Es un intento modesto y no exento de una cierta osadía, en formato de largometraje de animación para pequeños y con las lógicas restricciones de producción de nuestra industria de plasmar la gran aventura vivida por dos ilustres navegantes, el español Juan Sebastián Elcano y el portugués Fernando de Magallanes en su afán por dar la vuelta al mundo.

Una odisea que se abrió paso desde la ciudad de Sevilla en 1519, hace justamente quinientos años, por la Ruta de las islas Molucas, que suponía llegara las Indias de las especias por un itinerario distinto al de Cristóbal Colón. Iniciada por el luso y culminada por el vasco, atravesó lugares tan peligrosos y míticos como la Tierra de Fuego, el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos.

Entre sus aspectos más positivos hay que citar el uso de diversas lenguas por la tripulación, desde el italiano y portugués hasta un castellano con profundo toque andaluz.

Opera prima del director vasco Ángel Alonso, es una producción de los estudios Dibulitos de Irún que trata de seguir la brecha que abrió el cine vasco animado en las últimas décadas.

En este sentido y a pesar de sus carencias, hay elementos que debe considerarse estimables, sobre todo la combinación en el plano del argumento del género de aventuras con el histórico y siempre tratando de que el resultado divierta e interese a los espectadores menudos. En este sentido hay, incluso, momentos espectaculares, en concreto la salida de las diversas y enormes naves que forman la llamativa comitiva. La caracterización de los personajes se apropia de recursos clásicos y en este sentido Elcano es un galán que hereda ingredientes del cine piratas, con toque de conquistador que hace guiños a la bella andaluza que trata de seducirle. Las secuencias más cuidadas y coloristas, pero también las más imaginativas y fantasiosas, nos llevan a una América del Sur que recibe con entusiasmo a tribus que son, por encima de todo, coloristas y pintorescas.