Sucede a comienzos de los años noventa. Miguel Méndez, un jovencito que acaba de iniciarse en los banquillos sin otra pretensión que su entusiasmo, organiza un cursillo de entrenadores. Ha invitado a Vicente Rodríguez, Cholas para el siglo, a impartir una charla. Cholas pretende hablar de dignificar el oficio, que es para él materia sagrada.

–Si queréis dedicaros a esto...

Esa frase, todavía inconclusa en boca de Cholas, ya se ha convertido en la epifanía que ilumina a Méndez. “Sí, quiero”, piensa, sorprendiéndose de sí mismo.

Verano de 2021. Han pasado casi tres décadas de ese instante. Méndez ha calcado las huellas de Cholas, a la vez que exploraba territorios propios e inimaginables. Reposa en Vigo tras haber conquistado su tercera Euroliga consecutiva. La Federación Española acaba de despedir a Lucas Mondelo y el olívico aparece en las quinielas como sustituto. Méndez se ha reunido en Panxón, como tantas veces, con colegas de la canasta. Suelen acudir otros entrenadores, como Rubén Domínguez, e incluso el presidente de la Fedración Gallega, Paco Martín Micó.

–No sé si coger o no la selección. Dependerá de si el Ekaterinburg me deja. Juegos, Mundial, Europeo... Me apetece–confiesa.

–Si tu equipo te lo permite, no lo dudes. Será una experiencia única. Son dos o tres años de sacrificio, pero se compensa con mucho si logras los objetivos –le anima Cholas.

Hoy Miguel Méndez es ya el flamante seleccionador nacional de baloncesto femenino. La culminación de un camino en el que Cholas ha tenido una influencia recurrente. De Cholas tomó aquella generación que se había proclamado campeona de España cadete y que Méndez, en el Cíes, intentó llevar hasta LEB. También de Cholas heredó, con un breve interludio de Anna Junyer, un Celta que había sido y volvería a ser campeón de Liga y Copa. Cholas lo apadrinó para incluirlo en la estructura federativa y ahora, por fin, replica a su maestro como seleccionador absoluto (Cholas lo fue de 2000 a 2005).

“Miguel siempre ha tenido el acierto de estar en el momento preciso, a la hora precisa y el día preciso. Ha sabido coger los equipos cuando correspondía. Nunca se ha precipitado en sus decisiones”, valora Cholas. “Por eso ha tenido esa carrera tan brillante. Ha sabido elegir muy bien, también arriesgando, y se lo ha merecido”.

Cholas da instrucciones a Laia Palau en los Juegos de Atenas. Efe

El veterano técnico valora que la FEB mantenga esa mirada amplia que inauguraron José Luis Sáez como presidente y Ángel Palmi como director deportivo. “Ellos abrieron la selección a cualquier entrenador de España. Antes era un coto privado de gente de Madrid y alguna de Barcelona. Se empezó a premiar a aquellos que tenían éxito dentro de sus clubes”, describe.

Y ninguno más exitoso en el panorama FIBA actual que Miguel Méndez, con sus 22 títulos locales e internacionales en España, Italia y Rusia. Cholas le augura igual rendimiento con la selección española: “Yo cogí la selección cuando estaba fuera de todos los campeonatos, en un momento muy difícil. Estaban Rusia, Chequia, Serbia, Francia, Estados Unidos… Selecciones muy por encima. Ahora solo queda Estados Unidos y luego hay un grupo, con Australia, Francia y España, que está siempre peleando por las medallas. Hay buenas jugadoras para afrontar el cambio generacional. Creo que se pueden conseguir los objetivos”, anticipa.

Méndez, además de la renovación, afronta dos lastres: la inmediata referencia de los logros de Mondelo (tres títulos europeos, subcampeonato mundial, subcampeonato olímpico) y su tormentoso final, con las acusaciones de trato abusivo de Xargay y Cruz. Si alguien puede gestionar semejante presión y a la vez cicatrizar las heridas es él. Lo certifica Susana García Senra: “Había otros candidatos, por lo que se publicó. Miguel reúne las condiciones idóneas en todos los momentos, pero sobre todo en éste que es especialmente difícil. Es el ideal”.

Susana García Senra, en Samil. José Lores

La legendaria jugadora ejerció como ayudante de Méndez durante su década al frente del Celta. Después ha observado cómo su crecimiento proseguía fuera: “Es impresionante, pero no me sorprende. Es buenísimo, técnica y tácticamente de lo mejor que yo he visto en mi vida. Pero su mejor virtud es que humanamente es un conductor de grupo excepcional. Lo tiene todo. No soy imparcial. Miguel es mi debilidad en todos los sentidos”, admite.

Así que celebra su nombramiento “(es lo merecido y lo que quería desde hace mucho tiempo”), aunque vaya a ser difícil disfrutarlo como amigo: “Era de lo que se quejaba ayer su mujer. No cabe duda de que serán unos años duros. Pasará con la selección las vacaciones que tenga con el Ekaterinburg. Pero sarna con gusto no pica”.