vigués (dos asistencias anoche) le filtró el balón a Brais y el mosense rompió la cintura a Franquesa amagando con la derecha y definiendo con la izquierda.

Con el 0-2, el Levante buscó ya la remontada por inercia, sin convencimiento. El Chacho, no obstante, movió ficha para cerrar el encuentro. Carlos Domínguez relevó a Iago Aspas y casi con el tiempo cumplido Okay acabó por blindar un triunfo que permite al Celta encarar el futuro con esperanza tras un complicado arranque.