Las llaman gasolineras automáticas, desatendidas, fantasma o de bajo coste y, lo cierto, es que este modelo de negocio prolifera en Pontevedra. Este nicho de negocio ha convertido en atracción de inversión en el último año, en parte por la escasa penetración que tenía en la comunidad hasta la fecha. En parte –o propiciada– por el empuje que experimentan los precios de los carburantes. La provincia de Pontevedra ha sido el enclave escogido y no es casual que colinde con Portugal donde el precio del litro de gasolina superaba los dos euros hace tres semanas.
Pontevedra aglutina hasta 19 solicitudes de licencias de gasolineras low cost en lo que va de año. Una cifra nada despreciable considerando que, de implantarse en su totalidad, se triplicaría la cifra actualmente disponible de estaciones de servicio de bajo coste. La oportunidad en el mercado está ahí pues la zona aglutina, actualmente, unos diez puntos de repostaje de este tipo, según estiman desde la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Pontevedra (AEESP).
Del total de solicitudes realizadas en 2021, cinco no han pasado los trámites de licencia ambiental –el primero de los procesos–, otra decena superaron el procedimiento y las cuatro restantes se encuentran aún en tramitación, explica Benigno Redondo, presidente de la asociación pontevedresa.
A considerar que las cinco que no superaron los trámites pueden subsanar los errores y volver a presentar el proyecto inicial.
El de las estaciones de servicio tradicionales es un mercado maduro en Galicia, pero no sucede lo mismo con las estaciones de servicio de bajo coste. “Cogieron mucha fuerza en algunas comunidades, sobre todo en el Levante, en otras no”, contextualiza Julio César López, presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes). El también portavoz de la asociación coruñesa calcula que en esta provincia se cuentan unas 15 gasolineras low cost, frente a las 10 que sumaría Pontevedra. La penetración en las provincias de Ourense y Lugo sería más residual. Sin embargo, la estimación es controvertida y, en ningún caso, tarea sencilla pues desde la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae) cifran en 38 el total en Galicia, distribuidas en 5 en Pontevedra, 23 en A Coruña, 8 en Lugo y 2 en Ourense.
"Galicia es zona libre desde este año, por la agilización de trámites"
“En Pontevedra hay una tremenda cantidad de aperturas últimamente. La llegada se retrasó un poco más pero hay muchas solicitudes”, comenta López. “En Coruña hubo una avalancha antes”, complementa Redondo. Detrás de estas aperturas estarían Plenoil, PetroPrix, Baratoil o Varcárcel, todas empresas de fuera de Galicia y, en su mayoría, extranjeras a excepción de la última, recuerda el portavoz pontevedrés. “De esas 19 solicitudes, sólo cuatro gasolineras tendrían personal”, detalla Redondo.
Así, continúa la expansión de las estaciones de servicio de bajo coste en la provincia de Pontevedra. A la de Alcampo en avenida de Madrid en Vigo, la de Bye en el barrio olívico de Lavadores o la de Oleno en Camposancos se sumó, el pasado mayo, una nueva, en la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña.
EasyGas instalará otra en Vigo, que se añadiría a la que opera en Porriño y que compite con tres más en la localidad: Petroprix, Plenoil y Staroil. Y, como añadido, otras dos gasolineras de bajo coste en Tui, una de ellas de reciente apertura. También Baratoil ha solicitado permiso para abrir una estación de servicio en Mos, considerando que cuenta con otro punto de repostaje en A Guarda y espera abrir otra en Tui.
La localización no es baladí. Como tampoco es casual esa proliferación de estaciones de servicio en Pontevedra. Pues si el precio del combustible prosigue su espiral alcista en España, en Portugal la escalada lleva pasos de ventaja.
El país vecino superó, hace tres semanas, los dos euros por litro de gasolina. En el arranque de noviembre el precio de la gasolina en el mercado luso se sitúa en 1,7 euros el litro y el diésel en 1,5 euros el litro.
“Hemos apreciado diferencias de 13 céntimos por litro”
Precisamente, esta falta de personal y automatización del servicio es la que confiere la rentabilidad al modelo de negocio. “Normalmente ofrecen solo dos productos: gasolina y diésel. No están obligadas a tener máquina para inflar ruedas o echar agua al coche, ni tampoco aseos”, explica Nacho Rabadán, director general de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES). “Hemos apreciado diferencias de hasta 13 céntimos por litro. Es lógico que la gente se plantee esta opción”, contrapone, por su parte, secretario general de la Unión de Consumidores de Galicia (UCGAL), Miguel López.
“Hay una tremenda cantidad de aperturas últimamente”
La penetración del modelo comenzó en 2013 en Valencia, recuerda Manuel Jiménez, presidente de Aesae, sin embargo, Galicia “es zona libre desde este año, con la agilización de los trámites. Por eso han salido como setas”, justifica el experto. En la comunidad, representan un 5% del total de estaciones de servicio. “Es de las últimas zonas de España en lo que respecta a aperturas”, recuerda Jiménez. Dada su gran dispersión poblacional, el territorio se caracteriza por gasolineras pequeñas que dan servicio a zonas muy grandes “y están al limite de su rentabilidad”, complementa el portavoz de Fegaes, la compleja situación del sector.
