Culturismo, un modo de vida que aúna deporte y dieta

Tres campeones gallegos relatan cómo y por qué desarrollan esta disciplina, los riesgos para la salud que conlleva y las creencias erróneas asociadas a esta práctica

De izda. a dcha.: Borja Martínez, Julia Cabarcos, Arturo Castañeda y Carlos Blanco.

De izda. a dcha.: Borja Martínez, Julia Cabarcos, Arturo Castañeda y Carlos Blanco. / Cedidas

“Hasta los 32 años hacía una vida sedentaria, salía de fiesta, trabajaba en un supermercado, comía donetes y comida basura, no sabía lo que era una mancuerna ni una pesa. Conocí a un chico que se dedicaba a esto y empecé a entrenar y a comer bien, empecé a ver que mi cuerpo estaba cambiando y lo cogí con ganas. No solo me enganchó el cambio a nivel físico sino también la disciplina, el orden que llevaba todos los días”. Julia Cabarcos lleva ocho años compitiendo en certámenes de culturismo y atesora un palmarés de éxitos entre los que se encuentra un campeonato de Europa, uno de España y un tercer puesto mundial conseguido el pasado noviembre. Es una de las deportistas gallegas de élite dentro de esta práctica deportiva que últimamente se ha convertido en una moda que atrapa cada vez a más jóvenes en redes sociales, atraídos por influencers y youtubers que les prometen resultados inmediatos siguiendo una determinada rutina de dietas, complementos y entrenamientos aún a costa de poner en riesgo su salud.

Esto es un deporte de años, no de meses, tienes que pasar un proceso, como todo en la vida, en que tienes que currar, currar y currar. Vivimos en el mundo de la inmediatez, en el que queremos todo para ayer, no hay paciencia para hacer una dieta, para tener agujetas y para sufrir los estancamientos que se producen; en este deporte empiezas a ver resultados cuando tienes una cierta madurez muscular, alrededor de los 35 años, no a los 20, cuando eres una caja de bomba de hormonas”, expone Borja Martínez, culturista afincado en Vigo que lleva diez años dedicado a esta práctica y que en 2021 ganó el título Míster Olimpia amateur, el campeonato internacional más importante antes de pasar al circuito profesional.

“En cualquier deporte de competición llevado al extremo la salud pasa a un segundo plano; está claro que llevar el cuerpo a un nivel de deshidratación y de grasa bajo mínimos y el estrés mental que conlleva el mundo de la competición pasan factura, como se la pasa a un ciclista que sube puertos de montaña”, comenta Carlos Blanco, un lalinés afincado en Santiago dos veces subcampeón del mundo.

Estos tres deportistas coinciden en señalar que el culturismo, más allá de un deporte, es un estilo de vida, el que ellos han elegido voluntariamente porque les compensa, pese a las miradas de una sociedad que les dice que sus músculos son exagerados, que están poniendo en riesgo su vida o que asocia su aspecto físico a la ingesta de sustancias químicas como anabolizantes o esteroides. “No voy a ser hipócrita y decirte que esto se consigue solo a base de esfuerzo y dedicación, que también son imprescindibles. Es cuestión de genética, esas sustancias no valen de nada si no cumples el resto de condiciones, son solo la pincelada final que te hace falta para competir. Cuando pasas a ser profesional cruzas una barrera que es un punto de no retorno, lo que sí te tienen que decir es claramente cómo van a ser las cosas para que tú tomes las medidas oportunas, te pongas en manos de buenos médicos y no tengas problemas de salud, o al menos, los minimices. Siempre digo que prefiero ser culturista a largo plazo que campeón a corto plazo”, comenta Borja Martínez.

