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El dominó de la recuperación de ESO arrastra el calendario escolar

Primer día tras el inicio de clases en institutos. ALBA VILLAR

Hace dos meses que empezó el curso en Galicia en Secundaria y los centros educativos ya tienen sobre la mesa las fechas de cada evaluación. Las programaciones de las materias además están pensadas para un calendario escolar, el publicado por la Consellería de Educación, que ha reservado junio, adelantándolos desde septiembre, para las recuperaciones de la ESO. Pero desde la comunidad educativa animan a repensar esas fechas, porque el Consejo de Ministros daba ayer luz verde a la normativa que suprime la convocatoria extraordinaria en Secundaria, institucionaliza el carácter “excepcional” del recurso a la repetición y desliga del número de suspensos la promoción o la graduación de un escolar en primaria y en ESO. “Estamos ante un nuevo modelo de evaluación que impulsa la cultura escolar basada en la confianza, en el trabajo colaborativo y en la participación”, alegó la ministra del ramo, Pilar Alegría tras el Consejo de Ministros.

Fuentes del Ejecutivo central defienden que la supresión ya este año de la convocatoria extraordinaria para ESO de junio y septiembre busca “acabar con la incongruencia de resolver un proceso de nueve meses de trabajo en una prueba única” y “primar el desarrollo y adquisición de competencias por parte del alumnado”. Pese a los argumentos, el cambio se recibe con cierto recelo en parte de la comunidad educativa gallega, de autoridades a anpas, pasando por directores. Algunos tachan de “locura” los cambios por lo extemporáneo, al modificar las “reglas de juego a mitad de curso”, como denunciaba también ayer el conselleiro Román Rodríguez.

La Consellería de Educación, que había pedido la retirada de la normativa después de que el Gobierno diese marcha atrás en la moratoria que permitiría aguantar al menos este año las pruebas, reconocía ayer que la decisión “unilateral” del Ministerio “va a afectar de una forma grave el desarrollo ordinario de lo que queda de curso” en “aspectos tan fundamentales como programación, calendario, promoción o evaluación”. Así lo explicó Rodríguez, quien indicó que la próxima semana se sentarán con los directores para ver cómo “modificar” el curso y tomar “las medidas necesarias” para que el “impacto” de la normativa en el sistema educativo gallego sea “el menor posible”. Pero ese impacto lo notarán en mayor o menor medida unos 95.000 estudiantes y sus familias.

Las familias plantean qué efectos tendrá ese cambio sobre las oportunidades de sus hijos y cómo se reorientará el tiempo que quedaría liberado de pruebas. Desde la Confederación de Anpas Galegas reprochan que Galicia diseñó un curso que finaliza un mes antes, porque iba a haber exámenes extraordinarios en junio, y con las evaluaciones y la organización de currículos pensada para ese mes menos, cuando no va a ser así. Asimismo, desde Confapa Galicia, su presidente, Rogelio Carballo, además de proclamar que no quieren que sus hijos “aprueben por decreto”, añaden que, en el caso de no tener nada que evaluar, confían en que ese tiempo se emplee en “reforzar conocimientos” –aunque, añade, debería ser tarea de todo el curso– y en “tratar de hacer un poco más racional la dejadez hacia el currículo escolar, que es una locura”. “De ahí”, sostiene, intentar que los temarios se den “con un mínimo de tranquilidad” y se repiense el calendario escolar.

María Sío, directora del IES San Tomé, especula con si habrá que “reorganizar” la tercera evaluación y, “sin duda”, “retocar” las programaciones, porque la temporalización de las materias no se va a ajustar a lo estipulado. Reconoce que es una “complicación más” a estas alturas y se pregunta qué pasará también con las pruebas adelantadas en 1º de Bachillerato y que se mantendrían, pero defiende la reforma y considera que podrán con él. Lo mismo que señala Isabel Ruso, presidenta de los directores de instituto gallegos, quien asegura que habrá que “adaptarse sobre la marcha”, pero ve a los profesores capaces y afirma que “no olvidarán” ni al alumnado ni a las familias.

No obstante, Ruso insta a disponer de instrucciones de la Xunta para entrar en más detalles. Lo mismo que Luis Vilán, del IES de Teis, quien concede que se trata de un cambio “de calado” y que para decidir qué hacer primero habrá que ver qué determinan las autoridades y después escuchar a los departamentos y a la comisión de coordinación pedagógica. El cambio normativo, cuenta, llega además en plenas elecciones a los consellos escolares y cuando centros como el suyo gestionan también el plan de digitalización, entre muchos asuntos. “Tarea no falta”. Sobre qué hacer en esos días previstos para pruebas, asegura que en las aulas habrá contenidos, sean o no evaluables. Eva López, directora del IES Valadares, apunta que “lo normal” sería dar “más temario, ampliar el curso”, pero insta a tener más información para decidir.

Sindicatos como Anpe Galicia reclaman ya a la Xunta una mesa sectorial para repensar cómo se organizará el curso. Julio Díaz, su presidente, insta a rediseñar un calendario que “ahora no es real”. “Hay que retomar el fin de curso”, dice, porque cada día cuenta en escolares que vienen de una pandemia. Además, reprueban la “falta de previsión” del Ministerio o que desincentive el “esfuerzo”.

No es el único cambio del real decreto aprobado ayer. La normativa relega la repetición como una alternativa “excepcional” cuando lo demás falla y desvincula del número de suspensos la promoción y la titulación en primaria y ESO, al entenderlas como decisiones colegiadas y dejarlas al equipo docente. En Bachillerato abre la posibilidad de titularse con un suspenso en casos especiales. Pilar Alegría incidió en que se apuesta por la integración de todas las etapas educativas y se pone el foco en la evaluación continua para lograr una “mayor motivación”: “Un paso más”, dijo, para “reforzar la personalización de todos los procesos de aprendizaje”.

claves destacadas

  • Los exámenes de la discordia

    Por primera vez la Xunta adelantó los exámenes de recuperación de ESO a junio, con la oposición de padres, y ahora quedan suprimidos.

  • Una decisión para 95.000 estudiantes

    Aunque no todos precisarían exámenes finales, son un total de 95.000 escolares los que estudian ESO en la comunidad.

  • Un decreto que afecta a la titulación

    No solo suprime pruebas de recuperación. El real decreto convierte en “excepcional” la repetición y desliga pasar de curso de las materias aprobadas.

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