El pasado verano Chelo, de 35 años, dejó el piso en alquiler en el que estaba con su marido y sus dos hijas al quedar vacío un inmueble que sus padres tenían arrendado desde hace años. “Nos ahorramos los 400 euros que pagábamos de alquiler –relata–, el gasto que tenemos las facturas de luz y agua”. Como este matrimonio, en Galicia hay más 72.600 los hogares en régimen de cesión, casi el 7% del total en la comunidad. Durante los últimos años, se produjo una tendencia al alza de las viviendas cedidas por familiares o amigos a coste cero, con un ligero descenso en 2019 (-1,7%). Pero el sector inmobiliario y expertos tributarios advierten de que la crisis del COVID provocará un aumento de la cesión gratuita de viviendas, ya sea del piso vacío en las afueras o de las casas del abuelo en la aldea.

La escalada de precios de la vivienda de alquiler, los despidos, los ERTE, el incierto futuro laboral… Son los factores clave que en el último año han llevado a miles de jóvenes a aplazar su decisión de emanciparse o de muchas familias a hacer la mudanza a un piso más amplio. Muchos jóvenes han tenido que volver al hogar familiar. Solo durante los primeros seis meses del año pasado casi 5.000 jóvenes gallegos se vieron forzados a regresar a casa de sus padres al no poder hacer frente al alquiler, lo que supone una media de casi 30 cada día. Los más privilegiados, pudieron independizarse gracias a la cesión de una vivienda vacía de la familia o allegados. “Los jóvenes tienen cada vez más difícil el acceso a la vivienda y con la crisis del COVID sin duda aumentará la cesión de pisos. Muchos se irán a la casa vacía de los abuelos y otros a una segunda vivienda de sus padres”, augura el presidente de la patronal inmobiliaria, Benito Iglesias.

Esta cesión, según detalla José María Mollinedo, secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha), se suele hacer cuando hay aun “relación de parentesco o confianza” ya que se trata de una “propiedad valiosa”, por lo que padres, abuelos o amigos estrechos hacen entrega de su piso mientras sus nuevos inquilinos no están en condiciones de arrendar o adquirir uno. “Puede hacerse una cesión temporal o sine die, de manera gratuita o a bajo precio, por lo general –detalla– solo se corre con los gastos de comunidad, luz y agua”. Mollinedo destaca la tendencia al alza de la cesión de viviendas hasta el año 2018, con un ligero descenso en 2019 –año del que datan los últimos datos disponibles–, una situación que atribuye a una cuestión coyuntural. “2020 será un año atípico, las cesiones de vivienda aumentarán, ya que la crisis golpeó a muchas familias, en situación de ERTE”, apunta Mollinedo. Ante la incertidumbre provocada por la crisis desatada por el COVID, el secretario general de Gestha detalla que muchos padres que tienen una segunda vivienda prefieren que su hijo disfrute de ella y se ahorre el dinero del arrendamiento “a tener a un inquilino que en la situación actual no hay la certeza de que pueda o no pagar el arrendamiento”.