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Las pioneras del fútbol femenino en el Val Miñor

De izquierda a derecha, Neri, Tere, Pichi, Mercedes, Puri, María Jesús y Villar, jugadoras del Gondomar CF 50 años después con la camiseta en el campo. Abajo, el equipo completo con su entrenador, Lito Hermida, antes de un partido. | // // ALBA VILLAR

“Aquello era un escándalo, una revolución”. Lo dicen con media sonrisa, con el orgullo de quien se adelanta a su tiempo y hace historia. Son las pioneras del fútbol femenino en el Val Miñor. Formaron parte del equipo de mujeres que el Gondomar CF fundó hace 50 años y al que quiere rendir homenaje medio siglo después por sus logros deportivos, pero sobre todo sociales. Los actos se organizarán cuando la situación sanitaria mejore. Mientras no llega el momento, algunas integrantes de aquel equipo revelación recuerdan en vísperas del 8-M la aventura que rompió moldes y calló bocas. Las futbolistas siguen discriminadas respecto a sus homólogos masculinos, pero lo de estas chicas fue abrir camino. “Muchos empezaron a ir a los partidos para ver piernas y tetas y se encontraron con que metíamos goles de cabeza, con que me tiraba como un gato para pararlos... fútbol de calidad”, recuerda Carmen Villar, una de las porteras.

"Nosotras llenábamos el campo y hacíamos taquilla para pagar a los jugadores. Nosotras no cobrábamos"

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Vestirse de corto para dar patadas al balón no era lo que se esperaba de unas chicas de entre 13 y 19 años en 1971. A Villar, Rosa, María Jesús, Tere, Neri, Pichi, Nati, Leiras, Mantilla, Puri, Maruja, Loli Misa, Matilde, Márquez, Marina, Mercedes y Aurora el gusanillo del fútbol las mordió casi por casualidad. Realizaban uno de aquellos cursos de la PPO (Promoción Profesional Obrera), que el régimen ofrecía para mejorar la empleabilidad de la juventud de la época, y organizaron una excursión. Tenían que recaudar fondos para viajar a Fuengirola y “se le ocurrió a alguien la idea de jugar un partido porque salía en las revistas que jugaban las ‘folclóricas’ contra las ‘finolis’”, recuerda Neri, lateral izquierda del conjunto.

Imagen del equipo inicial en 1971 con el entrenador, Lito Hermida.

Buscaron “el mejor entrenador”, Lito Hermida, y lo dejaron asombrado con su calidad, por lo que les propuso federarse. “Total, que la mayoría empezamos en el equipo y no fuimos ni al viaje fin de curso”.

Jugaron dos temporadas y las dos ganaron la liga

Fueron tan solo dos temporadas las que jugaron por Vigo, Pontevedra, Cangas, Moaña...y las dos ganaron la liga. Pero su buen juego, que abarrotaba el campo de As Gaiandas cada domingo, fue insuficiente para que la directiva diese el brazo a torcer. “Decidieron que no podíamos jugar más y punto”, lamentan. El machismo fue el motivo de aquella decisión, asegura Rosa Álvarez, presidenta actual del club y primera mujer en acceder al cargo en sus 107 años de historia. “Cuando las mujeres empiezan a brillar más que ellos, los hombres las hunden. Siempre”, sentencia. Por eso considera que “estas jugadoras fueron todo un símbolo para Gondomar y tenemos que agradecérselo”, insiste.

"Mi padre me dio una bofetada cuando se enteró de que jugaba"

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Con el paso de los años son más conscientes de la discriminación que, a tan corta edad y en medio de una sociedad profundamente machista, les pasaba inadvertida. “Nosotras llenábamos el campo y hacíamos taquilla para pagarles a los jugadores. Nosotros no cobrábamos y ni teníamos botas con tacos. Lo nuestro era afición pura”, recuerda Neri, que fichó por el Sidra Mayador de Vigo con su hermana Pichi cuando se acabó la historia del Gondomar.

Se encontraban con trabas dentro y fuera de casa. “Había gente que venía al campo a insultar y a mí me pusieron fama de ‘marimacho’. Mi padre me dio una bofetada cuando se enteró que jugaba. Lo hacía a escondidas porque sabía que no me lo permitiría”, rememora María Jesús Pereira, Susi, la que llegó más lejos como extremo derecha. Después del Gondomar se fue al Mayador y un equipo alemán que visitó al vigués en Bouzas, el Post Sport Verein de Núremberg, se la llevó con un contrato de trabajo en una metalúrgica. De allí saltó al Bayern de Múnich, donde militó temporada y media.

"Es posible que te dijeran algún piropo subido de tono, pero entonces no estaba mal visto"

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Las más jóvenes de la plantilla no vivieron aquello como una lucha ni mucho menos. Villar tenía solo 13 años cuando empezó y recuerda la experiencia como un juego. “Es posible que alguno te dijera algún piropo salido de todo pero por aquel entonces no estaba mal visto”, afirma. Al contrario que a algunas compañeras, su familia la apoyaba. La pretendieron dos equipos, pero su carrera futbolística se acabó con el Gondomar femenino “porque tenía solo 15 años y no me dejaron marchar a Vigo”.

El deporte en equipo hizo entender a todas ellas hace ya 50 años lo que era la sororidad a la que tanto se alude hoy, especialmente en fechas como el 8-M. “Siempre fuimos todas muy buenas compañeras, nos quedó una amistad para toda la vida”, recuerdan. La muerte de tres de las integrantes del equipo en los últimos años –Nati, Marina y Leiras– fue, recalcan, “un durísimo golpe para todas”.

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