El olor, el sabor y la textura del pollo asado enamoran a muchos comensales. Se trata de uno de los platos más preparados en algunos hogares, por lo que conviene evitar una serie de errores muy recurrentes a la hora de cocinarlo. Si quieres degustar un pollo asado exquisito, apúntate los siguientes consejos.

Sacarlo antes de la nevera

Si tienes pensado preparar pollo asado es fundamental que lo saques un tiempo antes de la nevera. Lo recomendable es tenerlo a temperatura durante, aproximadamente, una hora. Con este paso tan sencillo evitarás el contraste de temperaturas entre el frío del frigorífico y el calor del horno.

Lavado del pollo

Son muchas las personas que lavan el pollo con agua antes de cocinarlo. Incluso hay quienes le quitan la piel. Pues bien, estos pasos lejos de ayudar a la higiene de la pieza, lo que hacen es favorecer la aparición de bacterias. La piel sirve de protección y el contacto con el agua puede propiciar la creación de microorganismos.

Condimentar el pollo

El momento del sazonado del pollo asado es un paso fundamental para el resultado final. Se recomienda rociarlo con aceite de oliva y añadir después la sal. La pimienta es mejor ponerla una vez saquemos el pollo asado del horno, para evitar que ésta se queme durante el horneado.

Horneado

Lo ideal es que el horno esté precalentado a 150 grados. Con esa temperatura llevaremos a cabo el horneado del pollo asado. Lo ideal será subir la temperatura hasta 180 grados en los últimos momentos para así darle el último toque.

Lo más importante durante esta etapa es intentar no abrir la puerta del horno, ya que ese gesto puede jugar una mala pasada en el resultado final.