Calificación: **½ País: España, 2019. Director: José Luis Montesinos. Guion: Yako Blesa y J. L. Montesinos. Fotografía: Marc Zunbach. Música: Arnau Batallér. Intérpretes: Paula del Río, Miguel Angel Jenner y Jordi Aguilar. Duración: 87 minutos.

Presenta algunos signos estimables a la hora de recrear el clima de tensión que envuelve la película de principio a fin, una circunstancia que hay que valorar teniendo en cuenta que casi toda la cinta se apoya en un único personaje, pero lo cierto es que se esperaba más de esta ópera prima del director José Luis Montesinos, que formó parte de la sección oficial de de Sitges, y que recibió el Goya al mejor corto por El corredor, además de los galardones José María Forqué y Gaudí. Da la impresión que llevó demasiado lejos su propósito de sacar adelante un proyecto complicado y muy arriesgado que tenía mucho que perder y poco que ganar.

Con inevitables lagunas narrativas, que podrían considerarse como el peaje de un relato que no llega a hacer mella en el público, este thriller de terror intenta llevar hasta sus últimas consecuencias la convivencia entre una mujer joven que se ha quedado tetrapléjica tras sufrir un accidente de tráfico y el perro especial, Athos, que se le ha sido facilitado para que le sirva de guía. El escenario es una mansión rural en la que se ha instalado Elena con su padre, encargado de du cuidado. Una función que, sin embargo, se quiebra por completo cuando el padre muere súbitamente y deja a Elena con la única compañía de Athos. Una sucesión de desgracias realmente terrible que, para colmo de males, no acaba ahí ya que el perro contraerá de inmediato una dolencia que lo transforma en un animal agresivo y temible que convertirá la convivencia de ambos en un infierno. Y para completar un panorama siniestro, Elena está incapacitada para poder comunicarse con el exterior. No hay quien de más.

Estrenada en una copia en catalán y castellano, Cuerdas no llega a forjar la situación que pretendía para llevar al límite al espectador y sus escasos 85 minutos se ven lastrados por unos excesos que en alguna medida son inquietantes si bien no conforman el cuadro desolador pretendido. La interpretación de Paula del Río tiene algunos méritos que deben valorarse y que obligan a la protagonista a llevar por sí sola las riendas de una cinta con algunas pero insuficientes virtudes.