Este será el penúltimo año que Martínez, de 45 años, se dedique a la competición, a la que llegó hace una década. Corredor de atletismo en su infancia y jugador de fútbol desde los 17 años, abandonó éste último cuando consideró que había llegado a su techo semiprofesional y se lanzó al gimnasio “con la buena suerte de que tengo muy buena genética y los resultados me venían antes que al promedio de la gente”. Por eso le animaron a competir y desde entonces prácticamente no conoce la derrota en su carrera: ganó tres campeonatos de España, dos de Europa, cuatro gallegos, un míster universo y un mundial, y ha estado tres años seguidos en la selección española absoluta.

Actualmente, Borja se prepara para presentarse a la segunda temporada del campeonato Míster Olimpia, asesora vía online a doscientas personas y lleva su despacho-consulta de nutrición deportiva en Pontevedra, donde además de asesorar a sus clientes les ofrece acceso a un equipo de colaboradores médicos , “si tienen algún tipo de patología que yo no pueda tratar”, comenta el culturista, formado en nutrición deportiva.

De las doscientas personas a las que asesora, una quincena son deportistas de competición. “El resto son personas que me contratan como especialista en cambios físicos, como por ejemplo una chica a la que le iban a poner un balón gástrico con 46 años y 150 kilos y ahora pesa 80, tras ocho meses de dieta y entrenamiento”. Con la experiencia que le dan tantos años en el deporte, Martínez actúa como filtro a la hora de seleccionar a los atletas que prepara, ya que son la tarjeta de presentación de su negocio. “Digan lo que digan, esto es un deporte de genéticas; si tú no has nacido para esto, siempre vas a estar en desventaja respecto a competidores con mejor genética. Y a la genética se la tiene que poner a trabajar, lo cual requiere mucha entrega y sacrificio. Es fundamental que a los chicos que quieren empezar en esto alguien les diga lo que necesitan: un seguro médico, bastante dinero como para costearte una preparación profesional (hay mucho intruso que por haberse subido una vez a una tarima ya se pone a enseñar), la mentalidad adecuada para dedicar toda tu vida al deporte, porque supone que no vas a poder irte de copas, los amigos te van a decir que estás exagerado y tu madre te preguntará por qué haces eso, y gente a tu lado que te acompañe en el proceso, que te enseñe a come y a entrenar”.

“No voy a hacer demagogia y decirte que el culturismo me ha hecho sentirme más empoderada que nunca y que ahora puedo con todo porque no es verdad”, afirma Julia Cabarcos. Esta atleta natural de la localidad lucense de Vilalba afincada en A Coruña confiesa que “la cabeza te juega malas pasadas y la sociedad te hace dudar mucho sobre si esto es lo que quieres, sobre todo si eres mujer, lo que pasa es que ahora me he vuelto más sorda. Te dicen que vaya asco, que pareces un hombre, que tanto músculo no queda bien, que un poco sí pero tanto no (como si dijeras quiero jugar al tenis pero no tan bien como Nadal); aparte te pruebas un vestido y no te queda igual”, relata. “Pero lo importante es que te mires en el espejo y te guste lo que ves, y que te sientas con energía; lo veo en la chicas que entreno cuando me comentan que les da gusto ir a la playa y no tener que meter barriga o poder comer lo que sea y no les siente mal”.

Tras haber participado en su última competición a nivel mundial en noviembre y a la espera de presentarse a la próxima en 2025, Julia Carbarcos ha bajado un poco la intensidad de los entrenos y de las rutinas de alimentación. “Ahora si falto un día a un entreno o me tomo una hamburguesa no pasa nada, pero cuando estoy en preparación hago mis tres cardios al día, hora y media de pesas y no como ni una uva ni un yogur, el nivel de sacrifico es alto y te tienes que privar de las ganas de tomarte un helado, un trozo de pan o una fruta. Eso sí, como muy equilibrado, tengo mis hidratos, mis minerales, mis proteínas, mis azúcares y mis grasas sin tener que tomar ni vitaminas ni un batido de proteínas ni la creatinina que está ahora tan de moda (no me gusta su sabor y tampoco los necesito)”.

