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“Las mujeres tenemos que trabajar y hacernos valer más”

La ingeniera viguesa Noelia González Vila trabaja en la consultora Grupo Zühlke en Múnich y es voluntaria de Google para empoderar a las trabajadoras en sus entornos laborales

La ingeniera viguesa Noelia González, en febrero, en los Prealpes. FdV

Acabó sus estudios tras la caída de Lehman Brothers en 2008 y vio cómo las ofertas de empleo desaparecían “de la noche a la mañana”. Así que regresó unos meses a Vigo desde Viena, donde había realizado su último curso y el proyecto final de carrera, aprovechó para sacarse el carné de conducir y, convencida de que “el camino te lo tienes que ir marcando tú”, regresó a Austria en busca de oportunidades. Trabajó en una academia de idiomas y como camarera hasta que surgió la posibilidad de entrar en un start-up tecnológica. Fue la primera y única mujer de la plantilla, una circunstancia que se ha repetido a lo largo de la carrera de esta ingeniera industrial especializada en diseño y fabricación.

“No existe ninguna evidencia científica de que nosotras no podamos trabajar en tecnología y ciencia. Podemos hacer lo mismo, incluso somos más arriesgadas a la hora de aceptar proyectos de mayor complejidad”

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La ingeniera viguesa Noelia González

“No existe ninguna evidencia científica de que nosotras no podamos trabajar en tecnología y ciencia. Podemos hacer lo mismo, incluso somos más arriesgadas a la hora de aceptar proyectos de mayor complejidad”, defiende Noelia González (Vigo, 1984), cuyo compromiso personal para reducir esta brecha le ha llevado a sumarse a la iniciativa de Google #IamRemarkable, que busca empoderar a mujeres y grupos minoritarios en su entorno laboral, e incluso a crear su propio proyecto, STEAMwomenTalks, basado en charlas virtuales para alumnas y alumnos de instituto.

Tras la start-up austriaca, donde participó en el desarrollo de un sistema de automatización de puertas para personas en silla de ruedas que no requería obras y se podía desmontar y trasladar a otra vivienda, Noelia se marchó a Stuttgart para trabajar en Magna Steyr. “

"La empresa hacía desarrollos completos para Mercedes y me incorporé al diseño de interiores y asientos, pero no me gustó el sector del automóvil”

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Así que después de un año y medio, se trasladó al Instituto Fraunhofer para hacer investigación aplicada durante tres años en el campo de los materiales compuestos para máquinas. Y en 2015 se trasladó a la oficina de Múnich del Grupo Zühlke, una consultora internacional de innovación, desarrollo e ingeniería con presencia en 10 países.

“La mayoría de proyectos son de software, pero también hacemos hardware, que es el área en la que yo estoy. Y trabajo en desarrollos para la industria médica, instalaciones y maquinaria. En la compañía abarcamos desde la idea inicial, el estudio de la viabilidad o la reducción de costes mediante ajustes técnicos hasta la producción en serie del producto”, explica.

Como jefe técnico de proyecto, Noelia lideró el diseño de un sistema de microoficina inteligente para Konica Minolta. Se trata de un cubo que permite realizar videoconferencias proyectando al interlocutor en la pared y que el usuario puede trasladar a cualquier espacio con todos sus accesos.

“Durante casi dos años también llevé el equipo de Múnich, Frankfurt y Serbia que diseñó para una gran empresa de la industria médica y farmacéutica una instalación para el transporte de pruebas clínicas dentro del laboratorio. La compañía registró una patente y es muy gratificante que tu trabajo se vea como una innovación”, destaca.

Noelia es la única mujer en el ámbito de la ingeniería mecánica de todas las oficinas alemanas del Grupo Zühlke. ”La nuestra en Múnich es la más diversa y, en desarrollo, solo somos 6 mujeres entre 50. Por lo que me cuentan mis amigas y compañeras de universidad, en España la presencia femenina en carreras y empresas del ámbito tecnológico es un poco mayor, pero en Alemania y Austria es bajísima. La mayoría de ingenieras somos extranjeras, explica.

Noelia, con otro ingeniero gallego con el trabaja en Múnich FdV

Y sobran ejemplos: “En 2020 organizamos la reunión de jefes técnicos de Alemania y Serbia para temas de formación y networking y participamos 55 hombres y yo, porque la otra compañera estaba de baja maternal. Este año lo volvimos a celebrar de forma on line con 120 asistentes. En mi posición éramos dos mujeres y participando, 5 o 6”.

