Los C.D.C. está rastreando más de una docena de variantes, pero califican solo unas pocas como “variantes a tener en cuenta”. Las principales variantes adicionales de las que todo el mundo habla en este momento son el B.1.351, que se detectó por primera vez en Sudáfrica, y el P.1, que se identificó por primera vez en Brasil. Si bien hay otras variantes (incluidas dos variantes de “California”, B.1.427 y B.1.429, y una variante de Nueva York, B.1.526), por ahora, parece que las variantes de Sudáfrica y Brasil (que juntas a finales de marzo representaron alrededor del 2 por ciento de los casos en los Estados Unidos) son los que causan la mayor preocupación.

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En las últimas semanas oímos hablar de la variante de la India. No está claro si las elevadas tasas de infección y mortalidad son solo debidas a esta variante (conocida desde finales del 2020) o a una gestión catastrófica de la pandemia. Si bien puede surgir una nueva variante en cualquier momento, las variantes existentes también compiten entre sí por dominar el mundo. En países como los Estados Unidos, donde B.1.1.7 es dominante, algunas de las otras variantes parecen estar siendo desplazadas, lo que las hace menos preocupantes.

¿Es cierto que las variantes identificadas por primera vez en Sudáfrica y Brasil pueden “evadir” las vacunas?

Existe la preocupación de que la B.1.351 y la P.1 son más capaces de eludir los anticuerpos generados por inyección de la vacuna que otras variantes. Pero eso no significa que las vacunas no funcionen en absoluto. Simplemente significa que el nivel de protección que se consigue contra estas variantes podría ser más bajo que cuando se estudiaron las vacunas contra formas tempranas del virus.

Entre las variantes, la B.1.351 puede representar el mayor desafío hasta ahora. Tiene una mutación clave, llamada E484K, y a menudo abreviada como “Eek”, que puede ayudar al virus a eludir algunos, pero probablemente no todos, los anticuerpos.

Se está generando un gran “colchón” proporcionado por las vacunas actuales, por lo que incluso si una vacuna es menos efectiva contra una variante, hará un buen trabajo para protegerlo de enfermedades graves.

¿Cuánta protección me darán las vacunas contra la variante de Sudáfrica?

Todavía no tenemos estimaciones precisas de la efectividad de la vacuna contra B.1.351, que puede ser la variante más desafiante hasta ahora. Pero los estudios muestran que las diversas vacunas reducen el riesgo general de infección y ayudan a prevenir enfermedades graves. Un gran estudio de la vacuna de una dosis de Johnson & Johnson en Sudáfrica encontró que era aproximadamente un 85 por ciento efectiva para prevenir enfermedades graves y reducía el riesgo de enfermedad leve a moderada en un 64 por ciento. (La distribución de la vacuna Johnson & Johnson se ha detenido mientras las agencias de salud investigan preocupaciones de seguridad). La vacuna AstraZeneca no es muy eficaz para proteger contra la enfermedad leve causada por B.1.351, pero según las respuestas inmunitarias detectadas en muestras de sangre de personas a las que se les administró la vacuna podría proteger contra casos más graves. Hay investigaciones menos concluyentes para las vacunas Pfizer y Moderna contra esta variante, pero se cree que estas vacunas de dos dosis podrían reducir el riesgo de infección en aproximadamente un 60 a 70 por ciento y aún son altamente efectivas para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones.

¿Debo preocuparme de que las vacunas sean menos efectivas contra algunas variantes?

Parte del problema es que malinterpretamos lo que realmente significa eficacia. Cuando alguien escucha el término “eficacia del 70 por ciento”, por ejemplo, podría concluir erróneamente que significa que el 30 por ciento de las personas vacunadas contraerán la enfermedad. Ese no es el caso. Incluso si una vacuna pierde algo de terreno frente a una variante, una gran parte de las personas todavía están protegidas y solo una fracción de las personas vacunadas se infectará.

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Para comprender que es la eficacia, consideremos los datos de los ensayos clínicos de Pfizer. En el grupo no vacunado, de 21.728, un total de 162 personas se infectaron. Pero en el grupo vacunado de 21.720, solo ocho personas se infectaron. Eso es lo que se conoce como eficacia del 95 por ciento. No significa que el 5 por ciento de los participantes (o 1086 de ellos) enfermaron. Significa que un 95 por ciento menos de personas vacunadas se infectaron en comparación con el grupo no vacunado.

Imaginemos un escenario hipotético con una vacuna que tiene un 70 por ciento de efectividad contra una variante más infectiva. En las mismas condiciones del ensayo clínico, la vacunación aún protegería a 21.672 personas en el grupo, y solo 48 personas vacunadas, menos del uno por ciento, se infectarían, en comparación con 162 en el grupo no vacunado. Aunque la eficacia general fue menor, solo una fracción de las personas vacunadas en este escenario se infectaría, desarrollando muy probablemente una enfermedad leve. Si bien se necesita mucha más investigación para comprender completamente cómo las variantes pueden eludir algunos (pero no todos) los anticuerpos de la vacuna, los expertos en salud pública señalan que una estimación de 50 a 70 por ciento de eficacia contra una variante desafiante aún se consideraría un nivel adecuado de protección.

¿ Voy a necesitar una vacuna de refuerzo?

Los fabricantes de vacunas ya están trabajando en el desarrollo de inyecciones de refuerzo que apunten a las variantes, pero no está claro qué tan pronto se necesitarán.

Dadas todas estas incógnitas sobre las variantes, ¿no debería quedarme en casa incluso después de haberme vacunado?

Incluso con el aumento de variantes, las vacunas reducirán significativamente su riesgo de infección y lo protegerán de enfermedades graves y hospitalizaciones. Las personas vacunadas pueden socializar, sin mascarilla, con otras personas vacunadas. Si bien las personas vacunadas aún deben seguir las pautas de salud locales sobre el uso de una máscara y reunirse en grupos para proteger a las personas no vacunadas, las personas vacunadas pueden viajar, ir a la peluquería o ir a trabajar sin preocuparse.

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Y los abuelos vacunados pueden abrazar a sus nietos no vacunados. Debido a que todavía hay algunas preguntas pendientes sobre el riesgo de que las personas vacunadas sean portadoras del virus, se recomienda que una persona vacunada use una mascarilla en público para proteger a los no vacunados, aunque es posible que esas pautas se actualicen pronto.