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Necesidades y sexo

Ilustración @a2c_ilustracions

Si alguna vez te has preguntado algo así como:

¿Qué necesito para ser feliz?

Probablemente tus respuestas sean diferentes dependiendo de la etapa de tu vida, edad, contexto social, salud… La psicología, desde el área humanista, ha estudiado las diversas necesidades que tenemos los seres humanos; quizá no tanto para la utópica felicidad, sino para el no estar mal, que es muy relativo, pero suficiente como para no percibir que tu vida es una mierda.

El estudio de la mente humana, con sus infinitas peculiaridades, se aborda desde diferentes escuelas. La que más se conoce históricamente es la escuela del psicoanálisis de Freud, en la que se recogen todos los típicos clichés de la psicología, como el diván, la pregunta clásica de ¿cómo se siente?, la infancia, la vida sexual, la relación con tus progenitores/as, etc.

Las movidas que tenía en la cabeza el Sr. Freud relacionadas con la sexualidad humana, en concreto la femenina, dan para varios capítulos incendiarios, y creedme que los escribiré pronto. Sin embargo, hoy me gustaría hablaros de la escuela psicológica humanista, que básicamente se ocupaba de lo que nos hace felices y de un concepto muy familiar, que es la autorrealización.

La corriente humanista comienza en los años 50 y tiene como grandes pioneros y estudiosos de la misma a Rogers y Maslow. Este último propuso una de las teorías más conocidas en psicología, que se usa a día de hoy en diferentes ámbitos, incluidos el empresarial, el educativo y el clínico.

Su tesis se basaba en una pirámide que expresaba las necesidades de los seres humanos en una jerarquía por niveles. Como si de una escalera se tratara, para avanzar de un nivel a otro debemos tener satisfecho el anterior: una persona que no tiene dónde vivir siente que debe tener primero esa necesidad satisfecha antes de pensar en cosas como su autorrealización personal.

 

Nivel 1: necesidades fisiológicas

Si nos preguntamos: ¿Qué necesito para vivir?, igual tardamos un ratito en contestar; pero, si somos muy muy racionales, probablemente contestaremos: comer y respirar. Pues sí: Maslow propuso como necesidades biológicas básicas respirar, alimentarse, dormir-descansar, tener un equilibrio corporal (como, por ejemplo, una buena temperatura corporal) y, por último, el sexo.

 

Nivel 2: necesidades de seguridad

En este segundo nivel valoramos que, teniendo una buena salud, empezamos a preocuparnos por nuestra seguridad física, por tener un trabajo que aporte dinero para pagar nuestros recibos, una casa donde vivir, etc.

 

Nivel 3: necesidades de afiliación

Aquí entra todo lo que tiene que ver con nuestras relaciones sociales. El ser humano es un ser colaborativo y no se siente a gusto si no tiene amigos, relaciones de afecto, amor y, ojo, sexo: relaciones sexuales o íntimas con otras personas.

 

Nivel 4: necesidades de reconocimiento

Seguimos subiendo escalones, y en el penúltimo de ellos encontramos a la famosa autoestima, junto a la autoconfianza, el respeto y la necesidad de tener éxito en nuestros proyectos vitales.

 

Nivel 5: necesidades de autorrealización

El nivel más complejo y elaborado. En él se incluyen cuestiones como la falta de prejuicios, las habilidadesara resolver problemas, la creatividad o la espontaneidad. Ejemplos de autorrealización son, por ejemplo, conseguir escribir un libro o componer una canción; ambas son tareas que no se consiguen por casualidad, sin conocimientos previos y sin dedicarle tiempo.

Vistas las necesidades en general, seguro que has apreciado que el sexo es la única necesidad humana que aparece dos veces en la pirámide, y eso no es porque Maslow estuviera obsesionado con el tema, como su colega Freud, sino porque la sexualidad es una dimensión básica del ser humano como especie y también a nivel individual. Me explico: en el nivel 1 se incluye el sexo porque, sin la opción sexual reproductiva (sea la fecundación de la forma que sea), los seres humanos nos extinguiríamos. Ese proceso sexual es necesario para nuestra supervivencia como especie y, por lo tanto, una necesidad para el conjunto. Un poquito más arriba, en el nivel 3, encontramos de nuevo la intimidad sexual. Aquí sí que se trata de algo individual, del contacto íntimo y sexual con otras personas: las caricias, los besos y todo tipo de prácticas sexuales se perciben como necesidades superiores del ser humano.

 

¿Quiere esto decir que no puedo vivir sin sexo?

Rotundamente no: se puede vivir sin practicar sexo; de hecho, la asexualidad es un espectro y una opción más, ya que las personas asexuales siguen teniendo satisfechas las necesidades del nivel 3 mediante otros tipos de relaciones. También se puede vivir sin colaborar con la repoblación de la especie: yo, personalmente, no la hubiera incluido en esta pirámide de necesidades porque, aunque es obvio que la especie lo necesita, las personas de forma individual no.

Tanto la sexualidad como otras de las necesidades que se presentan no son necesarias, pero sí se perciben como molestas cuando no las tenemos. ¿Se puede vivir sin música, sin chocolate o sin vino? Sí, pero la vida sería un poquito más aburrida.

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