Derrotado sobre la cancha, incapaz de resistir la superior capacidad financiera de sus adversarios, el Vigo apela a la asamblea de la Federación Española de Voleibol. El club más veterano del país en este deporte, entre los que han resistido en las dos categorías, vincula ahora esta condición a que se mantenga la actual estructura de Superliga Masculina 2, ampliando además el número de equipos. El pronóstico es optimista, pero su presidente, Guillermo Touza, precisa: “Mientras la asamblea no diga que está aprobado, tendremos que esperar”. Sesenta y nueve serán los jueces que dicten el destino inmediato del Vigo, aún sin fecha para el fallo. La asamblea, que se esperaba para el 17 de abril, sigue sin convocarse. Apunta al 24.

Ha sido una campaña extraña para el Vigo. Sin patrocinador desde hace una década, la plantilla que dirigen Suso Penedo y Yolanda Sienes se nutre exclusivamente de jóvenes talentos de la cantera, recién salidos de la adolescencia, y algún veterano rescatado incluso de la retirada para acompañarlos. Material suficiente para firmar una prometedora primera vuelta –el equipo de Coia la concluyó quinto de nueve–. Pero incapaz de resistir a unos adversarios que regresaron hipermusculados del parón navideño.

“Todos los demás del grupo se reforzaron muchísimo, con tres y cuatro extranjeros”, valora el presidente del Vigo, Guillermo Touza. “El San Sadurniño ha subido a Superliga 1 con un solo jugador de casa. El Badajoz se clasificó para la fase de ascenso y ningún jugador era de Miajadas. Los canarios fueron los que más se reforzaron”. Sucede, por ejemplo, que los vigueses cayeron en casa del San Roque Batán de manera apretada, por 3-2. Y en Coia, en cambio, sucumbieron con absoluta claridad por 0-3. “No conocíamos a ninguno en el sexteto titular. Todos los que habían jugado el primer partido contra nosotros estaban sentados en el banquillo. Habían fichado a un montón de jugadores”, describe Touza.

En tales condiciones, el Vigo no fue capaz de frenar su declive. Acabó penúltimo, solo por encima de un Calasancias coruñés que no sumó un solo punto; por tanto, en posición de descenso a Primera Nacional. La Federación Española, tras ampliar la Superliga 2 a tres grupos de nueve equipos a causa de la pandemia –para encajar ascensos sin descensos–, apostaba por volver a contraerla en dos.

En los despachos, sin embargo, se habían iniciado maniobras dirigidas a modificar los planes de futuro de la Federación Española; no por la ya entonces precaria situación clasificatoria del Vigo, sino por las diferentes ideas del sector respecto a cómo enfocar la competición. Hace un mes, el presidente federativo, Agustín Martín Santos, se reunió telemáticamente con los clubes de Superliga 2. Participaron 25 de los 27. De ellos, 24 se pronunciaron a favor de conservar la estructura de tres grupos y con mayor número de participantes: doce. Solo el San Sadurniño mostró su oposición en un tema que en estos momentos, ya ascendido a Superliga 1, no le concierne.

Todo ha quedado pendiente de que Martín Santos presente a la asamblea esta propuesta para su aprobación. La reunión anual de los representantes estamentales del voleibol español suele celebrarse en junio. Han querido adelantarse en esta ocasión para que los clubes puedan manejarse con mayor previsión en un contexto tan áspero como el de la pandemia. Sin embargo, no será el 17 de abril, como se esperaba.

El Vigo, entre tanto, se mordisquea las uñas. La asamblea está formada por 68 miembros: los votados por clubes (26), entrenadores (8), jugadores (12) y los árbitros (3), más los diecinueve presidentes de las federaciones autonómicas. Se les añade el propio presidente. Posiblemente no participe en la asamblea la presidenta de la Federación Catalana, María Isabel Zamora Gómez, rival política de Martín Santos, de quien fue vicepresidenta y contra quien perdió las elecciones a la Española del pasado mes de diciembre por escaso margen.

Pese a esas grietas internas, parece improbable que la asamblea rechace una propuesta del presidente, desde la autoridad de encadenar seis mandatos y que viene avalada además por la inmensa mayoría de los clubes de Superliga 2. Touza espera que se repita aquello por lo que precisamente el Vigo dejó de postularse como asambleísta: “Que todos digan amén”. Pero reconoce: “Lo que sabemos siempre lo sabemos de rebote. Tenemos intranquilidad”.

“La idea es que podamos ir programando la temporada que viene en Superliga 2. Somos optimistas. Pero si por cualquier circunstancia alguien presenta una alternativa y se aprueba, quedaríamos fuera”, admite Touza. En todo caso, no variará sustancialmente la plantilla. “Siempre estamos a expensas de que algún jugador tenga que dejarlo por motivos de estudio o trabajo. Uno se va a hacer un master fuera. Al ser toda la gente de aquí, nos quedamos en cuadro. Me gustaría tener una plantilla un poco más competitiva, con uno o dos, jugadores de fuera. Pero se necesitan medios económicos”, concluye.