¿Se imaginan un lugar con los humanos paralizados mientras los animales actúan libres y se oyen las voces de las personas inmóviles como en una dimensión paralela? La respuesta se encontrará en el nuevo proyecto cinematográfico del gallego Lois Patiño (premio al mejor director emergente en el Festival de Locarno, 2013, con Costa da Morte; con la que también ganó el PlayDoc), una película que se aleja del documental 100% natural para indagar en la ficción, la etnografía y ocultismo gallegos con tres meigas de por medio como protagonistas, un brujo y la Santa Compaña. Como añadido, el reto, de nuevo, de ofrecer un producto nada convencional pero que interese.

El rodaje de este nuevo filme arrancó el pasado mes de mayo y proseguirá del 3 al 15 de julio en la Costa da Morte, aunque también mostrará imágenes de la Ribeira Sacra, Monforte, Chantada y Sober, sin duda, escenarios conocidos para la familia Patiño-Lamas, ya que no hay que olvidar que el padre de Lois, el artista Antón Patiño, nació en Monforte de Lemos.

En total, serán cinco semanas de grabaciones para un proyecto en el que Lois Patiño será director, montador y director de fotografía. Según explicó a este diario el productor Felipe Lage, de Zeitun Films -la misma marca que arropó Todos vós sodes capitáns, Costa da Morte o Mimosas, entre otras piezas- la idea es que esté acabada la película en la primavera del próximo año.

Lage reveló que el título del filme será Tiempo vertical aunque es más que probable que se modifique de aquí al estreno. Como elemento destacado, resaltó que entre las protagonistas, habrá gente del teatro aficionado con el fin de buscar una actuación "menos pautada" y que gane más naturalidad.

"Para Lois Patiño, es un reto este filme porque va a hacer ficción aunque no deje el documental atrás. Esperamos crear algo que sea de interés del público", apuntó Lage, quien se sincerizó señalando: "Hablamos de una película que no sé si calificarla de arriesgada. No es del mainstream. Lo que queremos es salir del cine convencional".

La historia situará al espectador en una aldea gallega donde las personas parecen haberse detenido como si el péndulo del tiempo hubiese paralizado sus corazones. En las calles, no obstante, los animales caminan libremente, incluso entran en las casas. A medida que avance el metraje, van surgiendo voces que pertenecen a las personas paralizadas como si procediesen de un espacio lejano de una dimensión paralela. Esas voces dan a conocer las vidas de esos hombres y mujeres estáticos.

Todo cambia cuando aparecen tres mujeres mayores que se descubrirán como meigas desvelando que las otras personas están fallecidas. Su cometido será resucitar una alma que las ayude a salvar a los vecinos, con la Santa Compaña de por medio.