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Arte egipcio en la cidade da cultura

El Gaiás alberga la exposición “Faraón, Rey de Egipto”, formada por una selección de 140 piezas del Museo Británico que permiten viajar en el tiempo a la antigua civilización del Valle del Nilo y profundizar en diversos aspectos de la historia protagonizada por sus milenarios monarcas y dioses

Arte egipcio en la cidade da cultura

A través de estatuas y monumentos, los faraones construían con esmero sus identidades y proyectaban una imagen idealizada de sí mismos, bien como guerreros poderosos protectores de Egipto contra sus enemigos, bien como adoradores fervientes de los dioses, intermediarios entre ellos y el resto de la humanidad. Una demostración de ello se puede ver en la Cidade da Cultura de Santiago, en la muestra “Faraón Rey de Egipto”, que permanecerá abierta al público hasta el 15 de agosto. El visitante puede viajar tres milenios atrás en la historia del Valle del Nilo a través de las 140 piezas de la colección del British Museum que conforman la selección llegada a Galicia de la mano de la Fundación La Caixa y en colaboración con la Xunta, en el marco del Xacobeo 2021.

Dividida en nueve ámbitos - Egipto, la tierra de los faraones, Hijos de los dioses, Símbolos de poder, Los dioses y la memoria, La vida de la realeza: el palacio y la familia, Administrar Egipto: funcionarios y gobierno, Guerra y diplomacia, Extranjeros en el trono y Una vida eterna: la muerte del faraón), la exposición examina la figura del monarca desde todos los puntos de vista: como ser divino, situado en el centro de la estructura social, alrededor del cual se articulan símbolos y creencias que van más allá de la existencia terrenal; en su vida de palacio rodeado por su familia, como gobernante y como guerrero, e incluso destaca lo diferentes orígenes de los faraones.

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Arte egipcio en la cidade da cultura Manuel G. Vicente | Trustees of the British Museum

Tras estas representaciones de la realeza, se esconde una realidad compleja. Los gobernantes de esa antigua civilización no fueron siempre hombres: la famosa reina Hatsheput, por ejemplo, rigió los destinos de Egipto entre c. 1472 y 1458 a. C, aunque en los monumentos oficiales fuera casi siempre representada como un hombre. Tampoco eran siempre egipcios: en épocas de inestabilidad política y guerra civil, Egipto fue conquistado por potencias extranjeras y gobernado por monarcas que rivalizaban entre sí, como los kushitas de Nubia (el norte del actual Sudán), que formaron la Dinastía XXV (c. 716- 655 a. C.).

"Las representaciones de la realiza como dioses o guerreros en estatuas y monumentos esconden una realidad compleja. No todos los gobernantes fueron hombres ni egipcios"

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Al margen de su origen y género, los faraones se definían mediante la adopción de símbolos reales: por ejemplo, inscribiendo sus nombres en cartuchos o llevando en la frente el ureo, una figura de cobra erguida.

Mientras algunos de ellos fueron objeto de veneración -Tutmosis III, que otorgó su máxima extensión al imperio, o Amenhotep I, adorado como un dios tras su fallecimiento-, otros fueron condenados al olvido. Es el caso de Akhenaton, causante de un profundo trastorno religioso al introducir el culto al disco solar Atón como único dios nacional.

Una visitante observa piezas de la exposición “Faraón. Rey de Egipto” en el Gaiás. | Manuel G. Vicente

Las piezas expuestas en “Faraón. Rei de Egipto” reflejan la diversidad consustancial a la monarquía egipcia. Junto a estatuas, relieves en piedra de antiguos templos y joyas de oro, la muestra presenta objetos menos habituales como incrustaciones de colores usadas para decorar el palacio de un faraón, que sugieren cómo se vivía en la corte; o misivas grabadas en escritura cuneiforme sobre tablillas que dan fe de la intensa actividad diplomática entre Egipto y Babilonia durante la Dinastía XVIII (c. 1550-1295 a.C.). Del mismo modo, el arco de madera de uno de los comandantes militares del faraón nos muestra lo importante que era contar con un ejército fuerte para mantener la seguridad de las fronteras de un país, mientras que un papiro deja constancia de un juicio por robar en una tumba, y las imágenes de gobernantes persas, griegos y romanos que actuaron como faraones nos recuerdan, cada uno a su modo, los múltiples retos que entrañaba gobernar una de las mayores civilizaciones que ha conocido el mundo.

7. Estatua en caliza del comandante militar Inebny (1479-1425 a. C.). Tebas. | // MANUEL G. VICENTE

Un recorrido por la exposición nos obliga a detenernos en algunas piezas, comenzando por la cabeza del faraón Tutmosis III (1479-1457 a. C.) realizada en limonita verde y hallada en Karnak. El monarca porta una corona blanca, símbolo del Alto Egipto, cuyos orígenes pueden encontrarse en los primeros tiempos de la historia antigua de esta civilización y se asociaba a la diosa buitre Nekhbet, protectora de esa región. Tras una larga co-regencia con su madrastra, Hatshpesut, Tutmosis III consiguió que el imperio egipcio alcanzara su máxima extensión territorial, gracias a una serie de expediciones militares hacia el norte, a través de Siria y Palestina, y hacia el sur, en Nubia.