Esta culturista considera tabú el tema de las sustancias anabolizantes. “Se relaciona con nuestro deporte porque la gente ve músculos y piensa en esteroides. En todos los deportes de élite nadie consume nada hasta que alguna vez les hacen una prueba antidopaje y les sale positiva, como le pasó al ciclista Lance Armstrong. Luego hay chavalitos de quince años que se toman algo para conseguir resultados rápidos y no les vale de nada, si hubiera una pastilla que te pusiera superfuerte habría una cola de aquí a Santiago para conseguirla”.

Tampoco considera que la práctica de este deporte suponga un riesgo para su salud mayor que el de otras disciplinas de competición. “Cualquier deporte es riesgo, igual que si Márquez va a 300 en la moto y corre el riesgo de caerse y matarse, o si un saltador de trampolín cae con el cuello torcido”.

Julia Cabarcos, durante una competición.

Julia Cabarcos, durante una competición. / Cedida

Tras ocho años en el mundillo del fitness y con los 40 años aún no cumplidos, Cabarcos se planeta continuar en la competición hasta que su cuerpo se lo permita. “No puedo luchar contra la vejez, cuando vea que no estoy bonita en el escenario o que la piel de la rodilla está arrugada me retiraré, pero seguiré manteniendo este deporte que es mi forma de vida”, dice. Desde el pasado octubre ofrece entrenamientos personales tanto a deportistas que piensan en competir como a personas que quieren ponerse en forma, bajar de peso o aumentar su fuerza. “Tengo una señora de 72 años que no era capaz ni de abrir una botella de agua y ahora lleva sin problema las bolsas de la compra a su casa y carga a su nieto en brazos”, expresa.

Aunque es el más joven de los tres, Carlos Blanco, de 36 años, es que lleva más tiempo dedicado en cuerpo y alma al culturismo. De niño comenzó jugando al baloncesto porque sus padres eran reacios a que se apuntase a un gimnasio, pero en cuanto pudo, a los 16 años, se apartó de las canchas y a los 23 ya comenzó a competir en culturismo. “La experiencia me salió bien, el primer año ya gané el campeonato gallego y el de España, vi que tenía condiciones para esto, que mi cuerpo respondía bien y que encima obtenía títulos, así que hasta ahora”.

Carlos Blanco.

Carlos Blanco. / Cedida

Este lalinense tres veces campeón de España, dos subcampeón del mundo y campeón de Europa el año pasado, está momentáneamente apartado de su práctica deportiva por un frente de lesiones que le obligará a pasar por quirófano para una intervención de rodilla. Mientras tanto continúa al frente de su tienda de nutrición en Santiago de Compostela, donde además realiza estudio de entrenamientos para otros deportistas y tiene un despacho donde realiza las revisiones. “Es una infraestructura dedicada no solo al culturismo sino a dietas y entrenos para otros deportistas, como peleadores o futbolistas”, comenta. “El año pasado saqué a veinte personas a competir”, añade.

Su clientela es heterogénea. “Tengo un abanico amplio de personas, desde lo 20 a los 60 años, el culturismo ahora está de modo pero de una manera errónea porque la gente viene con prisas, buscando resultados a corto plazo , la capacidad de esfuerzo y sacrificio no abunda. Muchos lo que quieren es ponerse fuertes rápido para subir la foto con los músculos a Instagram, pocos van a llegar a competición, no los veo yo para eso”, comenta.


ARTURO CASTAÑEDA
Preparador físico

“En las redes sociales venden irrealidades”

Arturo Castañeda, delegado en Galicia de la Federación de Culturismo.

Arturo Castañeda, delegado en Galicia de la Federación de Culturismo. / Carlos Pardellas

Desarrolló su carrera deportiva en la competición de culturismo entre 1996 y 2008, cosechando numerosos triunfos entre los que figuran dos campeonatos y un subcampeonato mundial. Licenciado en INEF por la Universidad de A Coruña y profesor de Educación Física en un instituto, el ourensano Arturo Castañeda es preparados físico de culturismo y delegado en Galicia de la federación española de este deporte.

