Cuando se hace la compra de vegetales y de frutas surge muchas veces la duda de dónde deben almacenarse y conservarse. Hay personas a las que no les gusta guardar por ejemplo la fruta en la nevera porque dicen que ésta pierde sabor, que los alimentos apenas saben. Otras guardan todo indistintamente de qué se trate, porque piensan que se conservarán mejor en frío, aunque no siempre es así.

La decana del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA) Lujan Soler explica a Infosalus en este sentido que este lugar de conservación depende un poco de dónde se hayan comprado estos, o por ejemplo de si se tiene espacio o no en el frigorífico.

"A veces nos ocurre que cuando se hace la compra se hace para varios días y no siempre hay espacio en la nevera. También, dependerá de la estación del año en la que se está, no es lo mismo la conservación en invierno que en verano", avisa la especialista en nutrición. De hecho, defiende que en primavera y en verano sí se deberían guardar en la nevera una vez comprados, dadas las elevadas temperaturas de esta época.

Ahora bien, ¿cómo deben guardarse? ¿Hay que conservar el plástico en el que vienen envueltas? ¿Hay que meterlas en el cajón del frigorífico? La también miembro de la Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN) explica que generalmente hay que quitarles el plástico a la hora de conservarlos.

"Hay algunos que vienen con el plástico con agujeros, eso también es para que pueda ventilar más, como es el caso de las zanahorias, por ejemplo. Eso sí, si por lo que sea no se puede quitar el plástico hay que hacer agujeros a las bolsas para que también pueda respirar la verdura o la fruta en cuestión", señala.

Si finalmente se apuesta por guardarla en la nevera, la dietista-nutricionista recomienda hacerlo en la zona inferior del electrodoméstico ya que, generalmente hay cajones destinados a ello. "Muchos tienen cajones y preferentemente se guarda la fruta a un lado, y la verdura en el otro cajón; hay que ponerlas separadas", precisa.

Además, Soler cree que lo ideal es comprar con dos o tres días vista de ser consumidas, si no es posible hacer la compra en el día, para no olvidarnos de ellas y que éstas empiecen a desarrollar moho y lleguen a contaminar el resto de vegetales o de frutas que se tengan.

Asimismo, la decana de CODINMA ve bueno que, sabiendo lo que se va a comer con antelación, se deje reposar la pieza de fruta antes de tomarla como postre, y ésta no se saque del refrigerador justo antes de comerse. De esta forma asegura que se potencia el sabor de la fruta, que puede camuflarse tras días en el frigorífico.

¿Y si la fruta no se termina?

Igualmente, sugiere que si por lo que sea se trocea la fruta y no se termina, ésta no tiene por qué tirarse a la basura. Bastaría, según asegura, con echar unas gotitas de limón y meter los restos de la pieza de fruta en una bolsa, especialmente en el caso de frutas que se oxidan fácilmente como la pera, el plátano o la manzana.

Igualmente, considera imprescindible que, al menos una vez por semana, se puedan lavar bien los cajones del frigorífico porque siempre quedan restos de alimentos que ensucian y que pueden favorecer el desarrollo de microbios.

"Lo mejor sería poder comprar lo que se va a consumir en ese día, o en los dos o tres siguientes. Pero si la temperatura ambiente es alta, ese producto puede degradarse y es más peligroso que quede fuera de la nevera, que si se esto se hiciera en invierno o en otoño", agrega.

Si se compra congelado, Soler indica que evidentemente se debe meter en el congelador y cuando vaya a usarse se cocine al gusto, ya sea al vapor, o en microondas, o en sartén, por ejemplo. "Se saca y se prepara. No es recomendable que en ciertas verduras o frutas se pase del congelador a la nevera, sino que directamente del congelador ya se preparen", precisa. A pesar de todo, la decana de CODINMA destaca que siempre lo ideal son las frutas y las verduras del día, que éstas sean frescas y que no estén envasadas.