El Ribadumia se quedó compuesto y sin puntos ante un Fisterra que se sobrepuso a las dificultades para darle un giro radical a la dinámica establecida a raíz del cortar la avalancha de fútbol de los locales durante la primera parte. Un tiempo en el que dispusieron de situaciones suficientes para obtener un marcador más holgado y que dio paso, inexplicablemente, a una remontada visitante cimentada en las facilidades dadas por los locales.

Desde el pitido inicial el partido dejó claro que no se iba a perder en preámbulos estériles. Lo vertiginoso del ritmo tuvo una transferencia inmediata a las áreas, Y es que apenas había transcurrido un minuto cuando Makaay, tras un excelente pase de Álex Ramos, le ganó la espalda a toda la zaga local para rematar al larguero en el mano a mano con Roberto Pazos.

Del susto inicial se pasó a una fase de absoluto control de los de Luis Carro. El balón fue patrimonio exclusivo de los aurinegros ante un Fisterra al que le costaba recuperarlo. Consecuencia de una posesión larga, el Ribadumia forzó un córner que botó Óscar Martínez y que Javi Domingo envió a la red de perfecto testarazo imponiéndose por arriba a toda la defensa costamortense.

Solo habían transcurrido cinco minutos y los locales ya tenían el partido donde lo querían. Lo cierto es que los de Juan Porrúa acusaron el golpe. Desubicados sobre el magnífico césped de A Senra, el Ribadumia aprovechó la circunstancia para poner la directa hacia la portería de Julián. La banda izquierda se convirtió en el camino más transitado por un equipo que profundizó con un Diego Abal muy vertical y un Giráldez que se había hecho con la manija del partido.

Monchito pudo hacer el 2-0, pero su remate a pase de Abal se fue excesivamente cruzado. No se quedó ahí la insistencia saliniense puesto que solo un minuto después Hugo Soto estuvo a nada de aprovechar un desajuste defensivo, pero el de Vilaxoán no pudo superar a un Julián que, de modo acrobático, salvó el intento de vaselina del delantero.

En plena fase de asedio, una combinación entre Diego Abal y Charles volvió a meter el miedo en el cuerpo al Fisterra. Poco después un disparo de Óscar Iglesias desde la frontal se envenenó de tal manera tras tocar en un defensor que se fue rozando el palo para alivio visitante. Aún tendría una más clara el Ribadumia cuando Charles cabeceó fuera en el segundo palo un excelente servicio de Diego Abal.

El partido discurría al ritmo que marcaba la clarividencia de David Giráldez. Sin embargo todo cambió a raíz de una acción. La misma que supuso el tanto del empate en el segundo disparo a portería del Fisterra. Coincidió además con la vez que más le duró el balón en los pies a los coruñeses. Una posesión en la que el balón llegó a un Nathan acostado en el carril izquierdo para meter un pase perfecto en diagonal que salvó a toda la línea defensiva local y que remató de primeras Juan de Dora para cambiar el sino del encuentro.

Casi como por arte de magia, la fluidez, la intensidad y el balón cambiaron de dueño de manera radical para llegar al descanso con sensaciones contradictorias en los locales después de haber mandado en el juego durante 40 minutos. Lo peor es que esa sensación de haber perdido el control se mantuvo en el arranque de la segunda parte.

El Fisterra no estaba dispuesto a negociar la intensidad y avisó de sus intenciones con acercamientos a los que solo le faltó un último control o un poco más de precisión en el golpeo para obrar la remontada. Pero a base de insistencia ese golpe de suerte apareció con un gol olímpico de Álex Ramos al que el viento y las facilidades defensivas contribuyeron a introducirlo en la portería por el primer palo.

Luis Carro introdujo cambios para volver a recuperar el mando del partido y lo cierto es que el equipo volvió a encontrar sus pulsaciones. La acción más merecedora de empate fue en la que Fandiño conectó con Álex Fernández que fue golpeado dentro del área, pero su ansia de pelear por el balón hizo que el árbitro no considerase el contacto. Para más inri, su pase de la muerte a Charles fue rematado fuera por el brasileño con todo a su favor para el hacer el 2-2.

El partido había entrado en caos en los últimos diez minutos. Charles la volvió a tener en un cabezazo tras un córner que se le fue ligeramente desviado. Mientras, el Fisterra dispuso de varias transiciones con un Ribadumia totalmente a la desesperada buscando salvar un punto. En una de esas contras, Álex Ramos desperdició un clarísimo mano a mano frente a Pazos con un disparo demasiado centrado que el portero desvió a córner.

Los minutos siguieron desgranándose entre la desesperación local al no dar crédito a una derrota ante un rival que tuvieron completamente a su merced durante prácticamente toda la primera parte. Tres puntos que huyen de A Senra y que devuelven al Ribadumia a posiciones de descenso directo a la espera de volver a recuperar el terreno cedido el próximo domingo, también en A Senra, con el As Pontes como adversario.

“Los dos goles que encajamos son evitables”

Luis Carro no ocultaba su malestar por el desarrollo del partido. En su valoración destacó que “nos faltó acierto cuando dominamos. No podemos generar mucho para coger poca bolsa. Estamos continuamente asumiendo riesgos y exponiéndonos porque creemos que es lo que nos lleva a generar fútbol, pero si no consigues abrir ventaja en el marcador tienes el partido abierto hasta el final. Contra un equipo así, lo peor que podía pasar era que se pusieran por delante o que te igualaran el partido. Luego llevaron el partido a lo emocional y el partido ahí se rompe si no eres capaz de igualarlo”. Las facilidades dadas por su equipo se resumen en las acciones de los tantos del Fisterra, “los dos goles son evitables. Si encajas ese tipo de goles es que no mereces otra cosa en Tercera División. En el primero nos sacan un centro fácil y el segundo se explica solo porque fue de infantiles. Es un tropiezo que no esperábamos. Ahora no queda otra que compensarlo ganando fuera o ganando en Fisterra”.