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Gominolas solidarias contra la trata

Dos mujeres de Ponteareas recaudan fondos para las víctimas de la prostitución

Ánxela Garrido y Yolanda Carballido.

La solidaridad entre mujeres, especialmente aquella que surge en situaciones de discriminación, lo que se conoce por sororidad, apareció entre telas y gominolas en Ponteareas este año marcado por la pandemia del COVID-19. Precisamente, debido a las restricciones que impone el virus, Ánxela Garrido y Yolanda Carballido, dos emprendedoras de la villa del Corpus, decidieron que, pese a las limitaciones, querían seguir aportando su granito de arena a la conquista de la igualdad entre hombres y mujeres.

Así que Ánxela Garrido, la diseñadora que está detrás de Lalitacreaciones, y Yolanda Carballido, la gerente de Pipilota, decidieron ponerse manos a la obra y pusieron a la venta sus productos con el fin de recaudar dinero para las mujeres supervivientes de la prostitución y la trata. “Nos miramos las dos y dijimos, va, vamos a contribuir con algo”, asegura Carballido.

"Nos abrieron los ojos de que había mujeres también a nuestro lado que sufren esa situación"

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Ese algo se convirtió en una recaudación de casi 300 euros para la asociación Amaranta, que tiene como fin favorecer la integración personal así como la incorporación a la sociedad de mujeres que han sufrido las consecuencias de la prostitución junto con otras situaciones de desamparo.

15 packs

“Primero surgió la idea y después vinieron ellas”. Así explica Ánxela Garrido cómo se inició el proceso de colaborar con Amaranta. “Al contactar con las trabajadoras de la asociación hubo conexión al punto entre todas, nos gustó lo que nos contaron, lo que hacían, y además nos abrieron los ojos de que había mujeres también a nuestro lado que sufren esa situación” .

Al momento, Garrido y Carballido lo tuvieron claro y crearon 15 packs, que consistían en un coletero bordado a mano y un puñado de gominolas, con el fin de recaudar dinero y donarlo de forma íntegra. “Lo anunciamos en redes sociales a las diez de la noche y a las once de la mañana del día siguiente ya tuve que llamar a Ánxela para decirle que no quedaban”, explica Carballido. Decidieron, entonces, hacer 7 más, hasta los 22 y también los vendieron todos. De hecho, “mujeres que pasaron por una situación de maltrato, de aquí, del pueblo, compraron varios paquetes y nos agradecieron la labor”, explican emocionadas Ánxela y Yolanda, quienes auguran “que algo mucho más grande y mejor saldrá de este proyecto”. Serán las mujeres supervivientes las que decidan en qué emplear el dinero.

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