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Aquel miedo al futuro que ya es pasado

Miembros de aquellahistórica generaciónde periodistas

Paseando por Internet, el azar me llevó a una revista interna de la Universidad de Navarra que celebraba el 25 aniversario del nacimiento de los estudios de Periodismo (hoy ya el doble) y, pasando sus páginas, me sorprendió verme en una con mis compañeros de promoción, en medio de la foto, con melena hasta los hombros y bigote a lo DÁrtagnan. Creo que era el año 74 y allí estaba el logroñés Pedro J. Ramírez, los bilbaínos Ignacio Amestoy (hermano de Alfredo) y Javier Angulo, el madrileño Fernando Dorrego, el donostiarra Javier Zabaleta, la mexicana Pilar Molestina, el colombiano Pedro Sorela, el granadino Gabriel Pérez Gómez, Jorge Peñacoba.... Mi mente se fue a ese día fin de carrera y lo recordé como hoy. Tenía esas noches pesadillas extrañas que delataban angustias sobre mi futuro. El mercado periodístico se ofrecía ante nosotros con todos los miedos de un principiante.

De repente, han pasado 46 años, de repente. Todos aquellos miedos sobre nuestro futuro del tiempo de la foto son ahora hechos del pasado. En esa foto no estaba ese día, aunque debiera, la guineana  Cloti Vaz de Conciçao, aquella negraza de grandes carcajadas a la que todos queríamos, que perdí de vista y solo supe de ella hace unos días cuando, investigando los orígenes del líder de Vox en Cataluña, Ignacio Garriga, me enteré de que había sido su madre, fallecida hace dos años, emigrante, periodista, librera, pívot de baloncesto, vendedora de golosinas, activista política y militante de la extinta Alianza Popular. Tampoco estaba en la foto, aunque debía, un tipo afable que hablaba lo justo: Ángel Amigo Quincoces. Imposible porque había sido detenido por su participación como etarra en el secuestro de Felipe Huarte (tío precisamente de otra compañera de clase) y tenía pendiente un Consejo de Guerra, la cárcel, la fuga de la de Segovia, la amnistía, la conversión en uno de los productores de cine vasco más importantes con decenas de películas... La fantástica Cloti se fue a la derecha y dio un hijo líder de Vox, y Ángel Amigo ya coqueteaba con ETA sin que pudiéramos imaginarlo.

Aquel día de la foto en los años 70 seguro que todos teníamos pesadillas por nuestro futuro, y ahora todos lo tenemos detrás, ya sabemos en qué han quedado nuestros sueños. El de Pedro J. Ramírez, asomado en la tercera o cuarta fila de la foto, ya apuntaba maneras entonces en las clases o como director del grupo de teatro de la universidad al que yo también pertenecía. Después se convirtió en brillante director de periódicos. No se ve en la foto tenía a Ignacio Amestoy (hermano de Alfredo), que luego se distinguiría en el mundo del teatro con grandes montajes y premios nacionales de literatura dramática. Javier Angulo, sonriente en la segunda fila y que a mí me llamaba “anduriño”, sería muchas cosas entre ellas fundador de Cinemanía y director de la Seminci de Valladolidi. Pilar Molestina, mexicana siempre seductora y cordial, es desde hace 25 años directora e integrante del Anuario de Vinos El País y sus opiniones suben o bajan la categoría de los vinos españoles. Pedro Sorela, nacido en Colombia como hijo de diplomático, fue periodista destacado de El País y profesor universitario de periodismo, y falleció hace dos años por un cáncer. Jorge Peñacoba es cura militante del Opus Dei y Vicario_Pastoral en una parroquia de Madrid. Javier Zabaleta fue redactor jefe de Egin y al final jefe de Comunicación de Kutxabank...

En aquella foto, salvo Jorge Peñacoba que tenía a Dios y estaba más seguro, todos teníamos miedo al futuro que ya se nos ha hecho pasado en un abrir y cerrar de ojos. Unos han triunfado en su profesión, otros lo han hecho consigo mismo sin necesitar de medallas profesionales, los hay que ni en lo uno ni en lo otro a pesar de estar en la universidad más selectiva del país y algunos, muy pocos, son ya cenizas. Hoy miles de universitarios españoles recién licenciados estarán temblorosos ante su futuro, con más razón que nosotros porque nuestra sociedad crecía, la suya decrece laboralmente.

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