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R.V.
Ver galería >La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
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La desesperación era tal que a la directiva no le quedó más remedio que ponerse manos a la obra. Desde el Club Racing de Castrelos llevaban más de un año reclamando al Concello que limpiara el entorno del campo. Sus lamentos y sus ruegos fueron constantes pero todos cayeron en saco roto. Así que la directiva tuvo que intervenir antes de que la selva acabase por invadir el terreno de juego. El balance de su ardua tarea dice mucho de la altura y densidad que alcanzaba este manto de maleza: aparecieron un total de 48 balones. Pelotas que tras salir del campo se dieron por irrecuperables ante la imposibilidad de acceder a donde estaban. El problema no está ni mucho menos resuelto. Poco tiempo tardará en crecer la vegetación salvaje, y salvo que desde el consistorio reaccionen enviando allí una brigada de limpieza, volverá la selva a cercar el césped del Racing.
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