Se faz caminho ao andar

En el próximo Año Xacobeo, previsto para 2027, pudiera ocurrir que, por primera vez, el Camino Portugués a Santiago supere en número de peregrinos al Francés. Esa es la previsión que adelantan, con datos en la mano, los miembros de la Associaçao dos Amigos do Caminho Portugués en voz de su presidente, Francisco de Calheiros

Peregrinos cruzando el puente de Tui.

Peregrinos cruzando el puente de Tui. / FDV

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

“Cuando nosotros empezamos a emprender peregrinaciones por el Camino Portugués a Santiago, no existían albergues, ni señalizaciones, y nos teníamos que alojar en polideportivos, cedidos por los ayuntamientos, para poder pasar la noche y dormir protegidos. No existía prácticamente nada”. Quien así se expresa es Francisco de Calheiros, conde de Calheiros, uno de los artífices, y actual presidente, de la Associaçao dos Amigos do Caminho Portugués, fundada en 1998 en Ponte de Lima, donde reside y acoge en su casa solariega a sus visitantes este incansable “activista” en la defensa de la vía portuguesa del Xacobeo.

“Lo primero que hicimos -recuerda Calheiros- fue organizar, durante nueve años consecutivos, peregrinaciones en grupo a Santiago, y en la primera de ellas, en la que nos acompañó Duarte Pío, Duque de Bragança (heredero de la Corona portuguesa si la hubiere), fuimos recibidos por Manuel Fraga en el Pazo de Raxoi”. “Eso, para nosotros, fue muy importante, casi te diría que fundamental, al punto de que nos consolidó como colectivo y nos animó muchísimo a trabajar en esta alternativa xacobea portuguesa y, por supuesto, gallega”, resalta este descendiente de la antigua nobleza galaico-lusa, que tiene a bien presumir de que el escudo de armas de su familia “es el más gallego de todos los escudos de la nobleza portuguesa”.

Peregrinos cruzando
el puente de Tui. // fdv

Fraga, con el Duque de Bragança y el Conde de Calheiros (1998). / Cedida

En aquella altura, resultó también fundamental el apoyo recibido de la Orden de Caballeros de Malta, tanto la asentada en Portugal como la gallega. Ahora, casi 26 años después, el Camino Portugués disputa, con el clásico Camino Francés, el título de líder de la ruta xacobea que registra mayor número de peregrinos, y las más recientes cifras hablan por sí solas: durante lo que va de año, la suma de compostelas entre las dos variantes del Camino Portugués alcanza las 13.167, en tanto que las del Francés registra 20.000. Este dato era impensable hace solo un cuarto de siglo, pero es que tanto desde la asociación portuguesa como desde la gallega no tienen reparo en avanzar que, en un par de años, la alternativa lusa superará a la francesa en número de “usuarios”.

La importancia del Xacobeo de 1993

La neoeclosión del Xacobeo compostelano arranca del año 1993, cuando la Xunta de Galicia, presidida por Manuel Fraga, quiso revitalizar la efemérides por todo lo alto, tras cientos de años de olvido por parte de las instituciones gallegas y españolas, incluída la propia Iglesia, que en los primeros instantes incluso manifestó sus discrepancias con el “excesivo talante lúdico” de la programación puesta en marcha por el Gabinete Fraga y ejecutada por su conselleiro de Cultura Víctor Manuel Vázquez Portomeñe.

Sin embargo, un colectivo gallego, la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago, había iniciado ya desde finales de los años 80 una revitalización del “Camiño Portugués de Santiago” trazando su origen hasta la frontera con Portugal, en Tui. Y ya en territorio portugués, y una vez fijado el itinerario del Caminho en Galicia, un equipo técnico de especialistas en la materia contactó con los municipios de Valença, Paredes de Coura y Ponte de Lima, municipios que ya pertenecían a los territorios atravesados por la Vía Romana XIX, para patrocinar la continuación del estudio en Portugal, complemento natural del trazado en Galicia.

Origen mediaval, vía romana

Hasta aquí llegados, no faltará quienes opinen que lo del Camino Portugués es un “invento reciente” para ganar turistas, pero nada más lejos de la realidad. Porque sus orígenes datan del siglo XII, en plena Edad Media. De hecho, cuando Portugal nace como un reino independiente del de Castilla y León, el cartógrafo y geógrafo Al-Idrisi señala ya la existencia de dos vías consolidadas que unían las ciudades de Coímbra y Santiago: una por mar y otra por tierra, esta última más frecuentada por los peregrinos, como se confirma a través de la documentación que certifica la existencia en los siglos XV y XVI de numerosas posadas, alberguerías y hospitales de peregrinos en los caminos entre Lisboa y Compostela. La peregrinación a Santiago de Isabel de Portugal en el siglo XIV consolidó una de estas de estas vías terrestres que durante años fue denominada Caminho da Rainha Santa.

Lo anteriormente referido es lo que dice la “historia oficial” pero, además, una de las reivindicaciones de la Associaçao dos Amigos do Caminho Portugués, a la que califican como “principal itinerário jacobeu em território portugués”, la que ellos llaman Caminho Central o Caminho Medieval, el cual dataría de antes incluso de la independencia portuguesa, y su lugar de partida sería Oporto. Esa es la ruta que se refleja en el mapa incluido abajo, y que sigue exactamente el trazado de la ya citada Vía Romana XIX.

Oporto, puerta de entrada

En el éxito que a estas alturas disfruta el Caminho Portugués tiene mucho que ver el hecho de que su punto de arranque sea la ciudad de Oporto, dotada con un aeropuerto que recibe a peregrinos procedentes de América. “Somos el Camino con mayor número de peregrinos extranjeros -afirma Francisco de Calheiros- Desde Oporto parten muchos grupos de estadounidenses, canadienses, brasileños…”. “En realidad, la mayoría de los peregrinos del Camino Portugués son americanos”, sostiene el conde de Calheiros, quien considera que la alternativa lusa es hoy por hoy “la más original, la más genuina y, sobre todo, la más auténtica”. Eso, por no citar otras virtudes: “Tenemos un cruce de paisajes fantástico, cada pueblo y ciudad que se cruza destaca por su belleza, hay casas solariegas a disposición de los peregrinos y la hopistalidad y la simpatía de los portugueses para con los caminantes es de todos conocida. ¡Y de las delicias nuestra gastronomía ¡qué decir!”, proclama el Conde.

Claro que, detrás de este éxito, hay concienzudo y laborioso trabajo, en el que quizás todavía se eche de menos una mayor coordinación entre Portugal y Galicia, de tal manera, sostiene Calheiros, que en ámbitos como el de la señalización del Caminho “debería haber una armonía entre entidades portuguesas y gallegos”.

“En este sentido -concluye- es esencial que se realice un proyecto coherente de señalización entre Galicia y Portugal, porque en estos momentos cada uno lo señaliza de distinta manera, lo cual puede confundir a algunos peregrinos”.

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