En medio del caos emergerá hoy la figura de Xavi Hernández, el entrenador que eligió Víctor Font para pilotar su proyecto electoral, al que se agarra ahora desesperadamente Joan Laporta para levantar a un decadente Barça. Llega oteando un paisaje lunar, con un equipo que se autodestruye (ha sumado dos puntos de nueve ante Rayo, Alavés y Celta), empequeñecido ante los grandes (derrota con Atlético y Madrid), al que se le caen los jugadores. Casi la mitad de la plantilla está en la enfermería y Xavi, el técnico del consenso, se enfrenta a una descomunal tarea, similar incluso a la que acometió Johan Cruyff, justo después del Motín del Hesperia (1988), cuando inició la reconstrucción.

Deambula el Barça por tierra de nadie en la clasificación viendo cómo el irregular equipo de Ancelotti se le ha escapado en apenas 12 jornadas. Son ya 10 puntos de diferencia, la prueba de la decadencia azulgrana, que está incluso alejado de los puestos que dan acceso a la clasificación para la próxima Europa League. Con Koeman, el equipo se iba cayendo en el campeonato y con Sergi (empate ante Alavés en el Camp Nou y caótica igualada en Vigo ante el Celta tras desperdiciar un 0-3) más de lo mismo. A Xavi le toca recomponer la autoestima de un Barça que acabó por los suelos en Balaídos maldiciendo su “falta de personalidad”, como denunció Frenkie de Jong, castigado también por su debilidad defensiva: 15 goles encajados en 12 jornadas de Liga. El objetivo inicial para Xavi es alcanzar la zona Champions.

Hay dos Barças. Uno con Ansu Fati (marcó en Kiev, marcó en Vigo) y otro sin él. Y a Xavi le toca empezar su proyecto sin el joven delantero, recluido, de nuevo, en la enfermería al sufrir un percance muscular en Balaídos. Koeman apenas lo tuvo un par de meses. El nuevo entrenador confía disponer de la mayor amenaza ofensiva que presenta un equipo huérfano de gol. La vida para cualquiera es mucho más compleja sin Ansu, convertido, y con apenas 19 años, en la gran esperanza porque Dembélé sigue dando muestras de que sus músculos no resisten.

La tensión se ha instalado en el vestuario de la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, según reveló Esport 3, destapando el cruce de reproches entre preparadores físicos, médicos, técnico y jugadores en busca de una solución a una plaga que se extiende sin fin. Hasta once futbolistas (un equipo completo) no están disponibles ahora para Xavi, lo que limita muchísimo su margen de maniobra, sobre todo en el arranque de su proyecto. Le deja sin recursos.

“Yo lo veo como una ventaja”, sostuvo el nuevo entrenador del Barça cuando le preguntaron por la gestión que deberá realizar con los cinco excompañeros que se encontrará a partir de hoy. Pero en sitios distintos. Busquets, Sergi Roberto, Piqué, Jordi Alba y Ter Stegen siguen en el campo. Pero ahora quien manda es Xavi. Y la erosión de las vacas sagradas, cuyo rendimiento ha descendido notablemente, es el primer asunto capital que debe resolver el técnico. El equipo es tan joven y tan tierno que necesita de la experiencia y jerarquía que deberían aportar esas piezas. Pero, curiosamente, han sido los eslabones más débiles provocando que el Barça se deshilachara al punto de ser extremadamente vulnerable.

Necesita Xavi que las vacas sagradas, término con que bautizó Cruyff a los jugadores más importantes, sean determinantes porque resulta imposible que los niños (Ansu, Nico, Gavi, Pedri...) puedan soportar al equipo, tanto física como anímicamente.

Destituido Koeman de mala manera (fue de madrugada y en un avión a la vuelta de Vallecas) y escogido Xavi, tras las reticiencias que mostró en la campaña electoral (también anunciado de madrugada), Laporta necesita la estabilidad deportiva que no ha hallado en los ocho primeros meses. Se ha puesto en manos del técnico de Terrassa como última y única opción de recuperar la calma, aunque condicionados ambos por la delicada situación del equipo. Un Barça sin recursos, que desaparecidos Suárez, Messi y Griezmann no tiene estrellas de alcance planetario, sustentado en el tesoro que produce diariamente La Masia.

Pero requiere de tiempo, calma y jugadores. Todo lo que ahora mismo no tiene Xavi, apóstol de una idea de juego, quien no se considera como un mesias. Aunque se le espera como si lo fuera.