Semana de renovaciones en el Celta. El club anunció ayer la continuidad de Fran Beltrán hasta el año 2026, tres temporadas más de lo que tenía firmado hasta el momento. El internacional Sub21 es una de las piezas clave en el proyecto celeste de cara al centenario y en A Sede se evitan cualquier problema ya que el de Seseña entraba en junio en el último año de contrato. El jugador, por su parte, ve mejorados sus emolumentos, que no eran de los más altos de la plantilla, y refuerza su posición para el futuro a corto y medio plazo. En sus primeras declaraciones tras la firma, Beltrán no pudo evitar mostrar su satisfacción por continuar en Vigo durante los próximos cuatro años y medio. “Estoy muy contento. Es una ilusión y estoy feliz de poder seguir aquí”, señaló a los medios del club.

El mediocentro llegó a Vigo en el verano de 2018 en una operación relámpago del club olívico liderada por Felipe Miñambres, que no dudó en depositar por aquel entonces la cláusula de rescisión que tenía el futbolista en el Rayo Vallecano y que ascendía a 8 millones de euros, una cantidad muy importante para la entidad. Lo hizo, además, por un futbolista que no había debutado en Primera División pero que sí había firmado una gran campaña en Segunda con el conjunto madrileño. Cuatro años después, el tiempo les ha dado la razón al club y al director deportivo con el fichaje.

Fran Beltrán no ha dejado de crecer deportivamente desde entonces. Trabajador incansable sobre el terreno de juego, el joven centrocampista ha encontrado en Vigo el lugar ideal para desarrollarse. “El Celta es como mi segunda familia. Tengo muchos amigos en el equipo y también tengo que agradecerle a la afición lo bien que me acogió desde el principio”, aseguró el ‘8’ celeste, que no se imaginaba este momento en el momento de su fichaje. “No me creería que seguiría hasta ahora porque en ese momento solo pensaba en debutar en Primera División y ayudar al equipo”.

Beltrán ha vivido una montaña rusa se sensaciones en su etapa en Vigo. Querido por los aficionados, el futbolista no terminaba de asentarse como titular en sus primeras tres campañas en Vigo y veía como cada entrenador que llegaba le utilizaba de revulsivo en las segundas mitades. Esa situación le llevó a señalar en diferentes ocasiones que una posible solución que beneficiase a todas las partes podía pasar por una cesión, algo que el club nunca se planteó.

Esta temporada fue la de su explosión definitiva. El menudo mediocentro supo aprovechar las diferentes oportunidades que le dio Coudet hasta ganarse la vitola de titular, incluso dejando en algún partido a jugadores como Tapia o Denis en el banquillo.