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Petanca

Petanca en primavera

Uxía López, Almudena Gesteira y Emanuel Rodríguez, en la cancha del Cristo da Victoria. Alba Villar

Almudena Gesteira, Uxía López y Emanuel Haluska, que acuden al Campeonato de España juvenil, son tres de los 25 jugadores menores de 19 años con licencia en Galicia.

–Juego a la petanca.

–¿Pero eso no es de señores mayores?

Uxía López Limia, Almudena Gesteira Soalleiro y Emanuel Rodríguez Haluska conocen bien este diálogo. La revelación propia si se tercia en la conversación y la réplica inmediata de su interlocutor, en variaciones que abarcan de la sorpresa a la sorna. Estos tres vigueses, de 16 y 17 años, componen la tripleta que representará a Galicia en el Campeonato de España de la categoría juvenil, que se disputa este fin de semana en Mallorca. Se dedican a este deporte por herencia o descubrimiento; más allá del origen diverso, les sostiene una pasión que resiste a tópicos y extrañezas. “No hay mucha gente joven. La petanca ha entrado poco a poco en decadencia”, lamenta Tania Camoes, su entrenadora. En Uxía, Almudena y Manu, y en sus escasos coetáneos, reside la esperanza de nuevas primaveras.

Manu, Uxía y Almudena. Alba Villar

La petanca, de origen romano y formulación moderna provenzal, ha florecido en tierras de albor: Cataluña, Baleares, Valencia... También ha arraigado en el sur gallego. En la provincia de Pontevedra se ubican 39 de los 44 clubes inscritos federativamente –3 en A Coruña, 2 en Lugo–. A Vigo, en cuyos parques proliferan las canchas, le corresponde la sede federativa, 25 entidades entre clubes, sociedades y asociaciones, y el 55% por ciento de los jugadores con licencia (459 de un total de 718), con A Guarda (25), Mos (9), Nigrán (27), Redondela (88), Salvaterra (33) y Soutomaior (17) completando el predominio del área.

Los datos retratan otros desequilibrios internos en sexo (17% de mujeres) y especialmente por edades. En 2021 se han registrado 21 jugadores (15 hombres, 6 mujeres) de entre 10 y 19 años; solo cuatro (3 niños, 1 niña) de hasta 9. Los tramos de 50-59 y 60-69 son los que concentran más miembros. Un problema de pirámide invertida que aunque pudiera retratar la demografía gallega, resulta común a otras zonas. “En Baleares y Cataluña tienen una gran cantera, pero menos que hace diez años”, concreta Simoes.

La Federación Gallega ha organizado visitas a centros educativos. Los utensilios de la petanca abundan en los jardines. Atrae como actividad lúdica. Cuesta, sin embargo, que los jóvenes traspasen la frontera que separa el juego de la práctica deportiva. La tradición familiar suele ser la principal vía de acceso. “Empecé cuando tenía 7 o 8 años, aunque en realidad llevo en este mundillo desde que nací, por no decir que desde que estaba en la barriga de mi madre”, cuenta Uxía. “Mi padre ha jugado toda su vida y mi madre también, aunque lo ha dejado. Desde pequeña he ido con ellos a los torneos. Me entró más curiosidad cuando fui más consciente de lo que hacía”.

“Yo comencé a jugar oficialmente cuando tenía 10 años”, aporta Almudena. “Anteriormente entrenaba con mi madre y la veía competir. Me entró el gusanillo y quise hacer lo mismo, así que me federé y empecé a practicar”.

El caso de Emanuel resulta “atípico”, explica Simoes. Ningún lazo familiar lo vinculaba a la petanca. En su caso influyó la vecindad con el campo que emplea el C.P. Galicia, de Coia. “Ahí se inició y le fue gustando. Lo importante es que hagan piña, como sucede con ellos tres. Si hay más niños, se produce un poco de auge”.

Uxía López, Almudena Gesteira y Emanuel Rodríguez, en la cancha del Cristo da Victoria. Alba Villar

La petanca es de agenda febril. La Federación Gallega organiza su liga de febrero a julio. En abril se inician las fases previas para los campeonatos de España, que se suelen disputar en mayo. En julio montan los clubes sus propios torneos. En septiembre regresan otras citas federativas –mixtas, de maestros– y tanto la clasificación como la celebración de la Liga Nacional. Los vaivenes de la pandemia han limitado en los dos últimos años la actividad y han retrasado a septiembre ese Nacional al que acude la tripleta viguesa. Emanuel (C.P. Teis) logró la plaza quedando campeón de la fase previa. A Almudena (C.P. San Xoán de Redondela) y Uxía (C.P. Ensino) las seleccionaron. Aunque el certamen se denomina por clubes, ellos acuden en representación de la Federación Gallega.

Manu, Almudena y Uxía, además de ejercitarse por su cuenta, afinan su preparación conjunta en las pistas del Cristo da Victoria. La petanca exige precisión y táctica. Almudena ejerce de “arrimadora”; la primera que lanza hacia el boliche, en lo que se considera como fase defensiva. Manu cierra la secuencia como tirador, en el ataque. Uxía actúa como media, corrigiendo los posibles fallos de sus compañeros. “La idea es que haya equilibrio y que cada jugador sea hábil en lo suyo”, concreta Simoes.

Almudena Gesteira, Emanuel Rodríguez y Uxía López, en la cancha del Cristo da Victoria. Alba Villar

A los tres los cohesiona como tripleta el fervor en la defensa de su afición. “Obviamente me han gastado alguna broma, porque está considerado un deporte para octogenarios. Otra de las burlas es que no es un deporte porque no se emite en los Juegos Olímpicos”, admite Almudena. “Me irrita ligeramente. Hay más jóvenes de los que pensamos jugando a la petanca. En Cataluña, Andalucía y otras comunidades autónomas hay muchos que compiten y viven de este deporte”.

“A la típica persona que no sabe que a la petanca juega gente de todas las edades se lo tienes que explicar e intentar no ponerte muy nerviosa aunque dé rabia. Es falta de conocimiento. Hay que abrir un poco más la mente”, determina Uxía, que a la vez matiza: “Hay que estar muy orgullosa de las personas mayores. También compiten”.

Coinciden igualmente en lo enriquecedora que la práctica de este deporte ha sido en cuestiones que trascienden el rendimiento. “A lo largo de estos años la petanca me ha aportado deportividad, saber estar en las pistas, respetar a rivales y compañeros... Me ha enseñado a tener templanza cuando algo no sale como yo espero, como puede ser algún arrime fallido”, enumera Almudena. Uxía añade: “Me aporta disciplina, amistades de diferentes lugares de España, viajes... Me siento cómoda al practicar este deporte y me da un momento de desconexión. Cuando vas a entrenar, te evades de los problemas que tengas, de los estudios o de lo que sea”. La petanca es su refugio; ellos constituyen su futuro.

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