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Los vinos gallegos atisban una recuperación de las ventas con la retirada de los aranceles de EE UU

Vendimia en la comarca de O Ribeiro. | // IÑAKI OSORIO

El sector vinícola gallego respira. Se advierte cierto optimismo entre los bodegueros después de que Estados Unidos les conceda una tregua con la retirada de aranceles al sector. El Gobierno de Joe Biden y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo comercial que pone fin a la disputa de aranceles cruzados que gravan las exportaciones europeas y estadounidenses. El punto de partida de este pulso político es, en realidad, la guerra comercial entre las empresas del sector aeronáutico Boeing y Airbus aunque los daños colaterales recayeron sobre los agricultores, con la aplicación de elevados aranceles que Estados Unidos impulso a una lista de exportaciones de productos agroalimentarios.

El gravamen ha tenido un fuerte impacto en el sector vinícola gallego, especialmente para las bodegas exportadoras de las Rías Baixas. Y es así porque para ellas Estados Unidos se configura como su principal mercado internacional, ya que “concentra el 25% del volumen total de las exportaciones”, asegura el presidente del Consejo Regulador d la Denominación de Orixe Rías Baixas, Juan Gil de Araujo. Si bien la tregua estadounidense se remonta a esta semana, los empresarios del sector ya advierten sus efectos en el mercado. “Se lo han tomado con ganas, al menos parece que empezamos bien”, refiere el presidente de Marqués de Vizhoja, Jorge Peláez.

El primer paso se dio el pasado marzo, en un primer acuerdo que suspendía los aranceles al sector aeroespacial y otras producciones durante cuatro meses, para facilitar la negociación. El pacto llega acompañado del interés de Joe Biden de recuperar el apoyo europeo frente a China, y plantea una paralización de los aranceles durante, mínimo, cinco años. “Espero que los organismos competentes se pongan a negociar desde el primer minuto. Cinco años pasan rápido. El objetivo es normalizar el acuerdo para que no sea temporal sino que tenga categoría de indefinido y se pueda normalizar el intercambio con Estados Unidos”, analiza Juan Casares, presidente del Consejo Regulador de Denominación de Orixe Ribeiro.

Las exportaciones gallegas de la categoría de bebidas, líquidos alcohólicos y vinagre a Estados Unidos en 2020 se situaron en los 13,3 millones de euros, casi un 10% por debajo de los 14,7 millones de euros de 2018, fecha previa a la implantación de los aranceles y ajena al impacto que el coronavirus ha tenido para esta industria. El sector del vino de hasta 14 grados venía soportando un arancel adicional del 25% a las exportaciones estadounidenses desde el 18 de octubre de 2019, lo que no hizo sino contraer las ventas del sector a este mercado norteamericano y que el coronavirus agravó.

La medida ha afectado de forma dispar a las empresas gallegas vinícolas. La Denominación de Orixe Ribeira Sacra, que cuenta con una veintena de bodegas que venden en el mercado estadounidense, aseguran que las exportaciones se paralizaron el pasado ejercicio: “prácticamente pasamos a cero. Ha sido un año y medio de parálisis total”, apunta el presidente del Consejo Regulador, José Manuel Rodríguez. “Es uno de los países a los que más vendemos”.

La dependencia es todavía mayor para los vinos de las Rías Baixas, que suma un centenar de bodegas exportadoras a este mercado norteamericano de un total de 160. Estados Unidos concentra el 25% del volumen total de ventas al extranjero. “Nuestras bodegas tuvieron que adoptar acuerdos con los importadores para repartir el peso de los aranceles”, explica Gil de Araujo. “Nuestro volumen no bajó mucho, pero sí nuestros márgenes”. Un peso que los empresarios del vino adoptaron de forma coyuntural a fin de mantener su presencia y cuota de mercado Estados Unidos ante una medida que, consideraban, era temporal.

En el caso de Terras Gauda, la medida arancelaria no supuso realmente una caída de las ventas pero sí una ralentización del ritmo de crecimiento de la marca en este mercado, aclara Iago Becerra, director comercial de la empresa vinícola. La firma ya advierte un repunte de la actividad con la paulatina liberalización que empezó en marzo. Porque para las empresas supone un alivio poder recuperar sus niveles de precio habituales. “Son determinantes en este sector”, asegura Becerra. Un factor que se reproduce en el caso de Marqués de Vizhoja, “la franja económica es fundamental en cualquier país”, apunta Peláez.

Un daño colateral de esta imposición arancelaria es que ha aumentado la competencia sectorial con otros países, especialmente con los vinos procedentes de Chile, Argentina, Portugal o Italia, según refiere el directivo de Marqués de Vizhoja, que han aprovechado para ganar presencia en la escena.

En todo caso el sector es optimista. Ya no sólo porque cree que la actividad se está recuperando a buen ritmo sino porque sus expectativas son de crecimiento. “Esperamos superar las cifras de 2019 este año”, asegura Peláez. Coinciden en esta perspectiva desde Terras Gauda que pronostican una mejoría para los próximos meses. El progreso será más favorable para los vinos de Rías Baixas cuya popularidad en el mercado estadounidense le ha permitido mantener el pulso durante un año y medio, gracias a una estrategia con la que han mantenido cuota de mercado, a la espera de volver a los márgenes de beneficio anteriores.

La cifra

Las exportaciones a EE UU cayeron un 10% por los aranceles y el COVID

Las ventas del sector de bebidas, líquidos alcohólicos y vinagres cayeron en este mercado de los 14,7 millones en 2018, a los 13,3 millones en 2020.

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