El pabellón de Würzburg de Salamanca fue escenario el sábado de una jugada sublime, extraordinaria. Más común en la NBA que en la Liga EBA, o más propia de Luka Doncic que de Lucas Vaquero. Pero el deporte también reserva a veces la gloria a los modestos. Y la acción que protagonizó Vaquero en el partido Usal-Porriño BB está a la altura de la mejor exhibición de la estrella eslovena. De hecho, al baloncestista porriñés ya lo conocen sus amigos como Lucas V. Doncic. No es para menos después de contemplar el vídeo de los diez segundos finales del partido en el Würzburg. En ese instante, Usal y Porriño empatan a 78 puntos. La bola está en posesión del equipo salmantino, que se había dejado limar una ventaja de siete puntos. Y parte de culpa la tuvo Lucas Vaquero, que logró la igualada tras convertir el segundo lanzamiento de tiros libres, después de fallar el primero. Lamentó ese fallo, admite, pero a continuación protagonizaría algo más que la jugada soñada: robo de balón, unos pasos hacia delante y lanzamiento desde el medio del campo. Canastón y victoria de los porriñeses.

Pero mejor que lo cuente el protagonista: “Recuerdo cómo iba el partido y tenía mucho miedo a la prórroga. Faltaban diez segundos y estábamos empatados. Entonces, nuestro objetivo era la prórroga. Pero pensé que si podía intentar robar el balón... De hecho, nada más iniciar ellos la jugada yo ya intento robar la bola y pienso: a ver si hay suerte. No puedo. Pero ya tenía la idea. Y cuando entra en acción el base veo ahí la bola, pero estaba también pendiente del que podía tirar a canasta. Entonces, creí que podía intentar molestar un poco el pase y cuando voy veo la bola cerca y pienso: hay que arriesgar un poquito y tampoco metí mucho la mano. Enganché el balón y creo que fue limpio, pero te pueden pitar falta. Por suerte, la enganché. Cuando cojo el balón voy disparado hacia adelante, pero pensando primero en ver el marcador porque no quedaba mucho tiempo. Veo que faltan dos segundos con algo. Y según mi experiencia, dos segundos me dan para dos botes. Entonces me digo: en dos botes no llego al otro campo. Al lado tengo un compañero, pero pienso: estamos igual, y no se la voy a dar para seguir igual. Y si me da para dos botes y tirar, pues tendré que tirar ya. Incluso cuando voy a tirar no me paro bien para preparar el lanzamiento. Yo tiraría mejor parado, pero llevo a un rival al lado, no voy cómodo. En ese momento no estaba muy seguro y pienso que si paro y tiro igual él me molesta, me tapona. Lancé como pude. En ningún momento pensé que iba a entrar. Lanzo y me digo: uy que no va mal, uy que va cerquita. Y cuando entra empiezo a creérmelo, a flipar. Veo a mis compañeros, y pienso que los triples todos son para mi mujer: se lo dedico, la señalo y me imagino cómo estaría ella viéndolo desde Porriño porque no había podido viajar por trabajo. Entonces me abracé a los compañeros y hubo muchos gritos”.

Vaquero reconoce que es la jugada más espectacular de su larga carrera deportiva. Ni siquiera se la había imaginado en sueños. “En todo caso, piensas en la canasta de la victoria con un triple pero desde más cerca, nunca desde tan lejos”, apunta este baloncestista de 32 años, que se está especializando en finales épicos. “Si me pilla con 20 años estoy una semana de fiesta. Pero ya estoy en otra época. Me alegré mucho en el momento, pero ya está. Fue genial y va a quedar ahí para siempre porque está grabada en vídeo, si no nadie me creería”, añade.