El Alavés anula el efecto Giráldez

El peor Celta desde la llegada del porriñés al banquillo sucumbe a la determinación de un Alavés que no dio tregua

Los celestes firmaron un encuentro inconsistente, blando en defensa e irrelevante en ataque

El peor Celta de la era Giráldez, un equipo blando, inconsistente con la pelota, sin personalidad ni nervio, fracasó de plano en su tentativa de aguar al Alavés la fiesta del centenario de Mendizorroza y se complica la vida con una derrota sonrojante frente a un adversario mucho más intenso y determinado, que no le dio un respiro en 90 minutos.

Encontró el técnico porriñés la horma de su zapato en el enérgico grupo de Luis García Plaza, que le ganó cada balón dividido y lo vapuleó con un fútbol despojado de artificio, pero endiabladamente rápido y vertical, al que los celestes fueron incapaces de responder. Estuvo el Celta impreciso con la pelota y perdido sin ella y, tras sobrevivir de milagro a un primer tiempo que el Alavés monopolizó, con Guaita apagando incendios, regaló en cinco minutos dos goles que partieron de un saque del portero.

Un cambio, el obligado de Douvikas por Larsen, y apenas un retoque introdujo Giráldez en la alineación que tan brillantemente doblegó la pasada a Las Palmas. Manu Sánchez volvió al carril izquierdo para adelantar a Hugo Álvarez al frente ofensivo en lugar de Williot. Una nueva vuelta de tuerca al once que no funcionó como pretendía el louriñés porque el Alavés no le dejó pensar.

Agresivo en la presión y vertical en el juego, el equipo de Luis García Plaza ocupó con mucha inteligencia el espacio, apretó en la presión alta e impidió al Celta maniobrar en la salida de pelota. Guridi neutralizó a Beltrán con un intenso marcaje individual y al cuadro celeste no le quedó otra opción que recular. Impreciso el Celta con la pelota, el Alavés se anticipó a cada movimiento obligándole a manejar el cuero en zonas del campo intrascendentes.

Los de Luis García Plaza tiraron de verticalidad para hacer daño con un juego sencillo pero muy efectivo, aprovechando la velocidad de Giuliano y Carlos Vicente, dos puñales por banda, y la envergadura e inteligencia de Kike García. Esta sencilla combinación de rapidez, centro y remate tuvo en vilo al Celta durante muchos minutos, obligando a Guaita a multiplicarse en la extinción de incendios.

Y la cosa pudo ser peor si el VAR no llega a rectificar la tarjeta roja que Pulido Santana mostró de forma incomprensible a Carles Pérez antes del cumplirse el minuto 20 de juego por una presunta patada a Rubén Duarte. La intervención de la Sala VOR zanjó la acción con una tarjeta amarilla por bando y permitió al Celta sobrevivir al primer revés serio del partido. Para entonces, el Alavés ya había asomado la cara con un tiro de Carlos Benavídez y un peligroso remate a los cinco minutos de Kike García.

El delantero vasco rondó el gol a la media hora de juego en uno de los múltiples saques de esquina que el Alavés lanzó a lo largo y ancho del choque. Se zafó con un rápido movimiento del marcaje de Carlos Domínguez y conectó en el corazón del área un remate de cabeza que se perdió milagrosamente por la línea de fondo con Guaita vencido. Antes del descanso, el portero celeste evitó por tres veces que el Alavés se pusiese por delante en el luminoso, despejando primero un disparo franco de Carlos Vicente, sacando luego un tiro a bocajarro de Kike García y despejando finalmente de puños un peligroso remate de Tenaglia tras una falta lateral.

La única aproximación del Celta, si es que se le puede llamar así, a los dominios de Sivera se saldó con un tiro de Douvikas al segundo anfiteatro tras una jugada que él mismo se fabricó para buscar un resquicio con el que armar el disparo.

Si el primer tiempo fue un quebradero de cabeza, el segundo se tornó muy pronto en pesadilla por errores propios y acierto del rival, que veía cada vez más cerca su objetivo de apuntalar la permanencia y ya no perdonó. En cinco minutos, el partido se le escurrió en dos acciones iniciadas por el portero rival. Un balón botado por Sivera que no despejó con ventaja Unai le cayó a Kike García, que se deshizo con facilidad pasmosa del marcaje de Mingueza, y sirvió a Simeone la pelota al cogollo del área para que el argentino la empujase contra la red.

No dio tiempo al Celta el Glorioso para reponerse del golpe. Antes de darse cuenta, le endosó el segundo tras otro saque de portería que alcanzó el área céltica, cuando Mingueza, sin mirar, asistió a Guridi para que batiese a Guaita. El Celta comprendió entonces que ya había perdido el partido. De nada sirvieron los cambios de Giráldez (entraron primero Williot y Luca, más tarde Sotelo y Allende y finalmente Miguel) porque el Alavés no le dio un metro para maniobrar. Y con el tiempo casi cumplido, cuando el Celta amagaba con una tímida reacción (su primer disparo con algo peligro lo envió en el minuto 83 Aspas sobre el travesaño), el Alavés le asestó el golpe definitivo a balón parado. Fue esta vez Benavídez el que, libre de marca, conectó un testarazo inapelable desde la frontal del área chica que Guaita apenas alcanzó a seguir con la mirada.

Tras el tercer tanto, con el partido ya consumiéndose, al grupo de Giráldez le dio un ataque de orgullo y, por inercia más que por convicción, trato de maquillar en vano un resultado que certifica la permanencia del Alavés y complica el camino de los celestes hacia una salvación que tendrán que pelear con el cuchillo entre los dientes. A la espera de la visita del Villarreal el domingo a Balaídos, la afición cruza los dedos para el que Cádiz pierda hoy (o al menos no gane) con el Mallorca.

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