Galicia se queda con 63 plazas MIR vacantes tras perder 60 médicos de familia desde 2021

El cupo sin cubrir es un 60 por ciento superior al que hubo en la convocatoria del año pasado

La comunidad es la cuarta que deja más puestos de formación desiertos

Jóvenes aspirantes a una plaza de formación en el examen MIR.

Jóvenes aspirantes a una plaza de formación en el examen MIR. / Ricardo Grobas

Paula Pérez

Paula Pérez

El déficit de médicos asfixia la Atención Primaria. En solo dos años Galicia perdió 61 facultativos de familia. Solo la llegada de nuevos profesionales puede paliar la saturación de los centros de salud, con demoras medias para conseguir cita que rondan ya los siete días. La comunidad ofrece este año 207 plazas para formar a nuevos especialistas, pero trabajar en los ambulatorios resulta poco atractivo para los futuros doctores. Esto explica que en la adjudicación de plazas de Médico Interno Residente (MIR) quedaran vacantes un tercio de estos puestos: un total de 63.

Es una cifra abultada, que supera en más de un 60 por ciento las plazas que quedaron sin cubrir en la primera convocatoria del año pasado (39). El Ministerio de Sanidad abrirá, en todo caso, ahora un proceso de adjudicación extraordinario para tratar de reducir esas vacantes que ascienden a casi 460 en toda España.

Y una de cada siete plazas sin cubrir en el territorio nacional está en Galicia, que es la cuarta comunidad con más puestos vacíos. Solo la supera Cataluña (98), Castilla y León (81) y Andalucía (64).

En vísperas de que se abriera el proceso de adjudicación para adjudicar las plazas para formar a nuevos médicos, la Consellería de Sanidade promocionó las “ventajas” de formarse en Galicia, entre ellas salarios que oscilan entre los 36.000 euros para un residente de primer año hasta los 51.000 de otro de quinto año.

Pero estos sueldos no resultaron suficientes para cubrir todas las plazas que se ofertaban. Medicina Familiar no resulta atractiva y la prueba es que las plazas en los centros de salud son las últimas en ser elegidas por los futuros médicos que van ocupando los puestos que se ofertan por orden según la nota obtenida en el examen MIR.

Rural

Las plazas situadas en el rural son las de más difícil cobertura. Así, de las 63 vacantes que hay en Galicia, 18 fueron en el área sanitaria de Lugo y otras 13 en la de Ourense. También quedaron sin cubrir 10 puestos de formación en Santiago de Compostela y otros 10 en Pontevedra. En Ferrol no se ocuparon 9 plazas y en Vigo solo quedaron libres tres.

Estas plazas sin cubrir en la formación de residentes se producen en un contexto de déficit de médicos en Atención Primaria que se constata ahora con las cifras que acaba de poner sobre la mesa el Instituto Galego de Estatística (IGE) con datos del Servicio Galego de Saúde.

Antes de la pandemia los centros de salud contaban con 2.608 facultativos de Primaria. Con la crisis sanitaria del COVID se elevaron las cifras hasta los 2.629 profesionales de 2020 y los 2.665 de 2021. Pero, a partir de ese momento, decayó el numero de especialistas en Medicina Familiar. La comunidad dispone ahora de un total de 2.604. Son 61 menos que hace dos años –solo en doce meses la plantilla cayó en 39 doctores–, según las cifras del IGE.

¿Y dónde se perdieron más médicos de familia en estos dos años? Sobre todo en la provincia de Ourense (22 menos). En A Pontevedra hay 15 doctores menos. De hecho, solo Bueu se quedó sin seis facultativos desde 2021 y en la ciudad del Lérez hay otros 10 menos. Sin embargo, Vigo es una de las excepciones, pues captó 8 profesionales más. Mientras, en la provincia de A Coruña la caída fue de 14 médicos de familia y en Lugo, de 10.

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mfamilia W / Hugo Barreiro

Sin embargo, mientras Atención Primaria pierde facultativos en los hospitales aumentan. Según los datos del IGE entre 2019 y 2022 la plantilla de médicos especialistas creció un 50 por ciento hasta los 8.340, aunque el Instituto Galego de Estatística consultará al Sergas para comprobar que este incremento es correcto.

Más consultas pero menos cirugías y menos ingresos hospitalarios que antes de la pandemia

El elevado envejecimiento poblacional de Galicia y el incremento de pacientes con enfermedades crónicas aumenta la demanda de atención sanitaria, pero los avances médicos y tecnológicos y un mayor esfuerzo en la prevención de enfermedades alivia esta presión asistencial. Esto se traduce en un descenso de cirugías e ingresos hospitalarios respecto a la época preCOVID. Sin embargo, hay un aumento de consultas con el especialista.

Según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), publicados ayer, en 2022 se registraron 5.882.431 consultas en el hospital. Fueron casi 84.000 más que en 2019. Sin embargo, frente a esta mayor actividad en el área de consultas se redujeron los ingresos hospitalarios en casi 12.000 en ese mismo periodo. Las altas en los hospitales gallegos bajaron hasta 322.694.

También se hicieron menos operaciones. Si antes de la pandemia la cifra anual de cirugías era de 290.000, tres años después descendieron a 274.273.

Y de forma paralela baja la estancia media en el hospital. Los avances en medicina permiten reducir el tiempo de hospitalización. Así, antes de la pandemia los pacientes se pasaban 7,23 días ingresados. Con el COVID esta cifra se elevó a 7,59, pero desde entonces se ha ido rebajando progresivamente hasta los 7,17 días de 2022.

Con menos ingresos hospitalarios y menos tiempo de estancia se justifica que bajen las camas en funcionamiento en los hospitales. Según los datos del Instituto Galego de Estatística, en los hospitales gallegos hay 9.712 camas instaladas, pero solo están operativas 8.644. Desde 2019 se contabilizan 262 plazas menos en los centros hospitalarios gallegos.

Lo que sí va al alza es el gasto sanitario. A pesar de haber menos ingresos y menos cirugías, el Sergas invierte más. El desembolso en atención hospitalaria creció un 18 por ciento entre 2019 y 2022. Así, cada paciente ingresado cuesta 10.767 euros, casi 2.000 euros más que antes de la pandemia. Otro indicador sanitario que publica el IGE es el dato de defunciones por suicidios. En 2022 se registraron 328, lo que supone un ligero descenso respecto a los 335 del año anterior, pero que incrementa la cifra anterior a la pandemia (296).

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