Trabajar en ambientes predominante masculinos exige esfuerzos: “Unos te aceptan y otros no. Te lo tienes que trabajar, más que tus compañeros, y hacerte valer y respetar. Tienes que ser constante y determinado. He tenido mis dificultades y algún día te preguntas si te compensa, pero luego hay compañeras que tras asistir a los talleres de #IamRemarkable te dicen que han cambiado su forma de actuar y este feedback positivo te anima. Tenemos que ayudarnos entre nosotras”.

Noelia se sumó el año pasado a este proyecto de Google que busca “cuestionar la percepción social de la autopromoción en el trabajo y ayudar a las mujeres y grupos minoritarios a reconocer sus logros y ser capaz de comunicarlos”.

Ella fue la primera facilitadora de Google, pero ya se ha sumado la jefa de marketing de su empresa en Austria, que la invitó a participar en el mayor acontecimiento on line para conmemorar el 8M en aquel país.

Los talleres que organiza abordan el síndrome de la impostora, la percepción de la modestia o los estereotipos. “Si no sabes a quién le tienes que contar lo que haces no puedes promocionar. Necesitas una red de contactos, mentores... Tus logros no hablan por ti mismo y n estás presumiendo si lo que dices está basado en hechos. Éstas son algunas de las cosas que trabajamos. También invito a gente que está en puestos de responsabilidad de la empresa y a muchos les abre los ojos”.

“La diversidad en general es buena. Cada persona aporta su experiencia, sus conocimientos y su cultura y estas diferentes perspectivas son las que generan la innovación. De lo contrario, pueden pasar cosas como lo que ocurrió en EE UU al principio de la pandemia. Los expendedores de gel hidroalcohólico no funcionaban con las personas de piel negra porque los sensores solo estaban calibrados para piel blanca. Los desarrolladores no tuvieron en cuenta a toda la población”, apunta.

Noelia aprovechó el confinamiento para reunir a sus amigas y a las amigas de éstas en torno a STEAMwomenTalks, un proyecto que ofrece charlas virtuales de mujeres profesionales, la mayoría de ellas gallegas, que, tras una breve presentación de sí mismas, abordan temas como las aplicaciones de la impresión 3D, la tecnología alimentaria o la musicoterapia.

"Hay que llegar a los niños y a las niñas para que se interesen por estos temas y sepan que hay muchas mujeres normales trabajando en ellos"

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Noelia, visitando a uno de los clientes de su empresa FdV

“Son vídeos cortos para alumnos de Bachillerato sobre ámbitos en los que las mujeres están poco representadas, no solo en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, sino también en el arte [de ahí la A del título]. Por ahora, tenemos 14 vídeos y ya los están utilizando como material complementario en institutos de Aranjuez, donde mi hermana Laura imparte clases de Física y Química, en Pontevedra y en Ames. Los actos como el 8M están muy bien, pero hay que llegar a los niños y a las niñas para que se interesen por estos temas y sepan que hay muchas mujeres normales trabajando en ellos. Solo hace falta que los centros contacten con nosotros para acceder a las charlas y estaríamos encantadas de que se sumen más colaboradoras”, anima.

En su caso, eligió estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de Vigo por su versatilidad y las salidas profesionales. “Ofrece muchas posibilidades y tenía tiempo para decidir qué hacer al acabar. Aprendes cómo funciona el mundo y cómo se fabrican las cosas que usamos en el día a día. Creo que las chicas buscamos más la aplicación y necesitamos ejemplos concretos, por ejemplo, que la ingeniería de telecomunicación se puede aplicar a la creación de software para la detección de melanomas”, plantea sobre cómo captar más vocaciones femeninas en estas carreras.

Por ahora, Noelia no tiene planes concretos para regresar, aunque no lo descarta, ni tampoco emprender, una posibilidad que le empieza a atraer: “El COVID tuvo algo positivo, la aceptación del teletrabajo. Y tengo la esperanza de que todos los que estamos fuera podamos llevar a España una forma de trabajo que permite conciliar la vida privada y la laboral. Yo lo hago. Cumplo mis 40 horas, hay flexibilidad y a las cinco y media no queda nadie en la oficina. Claro que es posible”.

Noelia González, en la garganta de Partnachklamm

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