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Récord de herencias en vida en Galicia: ¿para qué arriesgarse a pagar?

A un mes de que estallase el COVID, el Gobierno de Sánchez puso a andar la maquinaria interna para la reforma de la financiación autonómica, que incluirá la armonización del impuesto de Sucesiones con el objetivo de poner fin a la brecha fiscal entre comunidades. Esta revisión, que se había anunciado para noviembre, pero que finalmente Hacienda acordó aplazar para este año, supone una amenaza para unos 100.000 contribuyentes gallegos que cada año se benefician de las exenciones tributarias aplicadas en Galicia desde 2016 –por las herencias de menos de 400.000 euros en línea directa (padres-hijos, abuelos-nietos y cónyuges) no se paga nada al fisco–. Unas bonificaciones que el año pasado la Xunta amplió para los legados que no superen el millón de euros, lo que exime del pago de Sucesiones al 99,9% de los herederos en línea ascendente o descendente.

Para evitar que la reforma fiscal que cocina Hacienda pase factura al bolsillo, casi 22.000 gallegos testaron en vida en el año de la pandemia, una cifra récord pese al parón de toda actividad no esencial durante el estado de alarma, según datos del Consejo Notarial de Galicia. Son un 10,2% más de herencias en vida llevadas ante notario que en 2019 (19.869), un repunte que descontando los tres meses en los que este tipo de documentos no pudieron realizarse por las restricciones del confinamiento alcanzaría el 50%.

Hugo Barreiro

Junto con la amenaza de la reforma fiscal del Gobierno central, el temor a los contagios durante la pandemia ha sido el segundo factor que ha influido en este aumento de los pactos sucesorios inter vivos, aunque en menor medida que los cambios tributarios que está cocinando el departamento dirigido por María Jesús Montero. Muchos contribuyentes estaban esperando a que terminase el estado de alarma para pedir cita para testar. El segundo semestre, suma el 65% de las transmisiones en vida: casi 14.200. De hecho, el volumen de los documentos de este tipo registrados entre julio y diciembre supone un 85% más que en el primer semestre –en ese periodo habían sido poco más de 7.700–.

Esperando a que concluya el estado de alarma

Desde que la Xunta aprobó en 2016 las exenciones fiscales para las herencias en línea ascendente y descendente, las transmisiones en vida se convirtieron en uno de los asuntos estrella de los despachos notariales en Galicia. Año tras año, se ha batido récord de los contribuyentes gallegos que adelantaron sus legados, la práctica totalidad de padres a hijos. Y pese a que se preveía que el parón impuesto por la pandemia durante el estado de alarma hiciera caer los pactos sucesorios, como el resto de trámites notariales, la realidad es que las familias nada más levarse el estado de alarma empezaron a hacer las gestiones para dejar lista la herencia y así beneficiarse de una bonificaciones tributarias que Hacienda se proponer eliminar. El objetivo del departamento que dirige Montero es evitar la actual brecha fiscal autonómica, con un tipo fijo en el impuesto de Sucesiones para todo el territorio y a partir de ese coeficiente que las comunidades, dentro de sus competencias, decidan si quieren mantenerlo en esos parámetros o si deciden elevarlo.

En estos seis años de exenciones fiscales para las herencias en línea directa, más de 93.000 gallegos testaron en vida. El primer año de la entrada en vigor de la reforma, 2016, se superaron los 15.000 pactos sucesorios, más del doble que antes de la reforma. Los ejercicios siguientes mantuvieron una tendencia al alza: casi 16.500 en 2017, más de 19.600 en 2019, casi 19.900 en 2019 y 21.898 el año pasado. El balance de 2020 supone el triple del año previo a las bonificaciones (apenas 7.400).

Por provincias, A Coruña y Pontevedra concentraron el año pasado el grueso de las herencias en vida tramitadas, con un total de 8.720 (el 40% del total en la comunidad) y 8.376 (38%), respectivamente. Lejos de estas cifras se colocan los pactos sucesorios firmados en Lugo (2.848) y Ourense (1.954). En todo el mapa autonómico se produjo un repunte en el año de la pandemia, con porcentajes similares en Pontevedra (10,4%) y A Coruña (10,3%). A la cabeza, Ourense con un 15,4% más y a la cola, Lugo con un 2%.

“¿Para qué arriesgarse a pagar si ahora hay exenciones?”


Hacía ya meses que querían llevar a sus hijos al notario para dejar parte de su herencia ya repartida, pero el estado de alarma aplazó sus planes. Al mismo tiempo no quisieron dejar pasar el tiempo y, conscientes de que la crisis sanitaria conllevaría reformas que llevaban tiempo aparcadas para inyectar más fondos al Estado con los que afrontar la etapa postCOVID, José Luis y Rosa convocaron a sus hijos para el mes de agosto para ir a firma al notario. “No pudo ser antes porque mi hija vive fuera y no pudo ser hasta que cogió vacaciones, sino lo hubiéramos hecho nada más levantarse el estado de alarma”, apunta José Luis, vecino de la localidad ourensana de Verín. El objetivo de adelantar la herencia no es otro que acogerse a unas exenciones tributarias que “tienen los días contados”. “Es algo que un día u otro se tiene que hacer, ¿para qué esperar?”, se pregunta Rosa. A lo que su marido añade: “¿Para qué arriesgarse a pagar después si ahora tenemos unas exenciones en la comunidad?”. Un dato basta para conocer el alcance de la reforma tributaria en vigor en Galicia desde el año 2016. Antes de esta modificación, en la comunidad se llegaba a pagar hasta 20 veces más por un mismo legado que en otros territorios con el gravamen rebajado. Mientras ahora no se tienen que rendir cuentas con el fisco por herencias en línea directa, antes de las exenciones un contribuyente gallego debía desembolsar una media de 6.200 euros por decir sí a su testamento. Una cifra a la que hay que añadir el correspondiente desembolso por el impuesto de plusvalía municipal y los gastos de registro. La mayoría de las familias que testan en vida siguen los consejos de los notarios y solo hacen la repartición de una parte de sus bienes. Por lo general sobre las viviendas y las fincas, pero en carácter de usufructo. Los ahorros, en su mayoría, no los legan o se hace de una pequeña parte. “Nunca se sabe qué va a pasar dentro de unos años y si los vamos a necesitar”, explica José Luis.

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