El entrenador del Estradense, Alberto Mariano se mostró orgullo de sus hombres tras la derrota por 2-4 ante el Barco, que considera condicionado por la expulsión de Coke en el minuto 10. “Les pedimos que se matasen y lo hicieron. Los jugadores terminaron fundidos pero fue imposible mantener el ritmo de la primera parte. Llegamos hasta donde pudimos. No les puedo pedir más. Estuvimos muy cerca. Ellos pelearon a muerte y yo estoy a muerte con ellos”, afirmó. Mariano considera que el cansancio fue clave en la segunda parte y que los goles, especialmente el segundo, fueron un golpe moral.