En 1945, Percy Spencer estaba investigando posibles formas de mejorar el funcionamiento del radar en una empresa militar. Trabajaba rodeado de magnetrones (energía electromagnética en forma de microondas) cuando un día se dio cuenta de que la barrita de chocolate que llevaba en el bolsillo se estaba derritiendo mientras se encontraba delante del magnetrón.

En ese instante había descubierto que la exposición a microondas electromagnéticas de baja intensidad calentaba los alimentos. Y es así, por accidente, como surgió el invento que supondría una revolución en las cocinas domésticas.

Aun así, hoy en día muchas personas desconocen los peligros que este aparato puede suponer si se hace un mal uso del mismo. En este artículo te mostramos una serie de alimentos y objetos que no deberías meter jamás en el microondas, aprendiendo a hacer un uso responsable de él.

Huevos

Los huevos duros pueden explotar si se calientan en el microondas. Foto: Getty Images

El huevo duro es uno de los principales causantes de los accidentes generados con este aparato. Al calentarlo en el microondas se generan pequeñas bolsas de agua dentro de la yema, lo que hace que estas se sobrecalienten muy por encima de la temperatura normal de ebullición. Cuando las bolsas sobrecalentadas se pinchan, o se muerden como en el caso que os comentamos más abajo, acaban explotando.

En Estados Unidos, un hombre sufrió un grave accidente como consecuencia de este error. Se encontraba en un restaurante para comer unos ricos huevos cocidos, sin embargo uno de ellos explotó en su boca, lo que le ocasionó graves quemaduras y daños en el oído, por lo que no lo dudó ni un segundo y demandó al restaurante pues afirmaba que el huevo había sido calentado en el microondas.

Leche y mantequilla

La leche y la mantequilla pierden nutrientes en el microondas. Foto: Getty Images

Cuando derretimos mantequilla en el microondas estamos haciendo que pierdan su valor proteico. Esto se debe a que el calor que proyecta el aparato no es el más adecuado para estos alimentos.

Por su parte, la leche calentada en el micro pierde la mitad de los nutrientes que normalmente nos proporciona y, además, se elimina por completo la vitamina B12.

Frutas y verduras

Los microondas también acaban con las propiedades de frutas y verduras. Foto: Getty Images

Alimentos como el ajo, el brócoli o el maíz son algunos de los que podríamos plantearnos calentar en el microondas. No obstante, esta acción es bastante perjudicial, ya que pierden multitud de propiedades y nutrientes.

En el caso del maíz, la mejor opción para consumirlo es cocerlo en una olla, ya que si lo haces de otra manera, éste perderá el 35% de su capacidad para combatir los radicales libres.

El brócoll, perdería el 97% de sus propiedades antioxidantes, un porcentaje que no deberíamos pasar por alto. Y finalmente, calentar el ajo inactiva por completo la alinasa, el ingrediente que hace que este producto sea anticancerígeno.

Palomitas

Las bolsas de palomitas para microondas contienen un sustancia que puede resultar perjudicial. Foto: Getty Images

Decir que las palomitas no deben introducirse en el microondas es una afirmación que sorprendería a cualquiera. No obstante, la razón tiene que ver con su envoltorio.

Las bolsas que las contienen suelen llevar ácido perfluorooctanoico, también conocido como C-8, una sustancia indestructible que si se acumula en el organismo puede llegar a causar cáncer, esterilidad y problemas en el hígado, entre otras enfermedades.

Carnes procesadas

El microondas puede convertir en peligrosas algunas sustancias de los embutidos. Foto: Getty Images

Salchichas, chorizo, bacon, fiambres, hamburguesas preparadas... todos estos manjares llevan conservantes y otras sustancias químicas que prolongan su fecha de caducidad. Lo que se sabe menos es que el microondas puede volver tóxicas estas mismas sustancias.

Los conservantes que se usan para preservar la carne pueden volverse aún peores para la salud. La exposición a la radiación del microondas contribuye a la formación de productos de oxidación de colesterol (COPs) y esto puede llegar a perjudicar las arterias.

Recipientes de comida a domicilio

La comida a domicilio conviene calentarla en un plato normal. Foto: Getty Images

A no ser que el recipiente indique que es apto para microondas, conviene calentar la comida en un plato normal. Y es que, independientemente del material con el que esté fabricado el recipiente (plástico, cartón o papel), existe la posibilidad de que los gases tóxicos que estos puedan emitir quemen el propio envase.

En el caso de que se traten de recipientes aptos para este aparato, debemos asegurarnos de que nunca metemos en el electrodoméstico las tapas con base de aluminio, y evitar los papeles o cartones con dibujos. La tinta podría evaporarse y mezclarse con la comida.

Recipiente de espuma de poliestireno

Los envases de poliestireno emiten toxinas al calentarse. Foto: Getty Images

El poliestireno es un tipo de plástico moldeado que se usa en la fabricación de multitud de objetos como platos, vasos o elementos para envases. Sin embargo, los expertos afirman que calentar el poliestireno emite toxinas que pueden causar enfermedades y arruinar la comida.

El calor del microondas puede causar una reacción en el plástico de poliestireno. Su punto de fusión es más bajo que el de los líquidos. Esto significa que lo más probable es que se derrita.

Tuppers

Los tupper pueden trasladar a la comida ciertos componentes si se meten en el microondas. Foto: Getty Images

El foco está puesto, principalmente, en dos componentes ampliamente usados a la hora de fabricar recipientes de plástico: el bisfenol A y los ftalatos. El primero se usa para que el plástico sea duro y ´transparente', mientras que el segundo se añade para que el plástico sea suave y flexible.

Ambas sustancias están consideradas como disruptores endocrinos, lo que significa que pueden mimetizar el comportamiento de ciertas hormonas humanas y, lamentablemente, no para bien.

Así pues, se cree que cuando la comida está envuelta en plástico o en un recipiente de este material y se calienta en el microondas, el BPA y los ftalatos pueden migrar hacia la comida que después nosotros ingeriremos. Asimismo, se cree que esta migración es más importante cuando se calienta alimentos grasos como la carne o el queso.