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Alberto Suárez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alberto Suárez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alberto Suárez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alberto Suárez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alberto Suárez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
FDV
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Cameselle
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Aguete
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Pablo Martínez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
FDV
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Joel Martínez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Jesús de Arcos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Marta G. Brea
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Marta G. Brea
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Xoán Álvarez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Xoán Álvarez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Brais Lorenzo
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Miguel Muñíz
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Gustavo Santos
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Santos Álvarez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Víctor Echave
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Noé Parga
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Víctor Echave
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Xoán Álvarez
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Marta G. Brea
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Brais Lorenzo
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Brais Lorenzo
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alba Villar
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Alba Villar
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
Ricardo Grobas
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
FDV
La lucha feminista en Galicia lleva años activa, las primeras manifestaciones fechan incluso desde antes de la dictadura y, cada cierto tiempo, se producen muestras de fuerza alentadoras, como ocurrió en las protestas masivas de 2018. Las pequeñas conquistas son innegables, pero para alcanzarlas hubo que recorrer un camino injusto y pedregoso. El final del recorrido está todavía lejos: la desigualdad que sufren las mujeres está impregnada en la práctica totalidad de las células de la sociedad. Recordar la historia es un ejercicio siempre recomendable. Si en el presente se puede acudir con normalidad a una protesta por los derechos de las mujeres, es porque en 1936 (en vísperas de una Guerra Civil) la política Urania Mella pudo convencer a sus compañeras para llevar a cabo la primera manifestación de la comunidad. También porque la Asociación Galega da Muller retomó la lucha el mismo año en el que murió el dictador y en 1976 salieron a la calle para defender a una mujer acusada de adulterio.
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