NELI PILLADO

La televisión y las estrellas Michelín han convertido a la cocina en hobby de culto y a los grandes chefs en gurús incontestables. La afición por los fogones atrae ya a personas de todas las edades y la Diputación de Pontevedra aprovecha la tendencia para unir a las familias, no solo alrededor de la mesa para compartir un buen menú como es tradición, sino también a la hora de elaborarlo. El programa provincial "Tecendo lazos" promueve la convivencia intergeneracional con los talleres culinarios "Coas mans nos pucheiros". El Concello de Nigrán se ha adherido a la iniciativa y el éxito ha sido tal, que se ha visto obligado a repetir el curso para atender la demanda. Más de cincuenta abuelos y nietos y padres e hijos del municipio han disfrutado juntos entre ollas y cucharones en el Colegio de Educación Especial de Panxón. La segunda tanda culmina esta semana y todavía hay lista de espera.

La actividad ha contribuido ha reforzar las relaciones familiares y sociales de los participantes, pero también les ha servido para aprender a cuidar su alimentación y a descubrir sabores de todo el mundo. La nutricionista Patricia Beiro les ha enseñado a elaborar recetas internacionales con productos beneficiosos para la salud. Los talleres se dividen en cinco sesiones de tres horas. "Las dos primeras, teóricas. Aprendemos cómo llevar una dieta equilibrada, a interpretar las etiquetas de los productos y elegir los menos dañinos y a manipular después los alimentos. Las clases van abordan todo un proceso: la compra, la conservación y la preparación", explica la profesional.

Las tres últimas reuniones se centran en la elaboración de los platos. Después de los excesos navideños, los asistentes se esmeraron ayer en preparar humus, guacamole, minipizzas de calabacín, arroz oriental con verduras y champiñones, ensalada griega y hasta postres de frutas con chocolate. Recetas que Lola Misa, su hija Ana, madre de su nieto Manuel, de 9 años, siguieron con atención "para practicar después". "Nos gusta mucho aprender y nos ayudamos en casa. El niño hace tortillas francesas, filetes... , pero yo lo protejo demasiado y temo que se queme", explicaba ayer la abuela.

A su lado, Beatriz Fernández y su madre, Irene Magán, preguntaban sus dudas a la profesora. "Vivimos en la misma vivienda pero los horarios laborales nos impiden cocinar juntas y esta es una oportunidad para compartir experiencias y aprender, ya que en casa hacemos lo de siempre", comentaban.

Entre los alumnos, también hay "cocinillas" como José Manuel Costas y su esposa Luisa Barros, que acuden con su nieta Mar, la que los animó a participar. "La niña quería venir e íbamos a hacerlo también con otros dos nietos, pero como hubo que esperar al segundo turno los niños ya no pudieron estar. Nos encanta cocinar y algunos de estos platos ya los conocemos, pero aquí podemos perfeccionar e intercambiar trucos con los compañeros", señalaban.

Las tardes de cocina han entusiasmado incluso a dos adolescentes que acudieron casi por obligación. A Loli Martín le costó convencer a su hija Vanessa para anotarse juntas, pero finalmente accedió y disfrutan de las clases acompañadas de Yaiza, amiga de la chica. Ambas chicas se mostraban ayer entusiasmadas, especialmente con las frutas con chocolate. "Quería hacer algo diferente con las niñas y he acertado", indicaba la madre.