– ¿En qué momento se encuentra el culturismo en Galicia?

– Este año hay pocas fichas, entre treinta y cuarenta, porque coincide que venimos de una competición el año pasado y no somos la única federación, pero normalmente contamos con unos 90 atletas que se sacan licencia federativa para competir. En los gimnasios el fisioculturismo está completamente en auge, hay muchos practicantes no interesados en competir, gente que entrena y lleva una dieta, que al fin y al cabo es en lo que consiste este deporte.

– ¿Cuáles con los principales motivos que atraen al público al culturismo y al fitness?

– El gran motivo siempre ha sido el cambio de imagen, coger algo de músculo y perder grasa. Ahora hay mucha gente que llega porque sigue en redes sociales a influencers que venden un estilo de vida fitness, con cursos y demás, que asocian a una fórmula de éxito y se lo venden con finalidad económica.

– ¿Qué peligros conlleva esa popularidad en redes sociales?.

– Las redes sociales en general dan pie a que todo el mundo opine y hable de todo. Hay gente que llega a la práctica deportiva recurriendo a ayudas químicas de las que ha oído hablar que usa fulanito y que la mayoría de las veces son irrealidades. Hace años teníamos falta de información sobre cómo entrenar o comer; ahora hay una sobreinformacion que lleva a un problema gordo.

– ¿Diría que es un deporte sano?

– Deporte de competición sano en niveles altos de rendimiento no hay ninguno, asociarlo a la salud es una falacia. Al acabar su carrera todos los deportistas acaban con lesiones de espalda, problemas musculares, degeneraciones tendinosas, es una realidad que tenemos que asumir. El culturismo se asocia con la ayuda de anabolizantes para competir como algo cotidiano y eso no es así. Además ahora en las redes mucha gente promociona esas sustancias como el camino para obtener un físico increíble sin hacerte apenas daño. Eso es una falacia, lleva a que la gente tome determinadas sustancias y al ver que no funciona aumente la dosis y de repente tiene un infarto, ese es el problema que está pasando por falta de asesoramiento o por sobreinformación que ofrece gente inadecuada.

– ¿Qué prácticas inadecuadas hacían en los años 90 por desconocimiento?

– Mil cosas que eran patadas en el estómago. Bebías agua destilada durante días para intentar minimizar la retención de líquidos, íbamos probando con muchas cosas. Pero usar determinadas sustancias era un tema tabú y mal visto que ahora se ha normalizado porque la gente lo ve en un youtuber.

– ¿Nunca ha recurrido a esas sustancias?

– No son necesarias, además cuando vas a campeonatos tienes controles antidopaje.

– ¿Qué esfuerzo le supuso estar ocho años compitiendo?

– Competía muy poco, iba cada dos o tres años para tomarme mis tiempos de descanso. Los entrenamientos exigían unas cargas tremendas, un desgaste brutal y unas dietas muy estrictas, así que me lo tomaba con calma para poder mantener cierta longevidad en la competición con posibilidades de éxito.

– ¿Y qué secuelas le dejó?

– Ahora me duelen los codos y las muñecas cuando hago un esfuerzo, porque cuanto más mejoras un músculo más sufren los ligamentos y los tendones. He empezado a esquiar hace un año y estoy con las rodillas a vueltas por todos los años de hacer sentadillas, se me inflaman fácilmente, algo que posiblemente no me pasaría de no haber competido. O tal vez sí, porque tengo 50 años y no puedo pretender esquiar como si tuviera 20.

– ¿Continúa entrenando?

–  Sí, trato de mantenerme en forma, no tengo ni mucho menos un aspecto parecido a cuando competía pero mantengo mis entrenamientos de una forma más suave (si antes cogía 40 kilos, ahora cojo 30). El culturismo es mi forma de vida, de comer y entrenar, y quiero seguir viéndome con abdominales.

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