Pretende poner al día un tema tan de actualidad como el de la adopción de niños en casas de acogida, con intervención de los servicios sociales y los problemas que acarrea la súbita transformación de un hogar en el que de la noche a la mañana ingresan tres nuevos miembros. Hay que decir en este sentido que las cosas no se han hecho mal y que, incluso, a veces hasta merecen algunos elogios, aunque no se ha renunciado a los esquemas propios del género de la comedia, con una tendencia exagerada al inevitable final feliz.

El director Sean Anders, que es también coguionista y cuya experiencia personal nutre a la película de sus aspectos más genuinos, demuestra que su experiencia en este tipo de historias le ha venido como anillo al dedo. No hay que silenciar que su filmografía incluye títulos como Desmadre de padre, Cómo acabar sin tu jefe y Padres por desigual.

Las cosas no son, y eso es lo más relevante, como impone la tradición del cine de adopciones. Eso ya es una cosa del pasado. Ahora no hay que superar los difíciles y largos trámites para meter en casa a uno o más niños, incluso a adolescentes, valiéndose de una casas de acogida que facilitan mucho el tema.

Es lo que sucede con Pete y Ellie, un matrimonio que ve cómo se va alejando de ellos la posibilidad de incrementar la familia. Pero todavía no han dicho la última palabra, sobre todo cuando tres hermanos latinos se convierten en firmes candidatos a entrar en su hogar, donde se sufren las consecuencias de una madre biológica privada de parte de sus derechos por culpa de las drogas.

Sin renunciar a soluciones algo tópicas, especialmente en lo que concierne a la paulatina evolución del cariño de los pequeños, entre los que se lleva la voz cantante la rebelde hermana mayor, también es cierto que contempla la opción de los padres homosexuales.

Una de cal y otra de arena, pues, en una cinta que contempla ingredientes actualizados de cuestiones que han modificado de forma evidente la realidad del entorno familiar. El panorama que se describe aquí es plenamente norteamericano, si bien el paisaje humano global en estas materias no ha experimentado demasiadas diferencias.