Del reinado de Rameses II (1279- 1213 a. C.), se exhibe una estatua del dios Re-Horakhty representado por un halcón y que simboliza la unión entre Re, dios del sol, y Horus, dios del cielo. Es una de las miles de estatuas similares que se hicieron durante el reinado de Rameses II en el contexto de un programa de construcción de templos que se extendía más allá de Egipto y llegaba hasta Nubia.

Otra pieza que representa a una deidad es la estaquilla del dios Amón-Re, realizada en plata sobre dorada, datada en el periodo entre 1069 al 664 a. C y hallada en Karnak, en Tebas.

Las losetas del palacio de Rameses III (1184- 1153 a. C) reflejan que al igual que el resto de las casas, las residencias de los monarcas se edificaban sobre todo con adobes secados al sol, mientras que la piedra se reservaba mayormente para los templos consagrados a los dioses. Aunque el adobe es poco duradero, por la erosión de la lluvia y el viento, la pervivencia de fragmentos de pintura e incrustaciones de fayenza (material vidriado similar a la cerámica) indica que, en su día, los palacios fueron espacios con decoraciones suntuosas, dignas de los faraones que los habitaban. Las piezas presentes en la muestra del Gaiás, que incluyen parte de los nombres del faraón Rameses III, pertenecían a un palacio en Teel el-Yahudiya, en el norte de Egipto, hoy prácticamente destruido.

Los funcionarios de gobierno favoritos de los monarcas también gozaron del privilegio de ser esculpidos. Es el caso Sennefer, muy poderosos durante el reinado del faraón Tutmosis III (1497 - 1425 a. C). El alto rango de esta funcionario le permitió encargar una escultura que representa a un hombre sentado y envuelto en un manto, en referencia al dios Osiris tras la muerte. A Sennefer se le conoce también por haber encargado al menos otras dos estatuas, a través de las que esperaba poder beneficiarse de las ofrendas diarias a los dioses, y por una tumba maravillosamente decorada en la necrópolis de Tebas.

Un visitante observa piezas de la exposición “Faraón. Rey de Egipto” en el Gaiás Manuel G. Vicente

Los cargos del ejército también tuvieron el honor de quedar inmortalizados en piedra. Ejemplo de ello es la estatua en caliza del comandante militar Inebny, correspondiente a la Dinastía XVIII, concretamente al reinado de Tutmosis III (1479- 1425 a. C). La pieza, hallada en Tebas, incluye un texto biográfico que resume las principales hazañas de la trayectoria de su protagonista. Este tipo de grabados se encuentran también en estelas y paredes de tumbas. Inebny fue comandante y supervisor de armamento y pudo participar en campañas militares en Nubia y Siria.

La exposición cuenta también con una réplica del fragmento de la tapa del sarcófago del faraón Rameses VI, de la Dinastía XX, cuyo reinado se produjo entre 1143 y 1136 a. C. y su tumba se encuentra en el Valle de los Reyes, en Tebas. La pieza es un ejemplo de cómo los faraones del Reino Nuevo eran enterrados en impresionantes sarcófagos de piedra de grandes dimensiones, que a su vez contenían uno o varios ataúdes más pequeños. En la del faraón Rameses VI se hallaron fragmentos de la parte superior de la tapa del sarcófago dejada por los saqueadores que se llevaron metales preciosos y otros objetos d valor. E ocasiones este pillaje era una iniciativa controlada por el estado con el objeto de reciclar los materiales preciosos para otros usos.

La muestra, en la segunda planta del Gaiás, está abierta al público de martes a domingo. Las visitas comentadas requieren inscrición previa en la web.

Exposición “Faraón. Rey de Egipto” en el Gaiás Manuel G. Vicente

Una colección itinerante

La muestra presente por primera vez en Galicia viaja por diferentes partes del mundo

“Faraón. Rey de Egipto” pudo verse entre los años 2011 y 2013 en una primera versión por varias ciudades del Reino Unido. Posteriormente, se amplió la lista de objetos incluidos en la muestra y los temas que abarcaba para su exhibición internacional. En España, a través de la colaboración del British Museum con la Fundación La Caixa, estuvo presente en 2018 distintas sedes de CaixaForum, tras haberse expuesto en el Cleveland Museum of Art.

La exposición está comisariada por Marie Vandenbeusch, del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del British Museum, donde se encarga del desarrollo de exposiciones itinerantes como la que ahora está en el Gaiás o “Las momias egipcias. Explorado vidas antiguas”. Sus investigaciones se concentran en las prácticas funerarias y mágicas del antiguo Egipto, especialmente en el estudio de las momias y de la cultura material.

El comisario adjunto es Neal Spencer, antiguo conservador del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del British Museum y actual subdirector de Colecciones e Investigación en el Museo Fitzwilliam en Cambridge.

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